Epílogo

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*Imagen de Kelly Jhonnson*

Hora: 01:56 am.

- El comportamiento de un psicópata resulta ser un patrón recurrente de compra o eliminación de todo aquel al que consideran un adversario u obstáculo para sus planes. De acuerdo con Steven Egger, un asesinato serial se define por la siguiente características... - Dijo Kelly antes de empezar a enumerar.

1º Un mínimo de tres a cinco víctimas, con un período de tiempo entre un crimen y el siguiente.

2º El asesino no tiene relación con las víctimas. Aparentemente, el crimen ocurre al azar o sin conexión con los otros.

3º Los asesinatos reflejan el sadismo del criminal, y su necesidad de tomar el control de la víctima.

4º Raramente el asesino obtiene una ganancia material, el motivo siempre es de orden psicológico.

5º Las víctimas tienen un valor "simbólico" para el asesino, esto se entiende tras ver que hay un método específico para matar.

6º El asesino casi siempre escoge víctimas vulnerables, tales como prostitutas, niños, mujeres indefensas, etc.

- Pero esa última se salen de los esquemas, no ha cogido a nadie débil, al contrario - Dijo Mark con el ceño fruncido - Cheril era débil, pero con el dinero que tenía en su poder podía haber ido contra él de todas las formas jurídicas que existen, Rachel tenía una personalidad fuerte, Roy era un tipo duro como yo, pocas personas se atreverían a enfrentarse a nosotros y Richard y tú con vuestra inteligencia podríais haberlo destapado todo esto en cuestión de horas - Kelly sonrió levemente al escuchar eso último.

- Entonces la última característica cambia a un reto personal - Dijo con seriedad.

- Puto enfermo... - Susurró sentado sobre la mesilla del salón - ¿Y si intentamos dialogar con él? - Propuso.

- No se dejan comprometer con prebendas, dinero, puestos, ascensos, a cambio de "ser un buen chico y no matarnos". A diferencia de otros muchos que "tienen su precio", no se pueden corromper mediante dinero, ni cargos o promociones - Explicó Kelly pensativa.

- Entonces estamos jodidos - Suspiró pasándose ambas manos por el rostro con desesperación - ,y en caso de que queramos huir yo no puedo correr - Miró su pierna con lastima, antes de fruncir el ceño extrañado - Lo que no entiendo es por qué no me ha matado y a apuntado a la pierna - Dijo confuso.

- Porque quiere que el juego continúe - Dijo mirando el reloj que se encontraba en una de las paredes.

- Pues nosotros lo terminaremos - Se incorporó con un pequeño gruñido e intentó andar por su cuenta, y aunque se estuviera muriendo de dolor, continuó andando hasta la habitación donde se encontraba Richard aún colgado.

- ¿Qué buscas? - Preguntó Kelly tras él.

- Algo con lo que pueda romper el cerrojo de la puerta de la cocina, es algo antigua, tenemos que probar - Kelly buscó con él algo que les sirviera, hasta que Mark tomó la barra de metal que sujetaba las cortinas del ventanal - Vamos - Dijo el rubio volviendo al salón con Kelly siguiéndole el paso de cerca.

Ambos fueron a la puerta trasera de la cocina y se turnaron para dar numerosos golpes a la manilla para romper la cerradura, incluso intentaron romper la ventana, pero eso fue inútil, ya que era antiroturas. Mark elevó la barra de metal y la dejó caer con todas sus fuerzas sobre la manilla, pero no se partía. De repente, el timbre de la casa sonó, haciendo que ambos se quedarán paralizados, hasta que se escuchó como se abría un cerrojo; la de la puerta principal. Mark miró a Kelly de reojo, la tomó de la mano y la guió como pudo hasta el lobby, viendo la puerta principal semiabierta.

- ¿Qué cojones? - Susurró el rubio mirando a su alrededor.

- ¿Nos dejó libres? - Susurró Kelly confusa.

Mark se acercó hasta la puerta con precaución, la abrió despacio, viendo su coche a unos pocos metros de él. Kelly se paró a su lado con el ceño fruncido; extrañada. Mark se giró hacia ella y la abrazó con una amplia sonrisa, pero ella no parecía feliz.

- ¡Se acabó el juego! - Dijo él con emoción.

- Todo es muy raro - Dijo con desconfianza la castaña.

- No es momento para pensar, vamos - La tomó de la mano, pero ella se quedó a tres pasos de la puerta, sin querer salir - Kelly - Mark la tomó con ternura el rostro para que lo mirara a los ojos, notando la desconfianza que transmitía - Es la única salida, hay que intentarlo - Besó su frente para intentar calmarla, pero notó algo a su espalda, algo afilado traspasando sus costillas - ¿Kelly? - Dijo con la boca llena de sangre, pero la castaña miraba a su espalda con sorpresa.

- Uhh - Dijo el peli negro con una sonrisa al ver caer al rubio al suelo mientras se ahogaba con su propia sangre; le había perforado ambos pulmones - ¿Algo que decir? - Le dio la oportunidad de hablar, pero al ver que no podía decir nada se rió sonoramente, haciendo eco en la casa.

Mark miró a Kelly, quien se encontraba en el mismo sitio mirando al pelinegro en un estado de shock, sin saber qué hacer o cómo reaccionar ante esa situación. El rubio alzó la mano hacia ella, llamando su atención, quería decirle que huyera, que no se preocupara por él; debía escapar de aquel infierno. Los ojos de Mark se fueron volviendo borrosos, el sentimiento de dolor había desaparecido y sustituído por frío. Sus ojos azules no se apartaron de los de Kelly, pero antes de que dejara escapar su último suspiro, percibió como se le dibujaba en el rostro una sonrisa de satisfacción.

Roy se acercó a la castaña con una de las navajas en la mano y se la pasó delicadamente por el rostro, manchandola con la sangre de Mark, provocando que sus ojos color miel brillaran de emoción. Lentamente se acercó a ella con una sonrisa de medio lado que enamoraría a cualquiera y la dio un tierno beso que duró apenas unos segundos.

- Improvisaste - Dijo Kelly con el ceño fruncido - Hiciste trampas.

- Cariño, nunca seguimos las reglas que ponemos sobre el otro - Dijo con ternura repasando su bello rostro - Salvo por el tiempo, me diste el reto de 6 horas - Dijo mirando su reloj de muñeca - Son la una y cuarto de la madrugada, y podría haberlo matado mucho antes, en vez de dejarlo cojo, pero me estaba divirtiendo mucho - Sus ojos se oscurecieron hasta volverse completamente negros - Hasta que ese imbécil te tocó y te besó - Pasó su dedo pulgar por su frente, intentando borrar aquel beso que había mancillado a su propiedad.

Nadie podía tocarla salvo él.

- Está bien, cariño - Sonrió ella posando su delicada mano sobre su mejilla para tranquilizarlo - Ganaste - Dijo la palabra que tanto amaba escuchar de ella, haciéndole sonreír ampliamente.

- Me podría haber sobrado una hora - Alardeó tomándola de la mano y sacándola de aquella casa destartalada, guiandole hasta su moto.

- Te sobrarían quince minutos - Lo corrigió con una pequeña sonrisa.

- Contradiciéndome. No esperaba menos... - Sonrió Roy subiéndose a la moto y sacando su móvil con despreocupación - ¿Quieres hacer los honores? - Le tendió el teléfono, donde pulsó un botón gris, activando el gas y el fuego de la cocina.

- Boom - Dijo al mismo tiempo que sonó la explosión, provocando que se quemara todo el interior - ¿Y qué pasa con los coches? - Preguntó subiendo tras él.

- Jerry se encargara de ellos, así se sacará algo de dinero vendiendolos, o al menos con algunos - Dijo mirando el coche de Richard, que no valía para nada - ¿Y bien? - La miró por encima del hombro.

- Me apetece volver a la ciudad e ir a tomar algo, ¿qué te parece? - Apoyó la barbilla sobre su hombro.

- No podría rechazar una cita tuya - Bromeó, haciéndola reír. Arrancó la moto y la giró sin ninguna prisa para salir a la carretera.

- ¿Cuándo será la próxima apuesta? - Preguntó ella.

- Pronto, cariño. Muy pronto...

FIN

6 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora