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El día siguiente no saludó a su familia ni desayunó.
Se había despertado temprano debido al dolor de espalda. Vio su obra y se sintió satisfecha. A pesar de la satisfacción y orgullo ante su proyecto, el día había empezado de lo peor.

Su trastorno bipolar había amanecido mucho más intenso de lo usual. No estaba de humor y si alguien llegaba a hablarle, iba a explotar de rabia. Quién sabe qué es capaz de hacer en esos casos.

Nuevamente, sin avisar, fue al bosque. Se dirigió al mismo sitio del día anterior, en exactamente el mismo lugar del círculo se recostó.

Poco después, nuevamente llegó la chica.
-Espero algún día escuchar tu voz- Fue lo único que se habló durante esas dos horas antes de que Mina se apartara del lugar.
Chaeyoung quedó embobada por la mujer y eso le molestaba.
"¡No quiero sentir!"
"¡Que se vaya al carajo!"
"Qué estupidez..."
Eran solo unos de los muchos pensamientos de la rubia. Comenzó a enfurecerse mucho y ya no creía poder controlar sus impulsos.

Se levantó enrabiada y no se limitó a patear cualquier cosa a su paso. Sin importarle si las rocas le hacían daño, las pateaba igual. Era uno de esos ataques intensos de bipolaridad.

Quería golpear a alguien pero no había nadie cerca, por lo tanto se pegaba a sí misma. Terminaría con bastantes hematomas por todo su cuerpo.
Gritó, lloró, rió y golpeó lo más que pudo hasta que cayó rendida al césped seco, con lágrimas secas en sus mejillas.
Su expresión se había borrado y ya no sentía nada. Absolutamente nada.

Saltó cuando una mano tocó su hombro. Era Mina.
Había llegado como arte de magia en el momento indicado.

Chaeyoung con sus ojos opacos la miró por unos segundos. Su parecer con un ángel era maravilloso. Llamativo.
Podía imaginar aquellos típicos sonidos que se escuchan cuando hadas están cerca. Era como fantasía.

Rápidamente, Chaeyoung levantó su tronco y agarró el cuello de Mina, acercándola a su rostro hasta besarla con brusquedad.
Aquellos labios deseables se sintieron más suaves que una nube. Y su sabor era delicioso, tal cuál como morder algodón de azúcar.

Se besaron por bastante rato y lo disfrutaban. Ambas lo hacían, incluso Chaeyoung.
Ella sentía fuegos artificiales en su estómago explotar tal año nuevo. Su vida se iluminó por unos segundos y se sintió en el mismo cielo.
Era extraño haberla conocido el día anterior pero no le pareció relevante. Solo quería sentirla.

La luz del sol a través de los pinos iluminaban sus labios juntos. También como sus manos tocándose y el cabello de Mina que volaba con el ventarrón.
Hojas de árboles caían sobre ellas pero seguían con lo suyo. Hasta que por fin, Chaeyoung decidió separase. Era claro que ella llevaba el control del momento.

Tomaron sus manos para recostarse de una en los suelos, asumiendo el amor intenso que sentían por la otra.
Chaeyoung estaba sintiendo gracias a Mina, toda esta situación era un milagro en la vida de la menor. Ella también estaba sorprendida por la instancia.

-Me hiciste sentir algo. Eso es un logro- Habló por fin en un solo tono seguido.

-Eso era lo que quería conseguir- Mina miró el perfil de Chaeyoung con cariño.

Un silencio invadió el mundo. No se escucharon pájaros, viento, ramas chocar entre sí. Nada sonaba. O tal vez sólo era una percepción de la rubia que la tenía pensando de manera profunda.

Decidió hablar. -¿Acaso no te importa que sea una bipolar de mierda?- Dijo dura.

Como respuesta, Mina soltó una pequeña risa. Chaeyoung no hizo nada por intentar que su contraria hablara. Solo se quedó con la duda.

___

Días, semanas y meses pasaban. Chaeyoung iba al bosque lo más seguido posible y Mina siempre estaba allí. No tiene idea de dónde es, no le ha preguntado y no es como si le parezca muy importante.

La tensión había crecido. Se besaban continuamente mientras disfrutaban los rayos del sol. Así era siempre.
En un punto, Mina se iba sin pronunciar una palabra, lo cual le resultaba cómico a Chaeyoung.

A pesar de las mariposas, había algo que le molestaba a duras penas. Se estaba enamorando de Mina. La única promesa que no logró cumplirse.

Sus condiciones habían empeorado desde el primer beso.
En un ataque de ira lastimó a su hermano y casi le quiebra el hombro dejándolo en el médico, también habían subido sus medicamentos psiquiátricos que no parecían causar mucho efecto en realidad. La señora Son estaba preocupada, muy preocupada. Más que por la salud de Chaeyoung, por lo "peligrosa" que podía llegar a ser (En veces si lo era y bastante).
Este asunto no le afectaba en lo absoluto y de hecho le beneficiaba.

Al su madre tener miedo de ella, le abría las puertas todo el tiempo si Chaeyoung quería salir. Según la mujer, "Mientras más alejada esté, más seguridad habrá".
Por esto, la rubia mantenía en el bosque. Con la compañía de Mina por horas.

Aquella inolvidable noche en la cual durmieron juntas sobre una manta que había llevado Chaeyoung. Esa misma noche, Chaeyoung había conocido la desnudez de la peli negra. No hicieron nada más allá, sólo se provocaron entre sí y ambas quedaron con tantas ganas de más.

A la menor le causaba placer observar la luz del sol rebotar contra la piel blanca de Mina. Le parecía una obra de arte.

Había veces donde se volteaba y Mina no estaba. Era como si se esfumara, sin hacer un mísero ruido.

La última vez que fue al bosque, Mina no llegó. La esperó por horas. Es extraño que no esté allí. Siempre asistía pero hoy solo desapareció.

Este hecho a Chaeyoung le afectó como un yunque sobre su cabeza. Otra crisis sufrió dentro del bosque. En el lugar que pertenecía a la pareja.
Esta vez estaba realmente enojada y comenzó a autolesionarse más fuerte que nunca. Impactaba rocas de gran tamaño contra diferentes partes de su cuerpo.

¿Era una razón estúpida para hacerlo? Sí, podría ser. Pero esta razón estúpida estaba atacando los adentros de Chaeyoung con tanta fuerza que incluso le dolía cuando ella nunca siente mucho dolor.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué había faltado? ¿Se aburrió de Chaeyoung? ¿Se dio cuenta lo idiota que se comporta muchas veces? ¿No querrá volver a acercarse?

La ansiedad la comió.

Gritó con todas sus fuerzas intentando soltar todo, pero era demasiado y no saldría con un simple grito. Necesitaba más.

komorebi | michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora