Capítulo I

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Abril 12 

Adoro los días por la mañana, el cantar de los pájaros, mis piernas rozando las sábanas y siendo inundadas por el frescor que la noche dejó, tomando mi café y viendo las vistas del reino. 

Son de las mejores sensaciones, el resto del día no, no son más que reuniones, ir de aquí para allá, entrenamientos y clases. 

Hoy es miércoles, me levanto a las siete de la mañana y me visto con el uniforme de clase. Una falda negra, una camisa blanca, mi chaqueta roja y unas deportivas blancas, metí en mi mochila una camisa de repuesto, los libros y bajé al primer piso donde estaban mis padres que me recibieron con un café calentito y unas galletas. 

-¿Preparada para el primer día de clases? 

Dijo mi madre dándome un delicado beso en la sien. Asentí, dándola una sonrisa y saliendo por la puerta, no pude empezar las clases en febrero por temas de reuniones con mi familia, así que estoy entusiasmada por volver a ver a mis amigos y estudiar. 

Me dirigí al acantilado donde me quité la chaqueta, la guardé y cerré mis ojos dejándome caer, al instante unas alas grandes, pero no tanto como para ser incómodas y en degradado de negro a gris salieron de mi espalda, desgarrando mi camisa e impulsándome hacia arriba, recogí mis cosas y volé hasta el instituto que está en las afueras del reino. 

Allí guardé mis alas y me reuní con Bastian y Saúl; mis primos, Sky; mi mejor amiga y Sara, que no sé cómo catalogarla. 

-Anda, si tenemos aquí a la desaparecida, ¿Qué tal prima? 

Dijo Saúl rodeándome con el brazo y con su puño revolviéndome el pelo, los demás nos siguieron hasta dentro y cada uno se fue a su clase. Bastian y yo estamos en el último curso, lo que significa que en unos cinco meses nos graduamos y yo todavía no se ni que tema estamos dando. 

-Tss, luego pásame todos tus apuntes  

Le susurré a Bastian, este me respondió negando con la cabeza, divertido y poniendo atención a la profesora que acababa de entrar. 

Después de cinco horas de clase, salí exhausta por la puerta principal, había quedado con Sky a la salida, la esperé cinco minutos y al rato la vi aparecer con su mata de pelo castaño y rizado, su piel morena y sus ojos aceituna, muchos chicos van detrás de ella y con razón, tiene un cuerpo espectacular a pesar de ser algo bajita, pero ella no está interesada en los chicos, su mate es una mujer, Sara. 

-Hey - Esta me abrazó -¿Vamos a ir volando? 

Asentí y saqué mis alas, las de mi amiga eran blancas como el cuarzo. 

-¡Oye esperadme, Lúa! 

Me giré y vi a un chico delgadito, de cabello rubio y largo, ojos marrones y una hermosa sonrisa que se aproximaba hacia nosotras 

-Hola Jack  

-Hola, ¿Me lleváis a casa? Ya que os habéis puesto modo diablo y esas cosas, sin ánimo de ofender eh, que me caéis muy bien, pero yo solo lo decía de broma 

-Si hijo mío, te llevamos  

En realidad, a Jack es al único al que puedo llevar en la espalda porque ocupa y pesa poco, él es un humano, una familia del reino le encontró cuando era un bebé en el bosque, desde entonces ha crecido con nosotros y se ha acostumbrado a nuestras cosas. Es mi mejor amigo. 

Ultima luna de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora