Día 10: Mascota

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—Parece que todo esta en perfecto estado —informo la chica de la enfermería que la estaba atendiendo. —Esto es extrañó, pero tal vez puede explicarse con que eres humana.

—Probablemente —dijo Luz con una sonrisa forzada. Había pasado media hora acostada en una camilla, media hora perdiendo el tiempo y lo peor de todo es que era su culpa. Este día sólo fue un error tras otro en los que ella se había metido. Belos siempre le había enseñado que la clave para tener éxito era tener un buen plan, y uno de respaldo para variar, pero hoy como una idiota se olvidó de los sabios consejos de su emperador.

—Si te sientes bien creo que podrías irte, deberías estar saludable, pero sólo por si acaso te recomiendo que descanses el resto del día. Ya puedes pasar Hunter.

—¿Luz esta bien? —preguntó el chico rubio apenas en entro en la pequeña habitación que se utilizaba como enfermería.

—Tecnicamente debería estarlo, igual recomiendo que se quede en reposó este día. —dijo la chica de la enfermería.

—Entiendo, gracias por tu ayuda Viney —Hunter ayudo a Luz a ponerse de pié para poder irse.

—No hay problema. Recupérate pronto Luz —le deceo la chica mientras los veía salir.

—Lo haré, muchas gracias por todo.

Y con esto, Luz agarró sus cosa y se fue con Hunter. Estuvieron caminando un rato hasta llegar a los casilleros, pero a Luz ya no le importaba guardar sus cosas de Guardia Dorada porque las clases ya habían terminado.

—Supongo que ya no podremos ir a mostrarte el Titán —dijo Hunter.

—¿Por qué? —preguntó asustada Luz.

Genial, lo último que le faltaba. Ahora su plan para acercarse al hijo de Eda, para obtener el portal, se estaba arruinando.

—¿Acaso no escuchaste a Viney? Tienes que descansar.

—Pero me siento muy bien ahora, estoy segura que podemos hacer un recorrido por el Titán.

—Luz, no, necesitas descansar para estar seguros de que ese humo no te hizo nada. Además, podemos salir juntos otro día. —dijo Hunter despreocupado.

Pero Luz no tenía tanto tiempo. Había pasado seis años de su vida entrenando juntó al Emperador Belos y otros tres años buscando todas las pistas posibles que la guiaran al portal del Reino Humano. Ahora ya casi estaba por cumplir diez años en este mundo fantástico, diez años sin ver a su mamá, y si no conseguía el portal para el Día de la Unidad probablemente nunca podría volver a verla. Decaída, Luz caminó hasta la salida de Hexside. A su lado estaba Hunter diciéndole algo, pero ella no podía escucharlo, se había encerrado en una burbuja intentando mantener la calma y no derrumbarse delante del chico.

Apenas Hunter se despidió de ella, o eso creyó ya que el rubio se estaba llendo mientra movía su mano como saludó, Luz salió corriendo lo más rápido que le fue posible hacía los árboles en los que siempre se cambiaba. Se apoyó en uno de ellos para luego derrumbarse y dejar salir su frustración.

Luz nunca lloraba, ni siquiera podía recordar la última vez en la que había llorado. Belos le dijo que no podía perder el tiempo en eso, pero esta vez la situación la superó. Lloró hasta que su cabeza le comenzó a doler y sus ojos le ardían. Su cuerpo se sentía fatal, pero desahogarse le ayudo a ver mejor las cosas.

Cuando estaba planeado su idea para obtener el portal Belos le había dicho que necesitaba un plan de respaldo por si el primero no funcionaba. El plan B que ella hizo era algo extremo, en ese momento Luz tenía la esperanza de no utilizar nunca, pero situaciones desesperadas requieren soluciones desesperadas.

Era momento de secuestrar a la mascota de la Casa Búho.

Treinta palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora