Deseo tres
Después de desayunar, se levantó de su lugar como los demás estudiantes. Solo que este estaba algo pensativo, ya que toda la noche no pudo dejar de indagar en la extraña enfermedad de Harry Potter. Aquella cosa se le hacía tan familiar y a la vez tan desconocida, como si en algún momento de su vida esa imagen hubiera sido puesta enfrente de sus ojos, pero no lograba recordar donde o cuando es que lo había visto. Sin embargo, había algo más en su cabeza, ahora mismo sentía algo, un pequeño agujero situado debajo de su estómago que se retorcía como en un hoyo negro, un vacío, y no sabía exactamente de qué se trataba ese dolor, de ¿Tristeza? Se detuvo de caminar, ¿Por qué nadie le estaba siguiendo?
¿Dónde estaba el molesto de Harry Potter?
El chico, estaba en las penumbras de la biblioteca, muy alejado de los demás estudiantes que alegres convivían con sus amigos, pero Harry solo estaba ahí, sentando y leyendo el libro que tenía sobre sus muslos. Hoy era el día de su Deseo número tres; Ser testigo de un hechizo emocionante. Y Harry sabía que la única manera de hacer eso realidad, era buscando en un lugar de mucha información y que mejor lugar que la biblioteca, ahí podía encontrar el hechizo, tal vez incluso un hechizo sumamente prohibido, pero que más daba...
—¿Qué haces ahí?
Harry levanto el mentón y observo a quien le había hablado. Draco Malfoy, el chico estaba apoyando en una librería con los brazos cruzados, y parecía estar algo molesto, ninguna novedad.
—Bueno...Creo que es obvio— Menciono Harry apartando la mirada—Estoy leyendo.
—Si ya sé que estas leyendo idiota, pero ¿Por qué? — Inquirió este luego de haber bufado por lo estúpido que era Potter—¿Acaso ya no tienes más deseos que cumplir? — Se quedo a centímetros del chico, para no tener que subir su tono de voz.
—Es por eso que estoy leyendo— Explico tocándose un costado del estomago, otra vez ese dolor...—Es para el deseo numero dos, digo tres...— Se corrigió el muchacho, pasando la página de su libro, Malfoy se incoó enfrente de Harry sin que este se percatara—Estoy buscando un hechizo que me asombre— El otro alzo las cejas, interesado.
—¿Un hechizo que te asombre? Tú te emocionas con cosas tan simples— Comento Malfoy como si nada, hasta que se giró a ver a su compañero—¿Qué?
—No...Nada— Dijo el chico volviendo su mirada al libro—Entonces...¿Cuál será ese gran hechizo?—Miro a todos lados antes de voltear a ver el chico con una ligera sonrisa.
—¡Lo tengo! — Mascullo el rubio emocionado—Justo aquí, pero cuando el sol se oculte, okey Potter— Explico el chico y Harry asintió, después vio como el rubio se levantó y se fue agitando su túnica. Harry sonrío un poco, se veía muy emocionado, luego comenzó a toser en las penumbras de la biblioteca solo...
Como se acordó, o más bien como le dijo Malfoy, Harry ya estaba en la biblioteca, más bien no había salido de la biblioteca ¿Para qué? Ahora, estaba sentado en una de las mesas de ahí, leyendo un libro que se había encontrado por ahí, "Hechizos simples, para bobos simples" Se rio, vaya título. Cuando ya estaba lo suficiente sumergido en la lectura, de la nada las puertas de la biblioteca se abrieron. Harry saco la mirada del libro, y vio a la recién persona incorporada.
—Potter...— Hablo Malfoy entono bajo al haber cerrado la puerta tras su espalda—¿Estuviste aquí todo el día?
—Si...—Respondió sin dudar.
—¿No fuiste a cenar? — Se acerco al chico inquiriendo sin razonar. Pero cuando se arrepintió ya era muy tarde pues ya tenía los ojos verde de Harry puestos en su persona.
—Cuando lo hago no puedo evitar vomitarlo. Mi estomago no puede retener los alimentos— Explico Harry como si de una receta de comida se tratara. Obviamente el rubio reacciono, no como él quería pues su evidente preocupación se notó al momento en que pregunto:
—No has comido desde... ¿Eso? — Harry simplemente negó y Malfoy reconoció que eso le había sentando mal.
—¡Bien! — Exclamo el de lentes animadamente y asustando al rubio que se había quedado pensando—Veamos ese hechizo, espero que me sorprendas Malfoy— Animo y el otro no pudo evitar colorearse de rojo. Miro al frente decidido y se acomodó la túnica a la vez que subía un pie y luego el otro a la mesa quedando de pie en ella, Harry sonrío.
—Guarda silencio...—Pidió Malfoy aunque el salón estuviera por completo en silencio. Cerro los ojos, levanto la varita y su otra mano y en su cabeza recitó, hazlo bien, hazlo bien y segundos después, una extraña ráfaga de viento que provino de quien sabe dónde, desacomodo los cabellos de los chicos y les alzo las capas un poco, Malfoy entonces abrió los ojos y miro a todos lados para verificar que hubiera hecho bien el hechizo, sin embargo, el cuarto estaba tan vacío como antes, pero cuando este pensó lo peor, una pequeña luz, apareció detrás de los libreros, sacándole un suspiro de alivio.
—Qué es eso Mal...
No tuvo palabras. Pequeñas figuras de luz, entre colores como el amarillo, el azul, el rosa o el rojo, se extendía por toda la habitación, no obstante, eso no parecía ser lo más emocionante de ese desconocido hechizo para Harry, si no de lo que estas luces recreaban. Era tan hermoso que era difícil de creer, Harry ahora entendía el porque de el lugar elegido, los pequeños rayos de luz, se mostraban como algunos personajes de literatura de los libros en miniatura. Libros de criaturas mágicas, de historia de la magia, de herbologia; algunos unicornios galopando como pequeñas luces de colores, que al tocar superficies solidas se desasían. Malfoy miraba orgulloso su alrededor, el tiempo que había dedicado en el hechizo había resultado tan provechoso. Agrando su sonrisa y bajo las manos, el hechizo solo dudaría un poco más, por eso bajo la mirada para ver a Harry, pero lo que vio le arrebató la sonrisa de inmediato, pues el chico tenía los ojos lloros y por un segundo ante de ser cegado por una de esas luces que andaban por la biblioteca con libertad, estuvo seguro de que vio una lagrima cayendo por su mejilla. Algo se apretó en su corazón...
Ω
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𝙸𝙿𝚂𝙾 𝙵𝙰𝙲𝚃𝙾 | ᴴᵃʳᶜᵒ
RomanceAnte la desesperación de la muerte misma, Voldemort lanzo su ultimo hechizo, su ultima carta bajo la manga, justo en el corazón de nuestro salvador; Harry Potter...