〨Recuerdos

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Miles de años antes.

DIABLO

Caen las hojas de esta nueva estación que el creador título como otoño, suele darles nombres a todas las cosas, nombres que a veces me parecen extraños, pero únicos como es él.

Piensa crear hasta un sitio donde habiten nuevas criaturas, ha hecho una lista larga de todo lo que vendrá, de todo lo que creara, no puedo evitar maravillarme de su mente tan creativa.

—¿Dónde se encuentran los arcángeles? — cuestiono a uno de los ángeles que se pasean por el castillo, estudiando las nuevas escrituras.

Todo ángel será entrenado para asumir una misión en esta nueva tierra.

—He escuchado que iban para el lago, mi señor Luzbel —me tratan con tanto respeto y educación, todos y cada uno de ellos son amables conmigo por el puesto que poseo, el protector de las puertas del cielo, el líder de los querubines, el arcángel más cercano al creador, solo soy un humilde servidor, guiando al reino de los cielos por el camino que nuestro creador nos dicte.

—Gracias por la respuesta.

Inclino un poco la cabeza en un asentamiento, antes de emprender mi marcha hacia la salida del castillo, a travesando el puente de luces, encuentro el lago de cristales. No puedo creer que en vez de todos estar cumpliendo las tareas solicitadas, estén disfrutando de un baño en el lago.

Desde mi distancia captó las siluetas de ellos, y a pasos firmes, y seguros camino en su dirección. Con las dos manos en mi espalda, irguiendo mi postura, digo;

—Ninguno de ustedes debería de estar aquí, que pueda recordar todos tienen un deber que realizar. —mi voz sonó imponente, y ellos detuvieron lo que estaban haciendo segundos antes para darse la vuelta con mucha lentitud, y mirarme, tragando seco.

Guardan silencio, en cuanto no les aparto la mirada a ninguno porque no se mueven, me miran entre el horror de ser descubiertos.

—No hemos hecho nada malo, lo juro — susurra Raffaele desde su posición. — no merecemos un castigo, por favor.

Le dedico una mirada imponente a todos, quiénes están tiesos. Entre ellos hasta Miguel, quién siempre lo he visto con mejor juicio se encuentra con la cabeza baja sin mirarme.

No saben cómo reaccionar, creen que los regañare, es por eso, que me agacho un segundo a despojarme de las sandalias, y la tela fina que cubre mis alas para lanzarme con ellos al lago, sorprendiéndolos, y sacándoles una sonrisa.

—Indignación me causa que no me hayan invitado. —contesto lazándole agua a su rostro.

Ellos sonríen y es así como empieza una guerra de agua, Mikael y Gabriel se alían, así mismo, Raffaele con Uriel, Ezequiel con Yahnnetts, y Miguel conmigo. Somos rápidos, y todos los demás arcángeles terminan resbalándose y cayendo en lo profundo del lago otorgándonos así la victoria. Choco las palmas con mi compañero, los ojos azules de Miguel brillan cuando encuentra mi mirada.

Nadamos en aquel lago de punta a punta, y puede que se me haya escapado una que otra risa con las bromas de Raffa y Uriel hacia los demás. Gabriel serio como siempre, me hace abrazarlo por unos segundos para que continue con la diversión. 

Me desplomo en la orilla, vislumbrando los árboles que nos rodean, y el imponente castillo que esta sobre nosotros, es un reino que debo proteger, mi mirada se pierde entre los rayos de luz que tocan la punta del palacio. Qué maravilla.

Que magnificencia es poder tener todo esto, un reino tan poderoso y próspero, un poder inalcanzable, que perfección.

—¿Que estás viendo, Luzbel? —pregunta esa voz mientras se acerca para posicionarse junto a mí, su largo cabello tan negro como el ébano chorrea gotitas de agua que caen cerca de mi pecho.

—Solo estoy observando el castillo. —respondo con sinceridad sin despegar mi vista para verla.

—¿Y en qué piensas? Cuando te pones así es porque piensas en algo—no puedo mentirle. Con ellos soy tan transparente que todo lo descubren.

—¿Cuál crees que sea el propósito en todo esto, Yahnnetts? A veces no entiendo lo que quiere el creador que hagamos, a veces no entiendo muchas cosas, y eso logra frustrarme, y que lleguen sentimientos impuros.

Me acomodo para verla directo a los ojos.

—Supongo que es algo normal tener dudas, esa es la belleza del creador, ser un incognito, no decir su siguiente movimiento. — se encoge de hombros, mis ojos se desvían a los demás arcángeles que continúan en el lago.

—Y si por alguna razón todo esto cambia y debemos separarnos, si él ordena que nos separemos, ahora mismo somos arcángeles, hermanos, pero si un día ya no lo somos más, ¿qué pasará?

Ella me mira impactada como si hubiese dicho una aberración, y baja la cabeza sin saber que decir, pero es otra voz que responde por ella.

—Siempre seremos hermanos. —dice Miguel saliendo del lago, quien estaba escuchando, lo dijo tan alto que los demás voltearon a vernos —dudo mucho que el creador nos separe, o nos releve de nuestro cargo, pero si por alguna razón eso sucede, y no somos más arcángeles, siempre seremos hermanos, Luz.

Se acerca hasta sentarse en una roca al frente.

—¿Y si crecen sentimientos impuros en uno de nosotros?

—Entonces que crezcan, que los sentimientos impuros desborde en uno de nosotros, no nos importa, al final del día, siempre seremos hermanos. —Contesta Ezequiel alzando los brazos desde el lago.

—¿Y si hay traición? Es imperdonable en el reino de los cielos, incluso hasta el creador no lo perdonaría.

—Cuando uno de nosotros sea capaz de traicionar nuestros corazones recordaremos que siempre seremos hermanos. — A diferencia de hace un segundo, es Yahnnetts quién responde con una sonrisa.

—¿Y si uno de nosotros ya no quiere seguir siendo su hermano?

—¡Que lamentable! —Dice Raffa.

—Porque siempre seremos hermanos. —Secunda Uriel.

Una sonrisa enorme curva mis labios, haciéndolos sonreír a ellos igual.

—Yo soy su líder, quién los guía después del creador, pero también soy un arcángel y su hermano, me alegra que ese concepto se mantenga intacto. —y lo digo desde el corazón, desde el alma que ha confeccionado mi creador.

Debo luchar con ellos, convertir en ley todo lo que diga y demande el creador, cada día hacemos miles de tareas diferentes, ninguna fácil, pero juntos a ellos todo se vuelve más ameno, con ellos puedo sin duda hacer todo.

Sé que pronto el creador confeccionara a unos seres, lleva demasiado tiempo hablando acerca de ellos, y lo mucho que debemos protegerlos más que al reino de los cielos, y estoy dispuesto a juzgarme mi propia alma para obedecer esa orden a la perfección, y con ellos sé que podre.

No permitiré que más sentimientos, y pensamientos impuros penetren mi alma, no puedo permitir seguir cuestionándomelo todo.

—Siempre seremos hermanos, arcángeles.

El viento nos golpeó, y la mirada que todos nos dedicamos fue de hermandad pura, no había nada más sincero que eso.

──── ⋅◈⋅ ────

Isabell Belle. 

Estos no son capítulos del libro dos, son recuerdos pequeños de Diablo, parte de su pasado

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⏰ Última actualización: May 02 ⏰

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