Noche de pelis

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               Episodio 20

|Noches de pelis|

He tomado una rutina desde que llegué a la casa de los Brown. Un mes y casi dos y sigo sin encontrar un hogar, me estoy desesperando. Quiero irme de esta casa, no porque no me guste estar aquí, o porque me incomode la cercanía de los Brown. Solo no quiero ser una carga para esta familia. Ya serán dos meses y sigo como una mantenida.

—Les incomoda.

—No creo que ellos piensen eso, tranquila.

—¿Acaso lees su mente, Samantha?

—Bueno, es verdad. Tal vez, pero no eres una mantenida. Has estado trabajando los últimos meses para ganar todo el dinero, además tienes que pagar el colegio que tus asquerosos padres no pagan. Sin ofender. —dice drásticamente.

Tengo miedo de lo que le puede pasar a mi mama. Me pregunto el porqué. Me ha hecho daño, incluso más que Papá. Papa, ¡Ja! Todavía le digo papá después de todos los toques y caricias asquientas. Soy una ridícula. Necesitada de amor.

—Me asusta Mamá. ¿Y si le paso algo?

—¿Y si solo no quiere pagar el colegio?

—Ella no... Ella no haría eso. —dudo un poco antes de decir esas palabras. Fue capaz de ocultar... Eso. —Papà es agresivo Sam... Más de lo que crees.

—Me di cuenta cuando me golpeo por decirle que no. —dijo apuntando su labio inferior.

Me tense al escuchar esa palabra. No. Le dijo que no. Con razón. No. No se puede decir que no. No a él.

—Lo siento.

—No es tu culpa. Fue él, no tú. —Puso su mano en mi hombro izquierdo. —No es bueno que pienses que todo lo que pasa es tu responsabilidad. Tienes diecisiete y en poco cumplirás dieciocho, eres una adolecente. Eres joven para preocuparte de cosas que con el tiempo serán tus responsabilidades.

—Hay cosas que no puedo dejar pasar, como ahora. Tenía el dinero Sam—me pasó la mano por el cabello y dejó caer mi cabeza en mis manos. Tengo ganas de llorar por lo cansado que es pensar en todo. —Tenía el dinero y ahora tengo que pagar el colegio y no podré irme de la casa de los Brown.

—Tranquila, Eli. —Su mano sigue ahí, en mi hombro.

Me levanto un poco pesado antes sus palabra. Estamos en el parque, no hay gente y me alivia eso. Solo quiero gritar, soltar lo que tengo atragantado. Lo que guardo y molesta de todos lo quiero sacar pero no puedo.

—Es fácil para ti decirlo, Sam. Tus padres te quieren. —y por un momento me cuestiono si esto es todo porque mis padres no me tienen afecto. O no el que necesito.

—Los tuyos igual. —dice enseguida. Parece sorprendida.

Respiro un poco antes de explotar. Ella no sabe nada, solo que mi papá se fue de casa y que mamá es indiferente conmigo, ni siquiera sabe la muerte de... De Ricky. No la culpo.

Me siento frustrada y no quiero soltar mi pensar con Sam, no es que no confíe en ella solo... no es el momento y no estoy lista. Pienso en hablar pero mi móvil vibra,me pongo nerviosa al instante al recordar el momento del colegio. Recuerdo los nervios y el miedo que crecía en mí de una manera indescriptible. Solo era Papà, un monstruo.

—¿Alo? —contestó dudosa.

—¿Como que "Alo"? ¡¿No tienes mi número registrado?! —Max grita por el móvil y siento como si oído fuera a sangrar.

—Pues no. Se me olvida agregar a la gente.

—Yo no soy "la gente''. —me lo imagino haciendo comillas con los dedos, a veces es como un niño pequeño. —Soy Max, tu amigo. Así que luego de esta hermosa llamada me agregas como es debido.

Mi Maldito RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora