Capítulo 8

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Esa misma mañana soleada, el príncipe JongDae se encontraba en el jardín tomando el desayuno junto a su prometida y el sirviente de ésta. Esa era una rutina que la reina SunHee deseaba fuera implementada por su hijo a partir de ese día, aunque él no estaba seguro de poder cumplirla. Le incomodaba muchísimo compartir la comida con la joven, y el ambiente se sentía aún más tenso ya que la princesa apenas le dirigía la palabra, por alguna razón que él desconocía.

El lado positivo era que MinSeok se encontraba también allí para servir a su señora, pero ni siquiera podía dirigirle una mirada al príncipe. La joven tenía la mirada perdida en su plato y ni siquiera estaba comiendo, solo jugaba con su tenedor.

—Princesa Mali. —Le llamó el príncipe, recibiendo la atención de la mujer quien le dirigió una mirada bastante extraña. —¿No le gustó la comida? Puedo hacer que traigan otro platillo. —Ofreció amablemente, pues le exasperaba el pesado ambiente.

—No es necesario, no tengo hambre. —Respondió a secas, bajando la mirada otra vez a su plato.

—¿Se siente bien, mi señora? Puedo mandar a traer un té. —Agregó su fiel sirviente con preocupación, no esperando la reacción de su señora.

—Estoy bien, MinSeok. —Exclamó la princesa de forma brusca, se veía enojada, pero ninguno de los hombres podía suponer por qué. —No necesito de tus atenciones. —Escupió, llevándose una porción de fruta picada a la boca.

—De acuerdo, su alteza. —Murmuró con tristeza, alejándose unos pasos para mantener su distancia.

JongDae miró al eunuco con el corazón estrujado, pues estaba claro que el hombre no merecía ese trato. Le intrigaba que la princesa Mali se atreviera a tratar de esa manera a su sirviente, pues en los días pasados siempre se dirigía hacia él con elegancia y respeto, cuando estaban en público al menos.

La llegada de BaekHyun junto a otros sirvientes que llevaban las bandejas con el postre dispersaron la tensión que se había formado entre los tres jóvenes. JongDae frunció el ceño al verlo, no porque no le alegrara verlo, sino porque a esas horas a su amigo le correspondía lavar la ropa de la realeza. Una vez que se acercó lo suficiente, le habló.

—¿Qué haces aquí, BaekHyun? —Le pregunta en un susurro a su amigo que acomodaba las galletas y panecillos en los platos del príncipe. —Pensaba que de esto se encargaba YiXing. —La sola mención de ese nombre le causó un escalofrío, recordando los acontecimientos pasados.

—Tuve que reemplazarlo. —Respondió fríamente y sin mirarle a los ojos.

—Pero... ¿Por qué? —Pregunta confundido el príncipe, pues no era habitual que sus sirvientes faltaran a menos que se tratara de algo realmente grave.

BaekHyun se alejó una vez terminó de servir la mesa y se posicionó al lado de esta. Negó con la cabeza hacia su amigo, dándole a entender que no sabía nada. Aunque la verdad era que no podía decirle lo que había pasado, no ahora.

Como su prometida se negaba a entablar una conversación, JongDae abrió el libro que había traído consigo esa mañana y ojeó las páginas por encima aunque no lograba concentrarse lo suficiente como para leerlo. Encontraba mucho más interesante observar de reojo el hermoso rostro del sirviente de pie junto a la princesa Mali. Estaba perdido en sus pensamientos cuando escuchó unas fuertes pisadas acercándose hacia allí. Y al levantar la mirada se percató de que el dueño de esos pasos era el Embajador Kim acompañado de sus hombres.

Se puso de pie para saludarlo, pero grande es su sorpresa cuando ve más de cerca el rostro magullado del noble, su cabello desprolijo y su ropa estaba salida de su lugar. No era normal ver a JunMyeon con ese aspecto, además que su mirada expresaba algo que JongDae no podía describir, pero le inquietaba.

The Only Heir  [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora