〨 Te lo ruego

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(Sucesos narrados en el capítulo 30 "Te lo ruego")

DIABLO

Estoy perdiendo el control, siento como todo se está desmoronando y no puedo permitirlo. El mundo que he creado, las murallas que he levantado, no puedo permitir que se debiliten y caigan por ella.

Me ha traicionado, es lo único en lo que puedo pensar, pero me jode más que ella haya defendido a ese demonio, me jode más que no se dé su lugar.

El concejo me ha estado irritando, y es por eso que convoque una reunión, donde les he explicado todo lo que está sucediendo.

―Los ángeles caídos están haciendo reuniones secretas, y vamos a averiguar lo que están tramando.

―Señor, ¿Usted ha sabido algo acerca de su incuba Lilith? ― Pregunta uno de ellos, captando mi atención.

¿Lilith?

―No, no he sabido nada acerca de ella, ¿Ocurre algo? ― Indago.

―Con los señores del concejo hemos llegado a una conclusión, la cual no nos gusta para nada porque sentimos que es una falta de respeto el solo hecho de pensarlo, pero, ¿Cree que Lilith pueda estar involucrada con los ángeles caídos?

Trague grueso ante tal conclusión nefasta, pero no solo es nefasta, puede ser muy certera.

―¿Lilith? ― reí incrédulo ― Lilith no es capaz ni de dirigir un ejército de hormigas, ella ni siquiera podrá relacionarse con los ángeles caídos.

―Mi Dios, con todo respeto, pero no podemos pensar que ella es incapaz, siempre ha demostrado ser eficiente y una buena líder, ha demostrado que tiene el porte que se necesita para gobernar.

Habla otro, borrando mi sonrisa del rostro.

―Está en lo correcto, pero me resulta imposible creer a Lilith en mi contra, ella puede ser la más empoderada, la líder para las mujeres, puede intentar gobernar, pero nunca cambiara lo que es, ella es una incuba, una que yo llamo y acude con facilidad.

Solté tajante. No veo incapaz a Lilith formando un ejército, la veo incapaz de estar en mi contra, por miles de años ha estado a mi lado, sirviéndome y siendo leal a mí, sé que puede traicionarme, en este mundo no se puede confiar en nadie, pero a tal punto de estar totalmente en mi contra, no puedo creerlo.

Los señores continuaron explicándome todos los puntos, todas las dudas, cuando llegamos a un acuerdo, los acompañe por los pasillos hasta la salida del castillo Lucero.

Cuando curvamos en un pasillo, la vi, su mirada buscó la mía y lo único que obtuvo de mí fue rechazo, porque fue lo único que pude darle. No hay emoción o sentimiento en mi mirada, pero en la suya hay muchas cosas, muchos sentimientos, sé lo que piensa, sé lo que quiere hacer, me doy la vuelta y continuo con mis señores hasta la salida.

Despedí al concejo y regresé a mi habitación con la mirada de ella grabada en mi cabeza, dejé la puerta abierta al entrar y me acerqué al balcón donde logró contemplar gran parte de mi infierno, mi imperio, es por el abismo que me mantengo, el poder es lo único que quiero, lo único que siempre he deseado. El viento golpea con fuerza, y escuchó los pasos resonar con el suelo cuando ella entra.

Suspire antes de darme la vuelta con lentitud para encararla, para verla después de un tiempo, alejados.

―Diablo. ― Susurró mi nombre alterando cada musculo de mi cuerpo ― No sabes cuán mal lo he estado pasando, he pensado mucho en la situación y puedo asumir la culpa, solo deseo que reamente puedas perdonarme.

Apreté la mandíbula con fiereza sin entender del todo sus palabras.

¿Qué ha dicho?

No le mostré mi confusión a su confesión.

¿Su culpa? ¿Perdón? Aquello me tomo desprevenido, creí que iba a insultarme, que me iba a aborrecer, creí que. . .

―Permití que entrarás porque te voy a escuchar, pienso escuchar todo lo que digas, pero no exijas.

Solo pronuncie aquella para seguir con esto, para ver que tiene por decir.

¿A que tanto eres capaz de llegar, Yasbeth?

―Sabes lo que siento por ti ― empieza ― Ya te lo he dicho y sé claramente que no sentirás nunca lo mismo por mí, está bien.

¿Está bien?

―Y necesitó que me perdones, fui la culpable por ignorar las señales que estaban claras, pero mantengo firmemente que nunca te traicioné, si sientes que lo hice, lo siento, no sería capaz de hacerlo. ― Da unos pasos hacia mí, dejándome estático.

―Yasbeth, no creo que pueda. . .― Continúo, pero ella no me dejó terminar.

Hizo algo que erizó toda mi piel, que logró que quedará completamente perplejo en mi lugar, se arrodillo.

Yasbeth se arrodillo ante mí, entrelazando sus manos entre sí, logrando que por primera vez me sintiera indefenso ante alguien, lo que idealice de quien era esta humana se derrumbó y solo pude pensar en que el infierno le hizo el suficiente mal como para hacer que ella se arrodille ante mí, no me hizo sentir dichoso, me hizo sentir indefenso.

Por primera vez no deseé ver lo que ahora contemplan mis ojos.

―Te lo ruego. ― Suplico, miré sus ojos desde arriba y no me gustó las sensaciones ― Empecemos de nuevo, un nuevo pacto, una nueva alianza, no importa, que este sea un nuevo inicio olvidando lo que nos ha marcado.

No, no y no, es la Diosa, ¿Por qué carajos se arrodilla?

¿Esto es lo que hace el famoso amor?

Si Yasbeth quiso cobrarse el hecho de que asesinara al duque lo está haciendo perfectamente, porque me está jodiendo, con arrodillarse me está jodiendo. Ella no tiene permitido arrodillarse, ni inclinarse, ni reverenciar, ni hacer ningún acto que la rebaje, aún no entiende que está casada con el Dios. Me está ardiendo más en el ego a mí que a ella, puede amarme, proclamar que me ama y todo lo que quiera, pero no arrodillarse, no menospreciarse de tal manera.

La tomo por la barbilla haciendo que se levante del suelo, con mi mano libre, se la pase por su mejilla, limpiando su lágrima.

―No te permito que vuelvas a arrodillarte ante mí, ni ante nadie, lo tienes completamente prohibido ― Demande ― ¿Entendido?

―Entiendo. ― Contesta con un hilo de voz, me acercó para unir nuestros labios, terminando con esto, no quiero que haga otra tontería.

Hay tantas cosas que ella tiene que aprender, no quiero su debilidad, no quiero sus lágrimas, quiero que ella entienda quien es, cuál es su lugar, yo soy un monstruo y ella una Diosa, por lo tanto, nadie puede hacer que cambie, y nadie puede hacer que ella se rebaje, ni siquiera yo, ni siquiera ella.

Está casada con una bestia, debe asumir ese papel, pero no rebajándose, no demostrándole a la bestia que vive dentro de mí, su debilidad, no puede demostrarme debilidad, no puede hacerlo, no quiero que lo haga.

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Love

Desde el Dios (Extras de los Dioses)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora