Prólogo

16 4 2
                                    

Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que
transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.

Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo.

Entonces entendí que realmente somos amigos.
Hice lo que todo amigo:
Oré... y le agradecí a Dios por ti.

Gracias por ser mi amigo.

J. L. Borges, "A UN AMIGO"

Ser la nueva el una escuela es duro.

Más duro si eres chica y tienes cinco años.

Más aun si eres tímida.

Ese era el caso de Lyz, una niña de pelo castaño y ojos del mismo color.

Usaba una camisa blanca, el pelo suelto, una pollera azul marino y un chaleco de lana amarilla.

Usaba una camisa blanca, el pelo suelto, una pollera azul marino y un chaleco de lana amarilla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ella se había mudado por primera vez en su vida. Y a Japón, nada menos.

Estaba sola, en el jardín de niños, mirando como los otros chicos se divertían. Quería acercarse, pero no se animaba.

Entonces vio a tres chicos. Uno de ellos empujaba al otro. Se acerco, curiosa.

Era un juego. Pero el niño no se movía ni un centímetro y sostenía al otro con la mano. El otro no cesaba de empujar. El tercero, miraba.

El peliazul, que empujaba, lo logro mover un poquito. Él se corrió y el niño termino encima del albino, que miraba. 

–Eso no lo vi venir –dijo el albino –

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Eso no lo vi venir –dijo el albino –. Valt, creo que atacaste al equivocado.

El empujado se rio. El albino, también. El peliazul se enojo.

–¡No es gracioso! –Grito.

Lyz no pudo evitar reír.

–Sí, lo es –se le escapó.

Y los tres la miraron.

Lyz se murió de vergüenza. Se ruborizo.

–¿Qué dijiste? –Dijo el peliazul.

–Nada... –dijo la niña y se fue corriendo.

–¡Espera! –Dijo el albino y salió detrás de ella, dejando sorprendidos a sus mejores amigos.

La encontró, sentada en un banco. Se sentó a su lado.

–No quisimos asustarte...

La niña estaba triste.

–Lo se...

–¿Puedo ayudarte?

–Es mi primera ve en un colegio nuevo –admitió, feliz de que alguien la escuchara –y me da miedo. No puedo acercarme a la gente ni preguntar si quieren ser mis amigos. Je me sens très seul et je ne peux pas parler. Si je pouvais juste m'avancer et dire : voulez-vous être mes amis ?

–Entonces, ¿puede ser la gente quien se te acerque y te pregunte si quieres ser su amiga? –Preguntó el albino.

–¿A que tu veux dire?

El niño se ruborizo.

–¿Cómo te llamas?

–Lyz.

–Lyz... –susurro el albino, sonrojándose más –¿qui... quieres ser... ser mi amiga? Me llamo Shu.

Le toco a Lyz ruborizarse. Lo abrazo con tanta fuerza que parecía que le rompería las costillas.

–¡Sí! –Dijo, feliz. Se dio cuenta de lo que hacia y lo soltó, avergonzada –lo siento.

–No hay porque. ¿Vamos con los chicos? Ellos pueden ser tus amigos también.

Unos años más tarde, ya eran mayores, pero seguían siendo amigos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Unos años más tarde, ya eran mayores, pero seguían siendo amigos. Mejores amigos.

–Lyz... –susurro el muchacho.

–¿Sí, Shu?

La miro fijamente y sonrió. A ella le gustaba que sonriera.

–Gracias por ser mi amiga.

–Gracias a ti. Fuiste mon premier ami.

–Pero, en serio –dijo él y le colocó las manos en sus hombros –. Gracias por apareser en mi vida.

Ella lo abrazó.

–Gracias por cambiar la mía pour toujours, Shu.

Solo tus pensamientos | Shyz (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora