A Beautiful Love JB&TU(Terminada)

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de alguien que no sea nadie.
-Venga, ____, tú no eres nadie. Tú llamas la atención vayas donde vayas.
-Bueno, ya sabes lo que quiero decir.
-Sí, lo sé. Y me alegro de que lo ayudes. Pero sigo pensando que tienes cierto
interés personal...
-¿Podemos cambiar de tema, por favor?
-Muy bien. La verdad es que quería contarte algo importante -dijo su hermana,
sacando un papel del bolso-. George Smith. El investigador privado de Warren, ha
encontrado información sobre nuestra hermana.
A ____ le dio un vuelco el corazón.
-¿La ha encontrado?
-No exactamente. Pero ha encontrado cierta información. Aquí está... Desde
junio trabaja como enfermera en una organización humanitaria en Europa del Este.
____ tomó el papel.
-Laurel Standish. Primero un nombre, luego una profesión... Una vida. Ahora
empieza a parecerme real -murmuró, con un nudo en la garganta.
-Te entiendo.
-Mira... creció en Nueva York y su madre murió el año pasado, pero su padre
sigue aquí. ¿Crees que deberíamos hablar con él?
-Por supuesto. A lo mejor podría enseñarnos alguna fotografía suya.
-Y darnos su dirección. Rose asintió con la cabeza.
-Por primera vez, de verdad siento que por fin estamos encontrando respuestas.
Puede que ella no sepa nada de nuestros padres, pero sigue siendo la pieza que faltaba
en el rompecabezas de nuestra vida.
-Estoy deseando ir a ver a su padre. ¿Cuándo vamos?
-Después del baile benéfico, princesa. No olvides que tienes un trabajo que
hacer.
-No se me ha olvidado.
-Mejor. Porque estoy deseando que me cuentes cómo te ha ido. ¿Cuándo empieza
el asunto?
-Mañana, creo -contestó ____, con cierta aprensión-. ¿Seguro que esto no es una
locura?
-Claro que no. Sólo vas a salir con el príncipe un par de veces -sonrió su
hermana-. ¿Qué puede pasar?

A la mañana siguiente, lo que pasó fue que apareció una limusina en la puerta de
su casa. El conductor llamó al timbre cuando ____ estaba en bata, con una toalla en la
cabeza y tomando café mientras leía el periódico.
-¿Es usted la señorita Tilden?
-Sí.
-El príncipe Justin me ha enviado a buscarla.

____ arrugó el ceño.
-¿Puede usted mostrarme algún tipo de identificación?
-Sí, claro -contestó el hombre, sacando el permiso de conducir y una carta del
príncipe Justin-. Y tengo una nota para usted -añadió, dándole un sobre-. Estaré
esperando abajo.
-Gracias -____ cerró la puerta y volvió a la cocina para leer la nota.

Querida ____,
Creo conocerte lo suficiente como para saber que intentarás rechazar la
limusina. Por favor, no lo hagas. Me estás haciendo un tremendo favor y sé que voy a
robarte horas de sueño, así que, por favor, permite que haga algo para que tu vida sea
un poco más fácil.
El chófer esperará en la calle hasta que bajes o hasta que reciba un mensaje mío
diciendo que se marche sin ti. Espero que sea lo primero.
Sinceramente, Justin

____ leyó la nota un par de veces, sonriendo. Sí, su primera inclinación había sido
rechazar la limusina e ir al trabajo como solía hacerlo, pero ahorrarse el viaje en
metro estaría muy bien.
La verdad, como falso novio, el príncipe estaba bastante bien.
Después de tomar el café se vistió rápidamente, aunque sabía que el chófer
esperaría al no tener noticias de Justin, y cuando bajó a la calle, la limusina estaba
rodeada de niños escuchando las historias del conductor sobre la velocidad que
alcanzaba aquel enorme coche y lo emocionante que era conducirlo.
Pero en cuanto vio a ____, el chófer se aclaró la garganta.
-Lo siento, señorita.
-Oh, no, no, siga -rió ____-. No suele haber un cochazo como éste en el barrio.
El hombre terminó su historia, de forma abreviada, y le dijo a los niños que se
apartaran. Ellos obedecieron, sin dejar de mirar un coche que medía diez metros de
largo.
Dentro de la limusina no se notaban los baches. Era como una góndola
deslizándose por los canales de Venecia.
Antes de que se diera cuenta habían llegado al Montclair y cuando fue a abrir la
puerta le sorprendió no sólo que lo hiciera el chófer por ella, sino ver al príncipe
Justin esperándola.
-Yo me encargo, puede irse -le dijo al conductor.
____ se quedó sorprendida al ver la multitud de cámaras y flashes en la puerta del
hotel. No había visto a los fotógrafos porque sólo podía mirar al príncipe, pero
enseguida entendió cuál era su papel.
Justin se inclinó para darle un beso en la mejilla, sin prestarle atención a los
gritos de los fotógrafos.
-¡Aquí, mire aquí!