«CAPITULO 2»

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¡Woah!, el cielo se ve justo como me lo habían relatado —comentó el joven oji-celeste, mientras observaba prudentemente el espacio en el que se encontraba.

¿En serio? —dijo la pequeña con cierta curiosidad —De lo que he visto de tu vida, nunca te había escuchado hablar de tus hipótesis sobre el cielo —la chica pensaba que sabía casi todo sobre el chico, pero en realidad sólo sabía lo que vio desde afuera.

Espera, ¿A qué te refieres con "lo que he visto de tu vida"? —la muchacha había mencionado esto a penas el albino había despertado en aquella fila, pero aún no entendía exactamente a lo que se refería. El de cabellos crema se sentía un poco incómodo con la idea de haber tenido a alguien que lo hubiese estado observando.

Anahera soltó una risita —Bueno, ¿te parece si te explico mientras caminamos por el lugar?, así de paso vas conociendo el entorno. —Dariel asintió levemente en señal de afirmación.

Pues mira, como sabes, soy un querubín, un "tipo de ángel" de rango alto. Soy prácticamente la mano derecha del Dios que conocen las personas, fui creada por él con el propósito de ayudarle en su tarea de mantener en la mayor medida posible la paz y armonía en este plano existencial, o sea, mantener la paz en el cielo. —Dariel, su oyente, seguía un poco en shock por presenciar en primera persona el bello paisaje que tenía el cielo, aún le costaba un poco procesarlo todo, mas sin embargo mantuvo la calma en todo momento.

La pequeña le hizo una seña para que se sentaran en una banca que había por la zona. Este acató la órden, poniéndose cómodos en sus asientos para continuar escuchando, viendo el cielo y disfrutando de la brisa. Anahera prosiguió con su historia —Como verás, llevo demasiado tiempo en este lugar, que de por sí es inmenso. Llevo tanto tiempo que conozco todo el terreno como la palma de mi mano, y como ves, soy como una niña pequeña, aunque tengo un aspecto de pre-adolescente. Siempre me ha gustado ver lugares nuevos y conocer sitios, así que me sentía un poco mal porque ya no tenía nada más para explorar— soltó una pequeña risita.

Espera —soltó Dariel cortando a la aparente niña como si estuviera descubriendo el enigma más grande del mundo —Efectivamente este lugar es enorme, probablemente le llevaría décadas a alguien siquiera conocerlo completo... ¿Cuántos años tienes? —en su forma de expresarse destacaba un pequeño tono de incredulidad hacia el hecho de que la niña que tenía en frente fuese tan mayor como afirmaba.

Tengo exactamente 1526 años, ¿puedes creerlo? —tenía un tono burlesco en su respuesta hacia el albino, el cual realmente parecía desconcertado —En fin, el punto es que, me daba curiosidad conocer el plano terrenal, nunca había ido a tu tierra, así que un día hablé con Dios para poder viajar a tu mundo. Llevamos tanto tiempo trabajando juntos que no tuvo ningún problema con aceptar mi petición.

Prontamente fui a tu plano terrenal y estuve husmeando en algunos lugares, claro que, nadie podía verme. Quería cumplir con el papel de un ángel, el de cuidar personas, por lo cual, lo primero que tenía que hacer era encontrar a quién podía cuidar— miró a los ojos a Dariel —Y entonces te encontré, a tus 13 años, un chico inteligente y muy dulce— sonrió levemente —En cuanto te vi, supe que eras a quién quería ver crecer, decidí cuidarte hasta el último día que vivieras, pero no esperaba que ese día llegara 3 años después de conocerte

Los ojos amatista de la niña se veían un poco tristes, su iluminación desapareció en un instante.

 —¿Te molesta si te preguntó cómo morí?.. —Dariel estaba un poco temeroso de la respuesta de la pequeña, pero aún así quería saber qué había pasado 

 —Pues, creo que en un rato debería regresar tu memoria, pero te adelantaré lo que pasó. los ojos de Anahera se posaron en el suelo  —Ese día, habías salido un poco cansado de clases, sabías que tu madre estaba enferma, aunque te causaba alivio en cierta manera saber que la dejaste en manos de tu vecina. Te dirigías al trabajo, cuyo pago usabas para pagarle a la vecina y a su vez comprar los medicamentos de tu madre, quien después de la separación de tu violento padre cuando eras pequeño, cayó en depresión y años después empezó a padecer de Alzheimer gracias a su edad, por lo cual tuviste que cuidar de ella y de tu pequeña hermana, la cual es 5 años menor que tú. Ese día estaba lloviendo demasiado, a cántaros, no te gustaba que lloviese tanto porque algunas veces mientras volvías a casa mientras llovía, te resbalabas en las aceras — rió levemente  —De la nada, tu vecina te llamó, supongo que para contarte algo, la verdad no escuché su conversación, sólo vi tu reacción ante lo que te dijo. Guardaste frenéticamente tu teléfono y corriste lo más rápido que podías a tu casa, y por la angustia en tu mirada, diría que pudo haber sido algo que tuviese que ver con tu familia. Al parecer estabas tan preocupado que olvidaste parar mientras en la calle pasaban muchos autos...

La mirada de Anahera se veía más triste. Dariel no sabía qué decir, aún no recordaba nada de lo que había ocurrido en su vida terrenal, pero aún así se sentía mal por lo afectada que se veía la pequeña.

Él la abrazó en silencio.

 —Es una lástima que hayas muerto tan joven, ¿sabes?, realmente quería verte crecer aún más.. —Posterior a ese comentario, la mirada de Dariel quedó en blanco. 

 —Dariel, ¿Estás bien? —se notaba un poco de preocupación en la voz de Anahera.

 —Mi mamá... —susurró el albino

 —Oh no... —Anahera se preocupó al escuchar ese leve susurro

 —Mi mamá, ¡¿Cómo está ella?!

☁︎𝓑𝓲𝓮𝓷𝓿𝓮𝓷𝓲𝓭𝓸 𝓪𝓵 𝓬𝓲𝓮𝓵𝓸☁︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora