Hoy comprobé de nuevo, el cómo cambias el juego. Me despojas de mis ropas para recorrer mi piel, y así, a bases de suspiros, en tus brazos pueda desfallecer.
Tus manos bailan por todo mi cuerpo, explorando lugares que me hacen estremecer. El aliento en mi cuello, mis dedos en tu cabello, tocas los lugares correctos y el Nirvana encuentro.
La calidez de cada beso aumenta el deseo cuando al bajar por el medio de mis senos, marcas el rumbo hacia el Infierno. Me pierdo, te pierdes y nos convertimos en un manojo de nervios. Explotó y floto... solo somos cuatro manos y dos cuerpos cedientos, mientras al compás de los gemidos, con fervor nos sostenemos.
Ya nadie gana, nadie pierde. No hay salvación para nuestros corazones. La guerra celestial fue increíblemente destructora y nosotros sufrimos, entre roces y nombres, el precio de su fuerza
En silencio ruego para que termines con tus juegos previos; saber las reglas del tablero me hacen desear que caigas primero, porque en esta trampa mortal...hay muchas cosas en juego.
Solo espero que te rindas, antes de que te des cuenta de que hoy... Hoy te entregue, no solo la victoria de haberme corrompido, sino que, junto a la sonrisa en forma de satisfacción que te dediqué, también dejé mi alma descubierta, alojándote inconcientemente dentro.
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