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Capítulo cuarto
Epílogo - Dos primeros besos

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Primera parte: tan dulce como lo permita el mal humor


Floyd lleva todo el día de mal humor, algo normal en él, pero no evita que sus novios se preocupen por él. Floyd siempre se siente de mal humor por alguna razón, pero ese día simplemente amaneció así.

Durante las clases no hizo mucha conversación con nadie, no fue al entrenamiento en la tarde, y solicitó el día libre para no tener que ir a Mostro Lounge, aunque esto último fue negado ya que tenían mucho movimiento en el recinto.

Su turno se limitó a participar en la cocina, sabia decisión de Azul, porque Floyd está seguro de que hubiese tratado muy mal a los clientes si interactuaba con ellos de alguna manera.

Y el mal humor duró hasta la hora de cierre. Se negó a participar de la limpieza, dejándole todo el trabajo a Jade y fue directo a la sala V.I.P. para esperar a sus novios he irse juntos al dormitorio.

Azul fue el primero en llegar, sólo tenía que organizar unos papeles y estaría listo para irse. Aunque… Ver a Floyd de brazos cruzados, con la mirada fija en la puerta y el ceño fruncido, le hizo sentir la necesidad de indagar un poco en ese repentino mal humor.

—¿Floyd? —dijo el peliblanco, dejando de lado los papeles para poder centrar toda su atención en el Leech más alto— Aunque es normal verte malhumorado, no sé cual es la razón este día, y eso me preocupa.

Floyd voltea a ver al pulpo y frunce el ceño todavía más, siente mucha rabia cuando ve a Azul… Le hace recordar lo que sucedió el día anterior, así que sólo ignora a Azul.

Pasan unos minutos en silencio y eso preocupa muchísimo más al líder de dormitorio. De verdad quiere saber qué sucede con Floyd, no le gusta verle así.

—Floyd, por favor —se acerca al sofá donde está Floyd y se sienta a su lado—, no me gusta verte así. ¿Qué sucede? —le toma de la mano para que entren en confianza, pero Floyd se aparta un poco.

—No fui el primero —dice entre dientes, y se cambia de sofá para estar un poco alejado de su novio.

Azul hace memoria de posibles actividades en las que Floyd pudo no haber quedado primero, pero no hay nada cercano. No han habido exámenes, tampoco torneos de baloncesto, no se le ocurre nada… Hasta que, a los segundos, recuerda una actividad que puede haber sido la causa de todo el mal humor de Floyd…

—Así que es por eso… —dice en voz baj, más para sí mismo que para Floyd— ¿Te molesta que Jade y yo nos hayamos besado?

—No…

—¿Entonces? ¿Por qué estás molesto?

A Floyd realmente no le importa que Jade haya sido el primero en besar a Azul, lo que le tiene de mal humor es que ninguno de los dos lo haya mencionado en dos días… Y que lo hayan hecho casi a escondidas de él. Le molesta saber de ese beso por haber pasado casualmente por el dormitorio, le molesta que sus novios lo tengan en secreto.

—¿Cómo sabes que Jade y yo nos besamos? —dice Azul, y reacciona luego de decir eso—… Oh… Así que esa es la razón… —suelta un pesado suspiro y se acerca de nuevo a Floyd, pero se queda parado frente a él.

Floyd le mira, con enojo, pero todos esos sentimientos de resentimiento se esfuman cuando Azul le besa.

Es un beso muy suave, sus labios no se mueven y están cerrados, pero se quedan así unos segundos, porque se siente bien.

Azul se separa y sonríe al ver el rostro confundido de Floyd. Quiere reír, pero la risa se queda atrapada entre sus labios cuando Floyd le jala hacia él y le acuesta en el sofá, para volver a besarle.

El segundo beso no es un contacto tímido como el primero, es bastante profundo, tanto que a los pocos segundos Floyd muerde un poco el labio inferior de Azul para que este abra la boca y así pueda usar su lengua.

Se separan para tomar aire, Azul está jadeando, pero no le da tiempo a recuperarse cuando vuelve a sentir los labios de Floyd contra los suyos.

Se besan durante largos minutos, separándose únicamente para tomar aire. Cuando las cosas empiezan a subir de tono, con Floyd acariciando el abdomen de Azul por debajo de la ropa, se escucha como alguien llama a la puerta.

Se separan y se arreglan un poco, solo un par de segundos hasta que Azul dice "Adelante".

—Ya terminé mis tareas, de hecho, ya cerré el local, así que podemos irnos —dice Jade.

—Muy bien, ¡Hay que irnos! —Azul se apresura a salir, dejando solos a los gemelos.

—¿Azul besa mejor que yo? —dice Jade, con una sonrisa algo pícara. No es ciego, puede ver los labios hinchados de sus novios.

—No responderé eso —dice Floyd.

—¿Cómo estuvo?

—Dulce.

Debimos haber hablado antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora