Día 8: Fuego

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Luz estaba en su casillero, intentando que le dejará sacar uno de los libros que necesitaba para la siguiente clase, cuando la estúpida jugador del otro día apareció al lado de ella junto con otra chica de cabello verde.

—¿No es gracioso Amity? Ni siquiera los casilleros la quieren aquí —se burló la de tres ojos.

—¿Se puede saber por qué viniste a molestarme? —preguntó Luz enojada —¿No te quedó claro lo que soy capaz de hacerte si sigues con esto?

—Oh, porfavor, crees qué me voy a tragar el cuento de que me vas a meter en uno de estos casilleros si sigo molestandote. Eres sólo una humana, no podrías hacer eso ni aunque quisieras.

—Sigues hablando así y lo veremos —dijo Luz apuntándole con un dedo.

Justo en ese momento, para suerte de Boscha, sonó el timbre para entrar a clases. Refunfuñando, Luz miró a Boscha.

—Esto no ha terminado —le dijo a la de tres ojos, antes de darse la vuelta e irse a la clase de pociones.

Estuvo enojada toda la clase, para colmo Boscha también estaba allí.

Lo único bueno fue que el cardenal rojo de Hunter pareció notar su malestar y se acercó a ella para consolarla un rato. Eso logró calmarla, pero no duro mucho porque Boscha, con la excusa de ir a buscar más ingredientes al estante del fondo, paso al lado de ella y le tiró su bolso dejando caer su ropa del aquellare y su máscara dorada que tenía guardadas.

El cerebro de Luz pensó en diez mil formas para que nadie viera lo que estaba esparcido en el suelo en tan sólo dos segundos. Solamente una fue la que le pareció más rápida y efectiva.

Tenía que prender fuego esté lugar.

Treinta palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora