¿Qᴜᴇ́ ʟᴇ ᴘᴀsᴏ́ ᴀ Wᴇɪ Yɪɴɢ? [TERMINADA]

Episodio I : Cartas

Wei WuXian estaba cansando. Tan cansado.

Cansado de fingir sonreír. Cansado de los abusos de Madam Yu. Cansado de ser el objetivo de celos de su shidi. Cansado de la indiferencia del tío Jiang con su sufrimiento. Cansado de tener que aparentar estar bien con Shijie. Cansando de ser el centro de los rumores. Cansado de ser menospreciado.

Quería acabar con todo de una vez por todas, por eso, decidió que ya era momento de tomar una muy importante decisión en su vida. Tal vez, de esa forma todo mal que ha hecho, según la Señora Yu, se curen con su ausencia.

Nadie veía su sufrimiento, solo una persona fue capaz de ver más allá de su máscara sonriente. Además de él, jamás se preocuparon de si estaba o no bien en realidad. Nunca preguntaron por su alegría, no se preocuparon por sus sentimientos. ¿Acaso él deseó haber llegado a ese mundo? ¿Por qué las cosas terminaron de esa manera? Wei WuXian sólo quería ser feliz, perdurar en nombre de sus padres que le dieron la vida. Sin embargo, las circunstancias no estaban a favor de que continuara.

Pensó en todos los momentos de alegría sincera que tuvo durante los últimos tiempos. Aunque fueran pocas las veces, al menos eran lindos recuerdos que llevaría siempre en su corazón. Se preguntaba si en el mundo de los muertos, esos recuerdos los seguirán a donde vaya.

Espera que no, o sería demasiado doloroso para soportarlo.

Optó por no seguir pensando en ello, centrándose en sus próximos planes. Había esperado a que la Secta completa se fueran a descansar para iniciar. Limpió cada rincón de su habitación, guardando lo más importante dentro de una bolsa qiankun. Tal vez les obsequie sus inventos e investigaciones a alguien, quien sabe. Porque a donde él va, no los necesitará.

Una vez que hubo acabado de hacer todo lo que tenía en mente, Wei WuXian escribió cartas. Una carta para cada persona con quien deseaba disculparse desde el corazón. Una carta que expresaría al menos, un poco los sentimientos que estaban atormentándolo internamente antes de dejarlos.

Mientras la luna estaba en la cúspide, Wei Ying, de cortesía WuXian; tomó su espada y pocas pertenencias abandonando la que fue su habitación los últimos seis años, dejando su campanilla de claridad sobre su cama junto a los sobres de las cartas que había escrito.

Miró por última vez la Secta que lo acogió, y salió de Muelle de Loto montando a Suibian bajo la resplandeciente y fría noche iluminada por las estrellas.

Una solitaria lágrimas se deslizó por su mejilla, representando la única liberación que tanto anheló durante años.

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La mañana llegó a Yunmeng. Como suele ser cada día, los discípulos ya estaban en pie a las seis de la mañana para iniciar sus rutinas. Ellos alegremente comenzaron sus ejercicios de calentamiento, mientras la servidumbre emprendió sus labores.

A las siete las cocineras tenían ya listo el desayuno, esperando que cada quien llegar al comedor para tomarlo. Por su parte, los miembros del Clan poco a poco iban reuniéndose en su salón familiar como suele ser; solo que, la paz de pronto se vio interrumpida cuando el heredero de YunmengJiang llegó con lágrimas en sus ojos y una expresión de desolación gritando que Wei WuXian, el discípulo principal de la Secta Jiang había desaparecido dejando su campanilla de claridad junto a varias cartas a nombre de distintas personas.

—Cálmate A-Cheng, ¿estás seguro de que no está por ningún lado? —preguntó con preocupación el Líder Jiang, que incluso contando con aquellas cartas se negaba a creer que en realidad su hijo adoptivo se había marchado— puede que A-Ying haya salido a cazar. Tú sabes cómo es...