¡Nudista a la vista!

Capítulo 13: Rachel

Sabina se tomó bastante bien mi cambio de apartamento... Mucho mejor de lo que me esperaba, de hecho. La verdad es que fue una chica incomparable. Sé que suena extraño que lo diga ahora, sobre todo después de haberme enfadado tanto con ella el otro día, pero al final, creo que hicimos las paces.

Igual tuve que limpiar el desastre yo sola, pero por lo menos me quedó el consuelo de que sería mi última semana (y sesión de limpieza) con ella. Y por supuesto, luego de mi momento de iluminación en la oficina de Madame Marie no pude sacarme a Coco de la cabeza ni por un momento. No es como que esté en contra de que las personas fumen marihuana ni nada por el estilo.

«Bueno, el otro día estabas bastante molesta por ello...», me recuerda mi cerebro impertinente como siempre, pero, a ver... ¡No es lo mismo! Que no me molesta siempre y cuando sea con moderación. Si fuera por mí, hacerlo incluso sería legal en todo el mundo, pero, eso sí, ahora que presencié la experiencia de primera mano, bien lejos de mi habitación.

Ah, y a Coco me la dejan quieta. Las otras plantas de marihuana me dan igual, a ellas no las conozco después de todo... Pero yo a Coco la he visto retoñar por tres semanas, y si algo puedo decirles es que ver crecer a una pequeña cannabis te cambia de alguna manera. Crecen muy rápido. Y si hay una multitud de estudios científicos que demuestran que el aroma a césped recién cortado es de hecho una forma de comunicación consciente de las plantas para alertar sobre el peligro de la máquina cortadora, la marihuana sabe cuándo se la fuman. Punto.

Durante la semana Mayerlin y yo estuvimos pensando formas de cómo salvar a la pobre. No es tan simple como simplemente agarrarla y llevármela. ¿Y si Sabina me acusa después de secuestro?

«Aló, ¿policía? Mi excompañera de cuarto secuestró mi planta».

La idea no es muy coherente que digamos, pero conociendo a Sabi, no es del todo improbable que suceda. Quizás no con la policía, pero sí con Residencias, y ajá, no es como que yo quiera meterme en problemas con esa gente después de que me salvaron la vida. Al final a Mayerlin se le ocurrió la idea más disparatada del mundo.

—Sabina no se va a comer ese cuento, no lo creo —le dije el jueves durante nuestra videollamada.

—Tú solo díselo tal cual y ya vas a ver que sí funciona...

Yo no estaba muy segura.

Era algo tan inverosímil que ni siquiera Sabina, con todo y lo extravagante que era, se lo creería. O por lo menos eso pensaba yo. La verdad es que el viernes por la tarde, cuando regresé de buscar la llave de mi nuevo apartamento, la busqué en su cuarto e hice tal cual lo que me dijo Mayerlin que hiciera, y pues...

Fue difícil que Sabina me prestara atención, ya que no dejaba de darle ramazos con algas marinas a su cama para alimentar a las sábanas (según ella). Entonces le conté que me quería llevar a Coco conmigo porque:

—Ayer tuve un sueño en el que Coco me hablaba y me pedía que me la llevara conmigo —dije—. Verás, ella y yo nos hemos hecho muy cercanas en este poco tiempo que llevamos compartiendo, y realmente siento que nos entendemos mutuamente a un nivel en el que nunca antes me había entendido con ninguna otro ser vivo...

—Es que Coco no es una planta cualquiera, es excepcional —añadió Sabina.

—Lo sé, hermana, lo sé. En mi sueño me dijo que ella te quería mucho, pero que como todas las cosas en la vida, llega un momento en el que debemos encontrar nuestro propio camino... Y ella está completamente segura de que por eso es que entré en sus vidas. Para ayudarla a ella a encontrar su destino...

Lágrimas de felicidad corrieron por las mejillas de Sabina.

—Qué poderoso, hermana, ¡qué hermoso! —dijo con sus ojos azules repletos de emoción—. Sí, por supuesto, les doy mi bendición. Vayan juntas y descubran su luz. Abran sus ojos al gran Padre Sol y dejen que él las bañe con su gran luminiscencia y su gran sabiduría. Estoy segura de que Coco también te cambiará...