Nueve

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Seokjin.

Me acuesto de costado, mirando el fuego delante de mí mientras destella y crepita. Yoongi está detrás de mí, peinando suavemente mis mechones mojados. Me había negado a mirar mi cabello con mechas azules. Es un recordatorio de mi enfermedad.

Hoy temprano, pensé que estaba en el lecho de la muerte. Tan débil. Tan cansado. Sentí que la vida se me escapaba. Pero cuando desperté, había cambiado. El poder vibraba por mis venas. Con cada segundo que pasa, soy más fuerte.

¿Qué me has hecho, Volc terriblemente guapo?

Sea lo que sea, no puedo estar enojado con él. Jamás me he sentido tan vivo y capaz de acceder a mi don tan fácilmente. Ha despertado algo dentro de mí.

—Hazme una espada, rey helado.

Pongo los ojos en blanco ante su orden.

—Por supuesto, real dolor en el culo.

Se ríe, su aliento cálido contra mi cabeza. Extiendo mis dedos frente a mí, sorprendido de que ya no sean azules, sino rosa pálido. Un verdadero signo de que la sangre fluye por mis venas. Extiendo el dedo índice, disparando una hoja de diamante con el movimiento. Se acerca y la rompe. Vuelvo a mirar el fuego hasta que me doy cuenta de que me está cortando el cabello.

—¿Qué estás haciendo? —grito.

Pone un mechón azul delante de mí.

—Matar dos pájaros de un tiro, copo de nieve.

—Elabora, Volc.

Otra risa detrás de mí retumba en la cama. Mentiría si dijera que odio su risa. Me encanta. Me desconcierta cuánto la amo. Corta otro mechón antes de ponerlo frente a mí junto al otro.

—Estoy librándote de las rayas azules más notables ya que las odias —explica mientras corta un tercer mechón—. Un pájaro.

—¿Y el otro pájaro?

—Estoy haciendo una cuerda para atar a mi rey desnudo a su cama.

Mi corazón tartamudea en mi pecho.

—¿Vas a atarme con mi propio cabello?

Las yemas de sus dedos, calientes al tacto, pasan a lo largo de mi brazo desnudo.

—No puedo dejar que me empales con tus picos fríos. —Me muerde el hombro—. Además, prefiero tener todo el control.

—Tal vez quiero el control —discuto, pero rápidamente me derrito ante su toque.

Sus labios presionan besos en el costado de mi cuello.

—En el dormitorio, cuando somos solo nosotros dos, tengo el control. No sabrías qué hacer con él de todos modos. Permíteme complacerte, rey helado. Es en lo que soy bueno.

Desliza una mano cálida para tomar mi pecho desnudo. Respiro hondo.

—Rogarme para que te capture y te ate —gruñe—. Rogarme para que te folle hasta que grites.

Sus palabras me hacen mojarme entre los muslos.

—Tienes una boca sucia, Volc.

—Soy un rey sucio, mi amor.

Ata los tres extremos en un nudo apretado que hace que sus antebrazos se flexionen de una manera gloriosa. Luego, me insta a aferrarme al extremo anudado. Observo con fascinación embelesada mientras lo trenza pulcramente.

—¿Dónde aprendiste a trenzar?

Sonríe.

—Prefiero no decirlo.

Kings ✧ YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora