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Capitulo introductorio
Prólogo - La verdad duele

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Algunas veces desea no haber ido a la habitación de los gemelos ese día, fue ahí cuando su enfermedad se hizo presente.

Él sabía de sus sentimientos hace mucho, se enamoró prácticamente desde que conoció a los Leech. Las únicas sirenas que vieron algo en él, más allá de su fea apariencia.

Aceptó sus sentimientos y los mantuvo escondidos en su corazón durante mucho tiempo, porque no importaba que su amor no fuese correspondido, porque aun así tenía a los gemelos a su lado. Los tendría a su lado el mayor tiempo posible.

Pero ese día…

Ya no recuerda por qué fue al cuarto de los Leech esa noche, tampoco es que haya importado demasiado si fue capaz de olvidarlo… Lastimosamente, nunca será capaz de olvidar lo que vio.

Gracias a un mal hábito de los gemelos, dejar la puerta abierta, ellos no escucharon cuando Azul entró a la habitación y los vio.

Le dolió… Un dolor parecido al de una quemadura… Sintió como si un hierro al rojo vivo le quemara en el corazón.

Vio a los gemelos, recostados uno sobre el otro en la cama, compartiendo un apasionado beso.

La única razón por la que no había padecido hanahaki antes, era porque Azul siempre se sintió parte de ellos. Los gemelos le trataban de la misma forma en que se trataban entre ellos, le regalaban las mismas expresiones que hacían entre ellos, de vez en cuando sentía cómo se aferraban a él, casi pareciendo que sentían celos. Pero esto… Ver como los hermanos se amaban de una forma muy diferente de la que lo amaban a él… Eso le hizo entender que nunca sería parte de una relación como la que tenían ellos…

Recuerda haber salido muy rápido de ahí, Jade no tardaría en sentir su mirada sobre ambos.

Y ahí fue cuando empezó a sentir ese malestar.

Con el pasar de los días fue notando que los gemelos demostraban su amor con demasiada frecuencia.

Los vio besarse en un salón de clase, tomarse de la mano por debajo de la mesa a la hora de almorzar, susurrarse cosas que les hacían sonrojar, sonreír de la manera más bella que jamás vio… Esas miradas tan hermosas que los Leech compartían…

Varias veces se aguantó las lágrimas por ver como él nunca sería parte de ese amor… Hasta que tosió el primer pétalo.

Un pétalo amarillo, seguramente perteneciente a una rosa…

Una risa salió de sus labios, pero esta risa significaba todo el dolor que estaba sintiendo

Claro que le causó gracia como el universo se burlaba de él en su cara, con un pétalo de una flor que significa amor no correspondido…

Debimos haber hablado antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora