CAPÍTULO 5

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ATTIA

Me despedí de Smaul, tras haber salido del coche, mientras me enganchaba la mochila al hombro y me diriji al instituto. Después de lo que el me había explicado, sobre lo ocurrido el día anterior, me había quedado incluso un poco más confusa que al comienzo.

Me pregunté entonces que estarían pensando mis compañeros. Seguro que cosas y deseos de desprecio hacia mi persona. Mas eso no me importaba puesto que ya estaba acostumbrada.

Entre en el instituto y me senté en uno de los bancos del interior para perderme en mis pensamientos hasta que sonara la sirena que nos mandaría a todos los alumnos a nuestras respectivas clases.

Entonces lo vi. Ulises entró riéndose a carcajadas con otros tres chicos más, los populares del instituto. Él me miró y me sonrió haciendome un movimiento con la cabeza, luego se giró para seguir hablando con sus amigos.

Tocó la sirena y me levanté para subir a mi clase.

--¡Ei Attia espera!-- Escuché una voz d tras mía.

Me giré y ahí estaba el muchacho con un cuaderno en la mano. Corrijo, con mi cuaderno en la mano.

-- Se te calló el cuaderno.-- Dijo entregándomelo.

Yo lo cojí algo sorprendida.

No abré cerrado bien la mochila. Supuse.

-- ¿Que tal estas?-- Preguntó entonces.

-- Bien.-- Respondí sin saber que más decir.

Uvo un silencio incómodo entre nosotros que al final él decidió romper.

-- Emm... bamos a clase o nos hecharán bronca.-- Dijo cómo si no supiera que mejor decir.

Yo solo asentí también sin saber que decir. ¿Que me pasaba?

En toda tu maldita vida siempre has sido una chica seria e intimidante... ¿Y ahora te pones en plan tímida? ¡¿Pero que demonios te pasa Attia?! Pensé alarmada y exasperada al mismo tiempo.

-- ¿Attia estas bien? -- Preguntó Ulises sacandome de mis pensamientos.

--Ehh...  Sí sí, sí estoy bien.-- dije sacudiendo la cabeza para volver a la realidad.

Me di cuenta entonces de que ya no había nadie en el pasillo, ¿cuanto tiempo habría pasado desde que sonó el timbre?

-- Será mejor que ballamos a clase o nos pondrán un parte.

-- Sí bamos.

Cuando llegamos al aula y petamos nos encontramos con el rostro furioso del maestro Jales.

¡Mierda, con este nos bamos para bajo con un parte fijo!

Dicho y hecho.

-- ¡Llegáis tarde! ¡No esperéis que os deje entrar! ¡Id para secretaria a que os pongan un parte por perder clase! -- Exclamó y luego nos cerró de un portazo en las narices.

Yo apreté los puños cabreada y solté unas cuantas maldiciones y palabrotas fuertes que dejaron boquiabierto a Ulises, el cual se me quedó mirando horrorizado por mi mal bocabulario. Bueno era hija de la mismísima muerte, que se le iva a hacer, decir palabras muy inadecuadas para mi edad era algo muy normal en mi pueblo.

-- Bamos abajo.-- dije seria y con voz exigente.

Al ver que no se movía puse los ojos en blanco y lo miré furiosa. No estaba de humor para estas estupideces.

-- ¿Vas a venir o no?

-- Ehh... Eh sí sí bamos.-- Dijo volviendo en si.

Al parecer ese día ninguno de los dos estaba en sus cabales. Bajamos a secretaria y yo pasé de largo. Si el maestro esperaba que les dijera a los de secretaria que me pusieran un incentivo de su parte, iva de culo, que bajara él a ponernoslo que para algo tenía piernas.

Ulises me imitó y nos sentamos en uno de los bancos del pasillo. Nos quedamos allí en silencio hasta que él lo rompió diciendo algo que me dejó muy sorprendida y sin palabras...

-- Creo que me gustas.

--¡¿Qué?!

Hija de la muerte. (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora