Tres: ¿Sabes pelear?

143 17 4
                                    

Si algo he aprendido de mi padre y el equipo, es que nunca se huye de una pelea. Antes de Asgard, yo hubiera dicho que no, pero no dudé ni por un momento. Disfrutaba la idea de poder pelear contra el Capitán América. Comencé a caminar hacia el elevador a lado de Steve y subimos. El elevador se detuvo en el área de comida y Nat entró en él sonriendo y sin decir una sola palabra. Era como si no le extrañara en lo más mínimo que yo estuviera ahí, lo cual me hizo sentir normal. Llevaba un plato con un sandwich de crema de maní en las manos. Llegamos al área de recreación, que era dónde se encontraban también las salas de entrenamiento. Nat nos siguió hasta allá, como si supiera exactamente a dónde y a qué íbamos. Así que mi mente comenzó a dar vueltas.

Loki me había enseñado a pelear, aunque jamás como ellos dos. La lucha mano a mano no era exactamente mi especialidad, pero lo era todo para ellos. Comencé a preguntarme si era buena idea mostrarles mis poderes o seguir el consejo de Tony. No iba a pelear sucio con el mejor soldado de la historia, sentía que era una falta de respeto. Sin embargo, me estaban probando y si realmente quería estar ahí tenía que mostrarles mi potencial por completo. Yo era un buen elemento para el equipo y lo sabía. Entramos a una sala, que se parecía mucho al lugar donde entrenaba con Loki. De hecho, era casi idéntico. Nat se quitó la chamarra y se sentó en una banca.

Comencé a tronarme las extremidades, que era lo que podía hacer en vez de calentar, ya que mis huesos estaban contraídos todo el tiempo. Llevaba un suéter verde y debajo tenía una blusa blanca pegada, así que me quité el suéter y lo dejé a lado de la chamarra de Nat. No pasaron más de dos segundos cuando vi a Thor entrar con Clint a su lado. De verdad iba a ser una prueba y no pensaba hacer el ridículo, así que tendría que usar mis poderes. Ya todos llevaban ropa de calle, lo que los hacía ver menos ridículos. Era extraño para mí verlos sin sus trajes y ver a Thor sin su martillo.

—Espero que no te pateen el trasero Steve— dijo Nat recargándose en el respaldo de la banca, donde ahora se encontraban sentados todos los demás. Steve seguía preparándose y se cambiaba los zapatos por unos más cómodos, ni siquiera se molestó en voltear a verla. Clint sonrió y sacó su billetera del bolsillo.

—Diez dólares a que Steve terminará en el suelo— Nat se llevó un bocado del emparedado a la boca y esbozó una sonrisa. Tragó el bocado y se cubrió la boca con una mano.

—Veinte a que se levantará y dirá que puede hacer esto todo el día— todos rieron, yo le sonreí y Clint aceptó. Nat me volteó a ver y me guiñó un ojo. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, porque no quería herir a Steve. La apuesta no debía de interferir en mi forma de pelear, tenía que ser imparcial y no intentar quedar bien con alguno de ellos. Al final, todos estaban intentando ser amables conmigo. Nat dejo su billetera a lado de la de Clint.

—Muy graciosa Romanoff— le contestó Steve levantándose para colocarse frente a mí. Puso los puños en alto y comenzamos a caminar dando vueltas mientras yo colocaba mis palmas abiertas frente a mi pecho.

—¿Hay reglas?— pregunté alzando una ceja antes de que comenzara.

—Solo una— alzó una ceja imitando mi gesto —No herirnos fuertemente— terminó y al instante se abalanzó sobre mí, pero acababa de permitirme hacer lo que quisiera, así que le sonreí y me teletransporté detrás suyo. Había lanzado un golpe hacia mí y su brazo se había quedado en el aire. Se enderezó y volteo a verme confundido —Supongo que te referías a esa clase de reglas— alcé los hombros en respuesta y sonrió negando con la cabeza. La verdad ni siquiera tuve oportunidad de ver las reacciones de los demás, pero supuse que también estaban sorprendidos.

Se volvió a abalanzar hacia mi lanzando golpe tras golpe y comencé a detenerlo lentamente con mis poderes y solo caminaba hacia atrás. Cuando comenzó a lanzar golpes más fuertes, sentí su energía y apliqué un truco nuevo que había aprendido unas semanas atrás. Usé la energía de su golpe y la utilicé en su contra dándole un golpe en la cara, que hizo que se abalanzara hacia atrás. Se enfadó un poco, porque se lanzó con más furia hacia mí, así que hice el mismo truco una y otra vez, hasta que me cansé y di un giro para patearlo en el estómago con su propia energía. El golpe fue tan sólido, que Steve cayó de espaldas sobresaltado. Era una demostración, así que alcé la energía del suelo y con ella creé cuerdas para atarlo completamente. Todos se quedaron en silencio y se levantaron de un salto mirando hacia la puerta.

The Lethality Behind the FlowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora