Diecisiete

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Seokjin.

La cabalgada pasando por Norta Layke y por el pasaje de montaña hacia las Tierras Ocultas es tranquila. Yoongi es decidido, consciente y feroz como siempre. A pesar de haber ganado un marido de todo esto, no puedo evitar sentir la dolorosa pérdida dentro de mí.

Mi hermana.

Jaehwan.

Las dos personas a las que más quería en este mundo me traicionaron.

No es algo que simplemente se supere. Solo el tiempo curará esas heridas. Hasta que llegue ese momento, seguiré adelante con mi rey. Como si estuviera dentro de mi cabeza, gira la cabeza hacia mí de golpe y sus ojos ámbar brillan con preocupación.

Antes de que pueda hablar, Jungkook galopa hacia nosotros desde el frente.

—Hubo unos pocos rezagados de los condenados, pero ese no es nuestro problema.

Yoongi desenrolla su látigo de su cadera y trota hacia Jungkook.

—¿Cuál es nuestro problema?

—Parias. Intocables. Perdidos. No tienen la locura, pero son igual de indómitos y salvajes —explica Jungkook.

—Pensé que podríamos encontrarnos con estos grupos —refunfuña Yoongi—. ¿Cuántos?

—Están en grupos —explica Jungkook—. Pequeños. Pero no podemos simplemente ma...

Despego a todo galope, con el sonido de mi caballo agitándose en la nieve silenciando el resto de sus palabras. Si estos perdidos necesitan ser destruidos, se encontrarán con "El Castigador".

Yoongi me grita, pero me inclino más cerca del caballo e inspecciono los árboles delante de mí. Un hombre sale de la línea de árboles y sostiene un arco, apuntándome. Se prende fuego antes de que pueda disparar y Yoongi pasa de largo. Varios hombres más emergen de los árboles y Yoongi los ataca con su poderoso látigo, derribándolos lo suficiente para que yo les dispare hojas de diamante a través de sus corazones. Cuando escucho sonidos que vienen de más allá de la línea de árboles, guío a mi caballo hacia allí.

—¡Mamá! —grita una pequeña voz.

Me acerco al trote, mirando con horror a la gente enjaulada en las cárceles de madera. Todas mujeres y niños pequeños, unos pocos donceles. Me miran como si estuviera aquí para salvarlos.

—¡Agarren al perro de cabello blanco! —grita un hombre corpulento detrás de mí.

Su cabeza sale volando de sus hombros y rueda hacia una de las jaulas. Mi mirada se encuentra con la de la Eunwoo y asiente mientras limpia la sangre de su espada. Eunwoo y Yoongi despegan, persiguiendo a un grupo de hombres con armas. Me bajo de mi caballo y me acerco a la jaula donde una mujer cercana a mi edad me mira con recelo.

—¿Eres su prisionera? —exijo.

Asiente.

—Injustamente.

—¿Cuál fue tu crimen?

—Ser mujer. Los intocables ven a las mujeres y donceles como moneda. —Mira por encima del hombro a un niño pequeño que gime en la esquina—. Los niños están peor.

—¿Son usados como moneda? ¿Qué pasa cuando son intercambiados?

La mujer se frota el estómago.

—Y los niños están peor, ¿por qué? —susurro.

—Los hombres disfrutan la carne fresca y los condenados limpiaron la mayor parte de las tierras de caza —dice con dureza, y su voz se quiebra ligeramente—. Estoy cultivando comida para los monstruos.

Kings ✧ YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora