La hermana de Jinpachi Ego +18 | Baro x T/N | Blue Lock

6. Tú no eres el Rey

Habían pasado los 20 minutos, me había puesto el uniforme y me había hecho un moño simple, después de todo no me lo iba a tomar en serio. Abrí la puerta y ahí seguía él. Baro, el chico alto, musculoso, pelo de pincho y con cara de tener pocos amigos, delante de mi puerta... pero no en la pared de enfrente, no, delante de mi maldita puerta sin dejarme espacio para salir, como si estuviese impidiendo que huyese de él. —¿Por qué tan cerca?, no pensaba huir de ti, más bien pensaba que serías tú el que huiría. — Otra cosa no, pero provocar a los chicos y ser sarcástica eran hobbies míos.

—Tu hermano dijo que eras un dolor de cabeza, pero hasta ahora veo que es cierto. ¿Una sirvienta como tú piensa hablarle así al Rey?— Me pareció haber escuchado mal. —Sirvienta?, ¿Me lo dices a mí?, oh querido, voy a hacerte tragar el puto suelo.— lo empujé y empecé a caminar hasta el campo de entrenamiento.

—¿Prefieres defender o atacar?— le pregunté nada más llegar. —Me gusta quitarle todas las esperanzas de victoria a mis enemigos, voy a defender.— Reí ante su respuesta, al parecer algo teníamos algo en común.

La pachanga comenzó, era un juego rápido en el que ganaba el primero que anotase el gol, no es práctico para conocer al otro o mejorar, solo sirve para destruir al contrincante. Comencé a correr hacia su portería en línea recta, pensaba hacerle cara directamente, cuando llegué a su posición me paré en seco y le pase el balón, él se sorprendió, pero se río. —¿En serio piensas regalarme el juego? Que estúpida. —En ese momento intentó pasarme, pero al instante le volví a robar el balón. —¿Qué pasa Rey?, ¿de verdad pensabas que sería tan fácil?, vamos a divertirnos un rato, ¿quieres?— reí burlona parándome delante de él otra vez. Sucedió lo mismo dos, tres y hasta cuatro veces más, su cara cada vez se volvía más roja de la vergüenza y yo no podía evitar burlarme de él. —Tan grandullón, tantos aires de grandeza, y no eres capaz de acercarte a la portería con el balón, eres patético.— Seguimos el juego hasta que empezó a maldecirme, por lo que paré y le dije que se pusiese en la portería, yo tiraría y él solamente tenía que pararlo. —Si consigues evitar el gol, admitiré que no eres tan inútil.— Él aceptó decepcionado por el juego anterior, cuando vi que estaba preparado hice una finta intentando tirar hacia la esquina superior. Él confiado se lanzó a parar el balón que nunca se disparó, cuando cayó al suelo simplemente caminé con el balón y con un tiro suave marqué. Baro seguía tirado en el suelo, posiblemente de la vergüenza no quería ni verme la cara. —Ahora dime, quien es el que destruyó las esperanzas del otro?— reí burlona y empecé a caminar hacia la salida. —Yo no soy... el Rey...— Lo escuché decir una vez que se recompuso, aún seguía en el suelo, pero ahora estaba agachado. —Correcto Baro, solo eres el Rey de tu mundo, pero hay muchas personas ahí afuera que son más mejores que tú. Pensé que con la segunda selección habías cambiado, pero sigues sin merecer tener mi verdadera prueba.— Seguí caminando, escuché que se levantó y comenzó a caminar hacia mí, segundos después me tomó de la mano para detenerme. —Ahora eres otro de mis enemigos y prometo que voy a aniquilarte en el campo, así que deja que siga retándote... por favor—. Dijo lo último en un susurro casi inaudible, evité burlarme de él más de lo que ya había hecho y simplemente seguí caminando hacia mi habitación, Baro me siguió en silencio, ninguno miró al otro, él por la vergüenza y yo porque me iba a reír de él. Al llegar a la puerta de mi habitación la abrí y él siguió caminando. —Ey!, estaré esperando a que me retes de nuevo, así que más te vale entrenar, Rey.— Él giró la cabeza corriendo y me miró con los ojos completamente abiertos, le sonreí y me encerré en el cuarto escuchando como él se alegraba y salía corriendo, posiblemente a ducharse o a entrenar.

—A pesar de haber sido completamente inútil, fue el único con el que me divertí jugando.— Dije para mi misma luego de darme una ducha y tirarme en la cama a dormir.