II

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Ángel.

Sí, ella parecía un ángel.

Pero nadie nunca miró con claridad la historia detrás de aquel ángel. Nadie nunca le tendió una mano a aquel ángel.

Ninguna persona fue capaz de enseñarle a aquel ángel de hermosos vestidos qué era bueno y qué era malo.

Ángel...

Ángel...

Inocente fue, sí.

Hasta un día, aparentemente normal, otro día alegre para la niña aún en un mundo donde su madre se encargaba de sostener muy bien la venda en sus ojos.

Y ese día, en el agua...

Oh, el agua era muy linda. Refrescante y purificadora, alivia el corazón de los sedientos y limpia la sangre de los heridos.

Lástima que el agua también significa transición. La transición conlleva a cambios y los cambios... solo pueden ser buenos o malos.

La niña del vestido roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora