Doce

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Yoongi.

—Deberíamos irnos ya —dice Eunwoo, el filo de su voz me hace entrar en acción.

—¿Ya están sobe nosotros? —Miro a mi hombre de mayor confianza brevemente antes de inspeccionar mi espada de nuevo.

—Lo están.

—¿El rey Kim?

—Ya se despidió de su hermana y se está poniendo la armadura.

Arqueo una ceja.

—¿Cómo fue su reunión de despedida?

—Fue un asunto lloroso —gruñe—. Sunli le susurró algunas cosas al rey que no logré escuchar.

Mi columna se pone rígida.

—¿El rey está bien?

—Perfectamente.

Exhalando profundamente, envaino mi espada y me pongo la capa. Eunwoo y yo ya estamos usando nuestra armadura de batalla. Su casco de metal revela sus ojos oscuros y boca. Mi propio casco está diseñado más como una corona con puntas altas, negras e irregulares en la parte superior para que mis hombres puedan distinguir a su rey del resto. Eunwoo y mis otros hombres destacan contra las paredes blancas y el ejército del rey helado.

—No debería ir —gruñe Jaehwan, haciéndose eco por el pasillo hacia nosotros en conjunto con pasos.

—Y no deberías mandarle a tu rey —responde Seokjin entre dientes—. Los Ojos del Blanco me necesitan guiándolos.

—Yo puedo guiarlos —replica, sin importarle su lugar en su mundo, el cual es debajo de las botas de Seokjin.

Aparecen a la vista y en mi rostro surge una amplia sonrisa.

Hermoso.

Es una visión increíble.

Y mío.

En lugar de sus trajes elegantes o blancos, Seokjin está equipado con pantalones negros ajustados, botas negras que le llegan hasta las rodillas, una camisa negra y una capa negra más grande que él. Lo que hace que mi polla se levante para la ocasión es la armadura de metal sobre su torso con la forma de una llama tallada en el metal. Su cabello rubio blanco cuelga arriba de sus hombros, un marcado contraste con el negro. El hombre es hermoso en su gloria natural, pero este día es extraordinario. Sombras negras y grises delinean sus ojos y hacen que el azul parezca explotar. Sus mejillas están rosadas con color natural y sus labios una vez azules son del color de la sangre.

Si tan solo tuviéramos más tiempo... me encantaría ver esos labios envueltos alrededor de mi polla.

Como si me hubiera atrapado dentro de mi cabeza, Seokjin sonríe, sus ojos brillando perversamente hacia mí.

—Su alteza —saluda, su voz un ronroneo seductor—. Oí que debemos irnos de inmediato.

—No le va a permitir ir, ¿verdad? —exige Jaehwan, sus ojos verdes ardiendo en mí con odio y acusación—. Está débil. Enfermo. Muriendo. —Pronuncia la última palabra para que solo nosotros cuatro podamos escuchar.

Rápido como un rayo, lo golpeo, agarrando su cuello. Invoco mis fuegos hasta que sus ojos brillan con pánico.

—No le hables a tu rey como si fuera frágil y débil —rujo, gruñéndole—. Debes llevar a cabo sus órdenes sin dudar. Es poderoso y nuestra mejor oportunidad contra la horda de los condenados. —Girando la cabeza, le sonrío a él—. ¿Te parece débil ahora? ¿O parece el hombre que va a hacer que todos y cada uno de sus enemigos, tanto enloquecidos como completamente conscientes, sangren a sus pies con botas? —Lo vuelvo a mirar—. Tu rey no es débil, ni estúpido. Como un buen rey, hace movimientos estratégicos que nunca podrías entender completamente, Verde. Cuestiona a tu rey de nuevo y haré rodar tu cabeza como hice con su sirviente sin valor. ¿Entendido?

Kings ✧ YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora