Capítulo 9

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Había un nuevo amanecer en el reino de Audín, marcando el inicio de un nuevo día. La mañana estaba oscura pues era aún muy temprano y el sol todavía estaba oculto tímidamente tras las nubes.

En la mansión Kim, un joven ya estaba despierto; acostado en una gran y cómoda cama de algodón mientras las heridas de su rostro y cuerpo eran curadas por una enfermera, quien recibió el llamado urgente del dueño de la morada.

—Señor... ¿En serio es necesario todo esto? —Preguntó el joven con timidez, mientras la curadora pasaba un paño húmedo por su frente para limpiar su sangre seca, siendo observados atentamente por el Embajador, quien se encontraba recostado contra el marco de la puerta. —No quiero causar problemas. —Balbucea nervioso, soltando un gemido bajo de dolor.

—Lo siento, seré más cuidadosa. —Se disculpa la enfermera, quien le había aplicado una pomada medicinal en la herida abierta de su ceja izquierda.

—No está causando problemas —Respondió JunMyeon a la vez que se acercaba hacia la cama en la que estaba recostado el joven, y se dejaba caer en un taburete de madera a su lado. —Lo importante ahora es que se recupere por completo. —Le regala una sonrisa tranquilizadora.

—Le prometo que me recuperaré, señor. —Habló bajito, soltando un jadeo debido al roce de la mano de la mujer contra su rostro, aplicando la pomada. Esta se disculpó nuevamente, pero era inevitable que a YiXing no le doliera la curación pues estaba muy lastimado. Nunca antes había visto heridas tan severas como las que presentaba el chico. —¿Puedo... preguntarle algo? —Balbucea con timidez.

—Claro, ¿qué necesita saber? —Pregunta la joven mujer con voz amable.

—¿Mi ojo... tiene cura? —La pregunta sale de entre sus labios en un murmuro que choca contra los rostros de los presentes con dureza. Los puños de JunMyeon se aprietan sin poder evitarlo.

La enfermera sonrió hacia él con nerviosismo. —Primero debemos esperar a que se desinflame, así no lo puedo revisar. —Explica con lentitud, sintiendo como su paciente se llenaba de tristeza. —En un par de días volveré para examinarlo, debería estar deshinchado para entonces.

—No se preocupe por eso, va a estar bien. —JunMyeon se adelanta, respaldando las palabras de la enfermera. El sirviente quiso decir algo, pero prefirió guardar silencio y esperar.

Terminando con su labor, la enfermera le dio indicaciones a YiXing para el cuidado de sus heridas que más bien fueron escuchadas por JunMyeon, ya que el otro se encontraba ensimismado en sus propios pensamientos. El embajador le dio la gracias y le pagó a la mujer por sus servicios, y esta luego se retiró de la habitación, dejando solos a los dos hombres.

El ambiente se inundó de una tensión latente que podría sofocar a cualquiera de los dos. JunMyeon carraspeó su garganta para llamar la atención del joven, y este volteó a verlo con aquellos ojos sin brillo.

Aunque solo uno de esos bonitos ojos podía verlo realmente.

—Todo estará bien, se lo prometo. —Dijo JunMyeon casi en un susurro, como si temiera que su voz pudiera quebrar al delicado joven. El embajador se inclinó con lentitud hacia la cama, aún sentado sobre su silla. —Nadie podrá hacerle daño en esta casa, eso es una promesa. —Intentó que sus palabras fueran reconfortantes, pero estas solo le provocaron dolor al sirviente, quién rompió a llorar.

—No puede prometerme eso. —Soltó en un sollozo lamentable que rompió el corazón del noble. —E-el rey sabe que estoy aquí, no le va a costar mucho descubrir que usted fue quien me rescató.

—Mi casa está bajo la jurisdicción del reino de Aurora. Si el rey entra aquí sin permiso podría desatar una guerra entre los reinos. —Explicó JunMyeon suavemente, dolido por la actitud del joven. —De verdad, le prometo que puede estar tranquilo en este lugar. —Una sonrisa se formó en el rostro del mayor, e inconscientemente, su mano le brindó suaves caricias a los sedosos cabellos de YiXing, logrando que este se relajara en su lugar.

The Only Heir  [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora