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Capítulo cuarto
Epílogo - Dos primeros besos

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Segunda parte: Inesperado

Fue extremadamente repentino. Hace nada se encontraban hablando sobre uma expansión de Mostro Lounge y comparten un beso lento pero intenso.

Mueven los labios con suavidad y lentitud, disfrutando de cada segundo en el que sus labios están unidos.

Los labios de Azul son suaves, saben un poco a fresa. Sin duda es un beso delicioso, es como besar una fina tela de la mejor seda. Y para Azul no es muy diferente, porque los labios de Jade son igual de suaves, casi pareciendo aterciopelados.

Pero, ¿Cómo terminaron en esa situación tan dulce?

Iniciemos hace unos cuarenta minutos.

Floyd aún no regresa de la práctica de su club, por lo que Jade y Azul se encuentran solos en la habitación del más bajo. Contrario a lo que muchos pudieran pensar, los chicos se encuentran calculando las ganancias de Mostro Lounge en el último mes.

Hace ya varios días que los chicos decidieron iniciar una relación poliamorosa, pero nada ha cambiado realmente. Están los tres juntos todo el tiempo, igual que lo hacían antes, nada ha cambiado.

Jade no es alguien particularmente romántico, así que por su cabeza no pasa la idea de ir con Azul a una cita o hacer algo juntos en la habitación, como ver una película o leer juntos, o quizá ¿Algo más íntimo? Como sea, a Jade no se le ocurre.

Azul por su lado, no tiene prisa en llevar su relación con los gemelos a un nivel más alto. Es el primer noviazgo que tiene y le gusta llevarlo lentamente. Pero el si quiere llegar a algo más. Ya llevan juntos una semana y ninguno de los gemelos ha mostrado interés en querer besarle o quizá hacer algo mas.

Ya no tiene Hanahaki, pero se siente igual de mal al ver que su relación sigue siendo la de un grupo de amigos.

Sabe que los gemelos si tienen contacto físico, los escuchó hace un par de noches cuando pasó de casualidad por la habitación de los Leech, y eso le enoja. ¿Por qué no lo besan? ¿Por qué no lo abrazan? ¿Por qué no lo invitan a participar de sus noches de intimidad?

Se siente un poco como la tercera rueda.

Observa a Jade durante largos minutos, pensando en una razón para que no avancen en su noviazgo, pero sólo incomoda a Jade, la mirada de Azul es un poco penetrante.

—¿Se puede saber por qué me observas tanto? —dice Jade, cuando la incomodidad se convierte un poco en pánico.

Azul sabe que puede hablar de estas cosas con Jade, es más calmado que Floyd.

—¿Por qué aún no nos hemos besado?

Jade se sonroja un poco, casi nada.

—Floyd y yo queremos ir lentamente para que no te sientas presionado.

—Mm… —Azul vuelve su vista a los papeles en el escritorio. No va a oponerse a ir lento.

Pero ese comentario deja a Jade pensando, ¿Van demasiado lento?

Se queda observando a Azul, cada pequeño detalle de él le parece precioso, le encantaría besarle y saber cual es el sabor de esos labios aue se ven tan suaves.

Azul nota la mirada sobre él, así que voltea a ver a Jade y, por alguna razón, fija su vista en los labios de este.

Poco a poco se van acercado, sienten la respiración del otro en la piel. Cierran los ojos y sus labios crean el primer contacto.

Ambos sonríen, apenas y se dieron un pico, pero se sintió muy bien, así que lo repiten, y lo repiten, y lo repiten. Cada pico es más prolongado, y más parecido a un beso real, hasta que sus labios se quedan juntos y empiezan a moverlos.

Seguirán así, disfrutando de cada sensación provocada por esos lentos y para nada demandantes besos, al menos hasta que llegue Floyd.

Debimos haber hablado antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora