R U MINE?

Capítulo VIII

Sugerencia musical para el capítulo: Think I'm Crazy- Two Feet.

Dos días después.
The Boat (El Bote), cerca de Downtown, Vancouver.

El sol estaba poniéndose, dejando un hermoso espectáculo de colores cálidos en el cielo de aquella hermosa ciudad.

Alrededor de cincuenta jóvenes estaban reunidos en aquel parque. Unos hacían maniobras en las extensas rampas de skate, otros esperaban su turno para tatuarse en el estudio que había en el lugar, y otros, como María José y su mejor amigo, estaban sentados conversando y disfrutando de la música que se reproducía en los altavoces, amenizando todo el lugar.

-¡¿Qué hiciste qué?!- gritó con sorpresa Nicky, mirando a su amiga con cara de espanto.

-Ya escuchaste lo que dije, no me hagas repetirlo.- le dijo y tomó un trago de su Monster, su inseparable bebida favorita.

-No jodas, MJ. Te dejo dos días, y cuando regreso me entero de que te tiraste a...- la chica dio un golpe en su cabeza, impidiendo que completara esa frase.

-Habla bajo, idiota.

-¿En serio te acostaste con Daniela?- susurró cerca de su oído. A lo que la chica asintió- Eres mi maldito ídolo.

-Lo peor es que no me puedo sacar ese momento de mi cabeza.- sus ojos se cerraron por dos segundos al pensar en la pianista- Su boca, su piel, su voz... Todo en esa mujer es jodidamente perfecto.

-Créeme que lo se. Hasta yo follaría con ella si pudiera.-

-¿En serio?- le preguntó con sorpresa su amiga.

-No.- los dos comenzaron a reír- Mi hermosa boca no tocará una vagina nunca.- dijo con una mueca de asco.

-No sabes el manjar que te estás perdiendo.- la chica mordió su labio al decir esto.

-¿Te he dicho lo repugnante que eres?-

-Sí, muchas veces.- dijo riendo.

-Bueno, no nos desviemos del tema. ¿Fue bueno el sexo con Daniela Rishnikova?- le preguntó susurrando nuevamente.

-No te imaginas cuanto, ricitos.- automáticamente los recuerdos de aquella noche invadieron su mente.

Flashback, dos noches atrás.
En el Teatro Orpheum.

Todo en aquel teatro parecía pacífico. Los trabajadores del lugar iban y venían, encargándose de dejar organizado todo antes de terminar su jornada laboral.

Pero en el interior del camerino de la reconocida pianista procedente de Rusia, había de todo menos paz.

El pequeño lugar se había visto envuelto en gemidos y gritos ocasionados por el placer que estaban experimentando aquellos dos cuerpos femeninos sudorosos.

La chica mas joven se había encargado de deshacerse de la ropa interior de la castaña, pero aún llevaba su sensual vestido blanco.

Daniela estaba sentada en la mesa de maquillaje, mientras María José estaba de rodillas frente a ella, sosteniendo sus piernas en sus hombros, y devorando su intimidad con su boca.

-Oh... mierda, justo así.- decía la mujer castaña casi sin aliento, sintiendo su orgasmo cada vez más cerca.

La sonrisa de la mas joven se hizo presente al sentir como Daniela se corría en su boca. Su ego se había multiplicado al ver que le había dado un muy buen orgasmo a semejante mujerón en tan poco tiempo.