—Esto tiene que parar—Dijo Johnny entre jadeos.
—Me gusta estar contigo—Mencionó Hannah pasando sus labios por el cuello del chico y dejar pequeños besos hasta llegar a su boca.
—Llevamos dos semanas así, Hannah, esto no está bien.
—¿Ya no... no te gusto?—Preguntó Hannah, parando su recorrido de besos.
—Sabes que no es eso.
—Claro que es eso. Y lo entiendo. No te gusta estar conmigo.
—Tengo miedo, ¿está bien? Tengo miedo de que nos descubran nuestros padres y no volver a verte.
—¿Por qué tuvimos que conocernos así?—Preguntó Hannah con un lamento.
—Supongo el destino—Dijo él con media sonrisa.
—Johnny... te quiero—Dijo la chica mirándolo fijamente a los ojos—Nunca, nunca había sentido esto en mi vida. No me canso de estar contigo. Me gusta estar contigo y sentirme protegida, que me enseñes todas esas cosas que desconozco, que siempre puedo contar contigo.
—Hannah, tú no puedes quererme, no podemos querernos de esa manera. Todo se nos ha salido de control. Se me ha ido todo de las manos.
—¿Tú no sientes lo mismo que yo?—Preguntó Hannah, sentándose a su lado en la cama del chico.
—Hannah, no es fácil explicar lo que siento. Tu inocencia causa tanto en mí. No sé qué me hiciste, pero no puedo dejar de pensarte. Simplemente no puedo. Al principio, me parecían divertidas todas esas preguntas que me hacías, e incluso me ponías un tanto nervioso. Pero ahora solo puedo pensar en besarte todo el tiempo. Y es por eso que... Hannah, yo tengo que alejarme. Tengo que alejarme antes de que me sea aún más difícil el tener que soltarte.
—¿Por qué harías eso si nos queremos?—Preguntó Hannah, con sus ojos comenzando a cristalizarse.
—No llores—Dijo Johnny, secando con su pulgar la lagrima que resbalaba por la mejilla de Hannah.
—Quiero que te quedes—Dijo ella, con un hilo de voz—Aprenderé todo lo que me digas. Pero no te vayas.
—Solo será por un tiempo. Quizás tú y yo estamos confundiendo nuestros sentimientos. Yo no puedo aprovecharme de tu inocencia, tal vez estás confundida y dices quererme porque nunca habías estado con alguien. Te faltan muchas cosas y personas por conocer, y no quiero que por mi culpa te pierdas de eso.
—Yo no quiero a nadie mas Johnny, te quiero a ti. Aún si pasarán cien años mi corazón siempre te pertenecería.
—Lo he pensado mucho Hannah, más de lo que te imaginas. Es nuestra última noche juntos.
—Nunca has querido resolver mi duda—Mencionó Hannah aún con sus ojos cristalizados.
—No es lo correcto—Respondió él.
—Siempre me evades. Siempre lo evitas—Dijo cubriendo su rostro con sus manos—Yo sé que no soy como ella, se que mi cuerpo no es como el suyo. Sé que a los hombres les gustan los pechos grandes, ¿crees que tengo competencia alguna con ella?—Comenzó a llorar nuevamente.
—Sabes perfectamente que no es por eso.
Te he dejado muy en claro lo hermosa que eres. Y no lo hago porque sé que si lo hago no podré parar jamás.—Por favor—Habló ella.
Hannah buscó los labios de Johnny, y él aceptó su beso. Ese beso se sentía diferente a los demás, se sentía como uno de despedida.
Las lágrimas de Hannah no paraban de salir, Johnny le besaba con pasión y delicadeza. Ambos se recostaron poco a poco en la cama entrando entre las sábanas. La luz de la luna alumbraba entrando por la ventana de su habitación.
Johnny bajaba, pasaba sus labios por el cuello de Hannah, poco a poco quedó encima de ella sin lastimarla. Ella abrió sus piernas permitiéndole a Johnny colocarse entre ellas.
Bajó el tirante de su camiseta de pijama, quitó la prenda de su cuerpo liberando sus pechos. Acarició cada uno de ellos, dejando besos alrededor de ellos.
Acariciaba cada centímetro de su piel, dejaba besos por su plano abdomen, como solía hacerlo cada que estaban juntos. Hannah separó sus piernas aún más por instinto.
Johnny quitó con delicadeza el short pijama que llevaba la chica, con ello bajando sus bragas también.
Olía su sexo con deseo, pasando su boca y saboreando cada parte de ella que lo volvía loco por ya bastante tiempo.
—No me dejes así—Dijo Hannah entre susurros—No me dejes como siempre. Te quiero sentir. Resuelve mi duda de cómo es sentirte dentro de mí.
Hannah acariciaba la espalda desnuda de Johnny, y fue bajando sus manos hasta llegar a su pantalón también compuesto por una pijama, tomó los elásticos de su ropa interior y en cuestión de segundos ambos podían sentir sus pieles rozando sus cuerpos.
Johnny siempre solía colocarse en la entrada de la chica, pasando su miembro por el sexo de la chica. Nunca se había atrevido a dar el siguiente paso y estar dentro de ella.
No por no desearla. La deseaba como a nada en el mundo. No lo hacía porque sabía que al hacerlo no habría vuelta atrás.
Sin embargo esta vez no pudo detenerlo. Era más fuerte que él. Tomó uno de los preservativos de su mesita de noche y lo colocó en su erecto miembro sin dejar de ver a Hannah.
Lentamente fue entrando en ella para no lastimarla. Besaba los labios de Hannah para evitar que hiciera ruido y pudieran descubrirlos.
Hannah soltaba algunos jadeos, acompañados de algunos sonidos de dolor.—¿Quieres que pare?—Preguntó Johnny.
—No—Respondió Hannah tomándolo fuertemente de la espalda—Estoy bien.
Johnny comenzó a moverse con un poco más de rapidez dentro de ella. Ella comenzaba a acostumbrarse y poco a poco sentía la necesidad de más.
Continuaron así durante horas, disfrutando ambos con pasión. No sabían que rumbo tomarían sus vidas, pero eso no importaba en ese momento. Nada existía en el mundo más que ellos.
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Johnny, ¿resuelves mis dudas?
DragosteTodo cambia aquella tarde donde Johnny Woods conoce a Hannah Walker. Hannah es una chica que vive rodeada de dudas en su cabeza. No desaprovecha oportunidad para hacer preguntas y aclarar sus dudas. Afortunadamente, Johnny llega a su vida para aclar...