El Obelisco

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Llegamos temprano al campo de entrenamiento que habíamos reservado, para nuestro combate Angi seria la juez, otros pocos asistieron a pesar de la hora para ver la batalla; mas que nada por Fernán ya que sus batallas eran reconocidas, cuando duraban... además otros tanto le admiraban y querían aprender de sus combates, en cambio conmigo muchos no sabían ni siquiera quien era no era tan popular como el.

Angi nos convoco a la arena entusiasmada

—De este lado con pañuelo verde y midiendo más de 2 metros, Fernán Reeeeedooooom.— grito como comentarista

Fernán ingresó a la arena con una  armadura y un pañuelo en el brazo como era de costumbre pero en vez de una espada trajo consigo una lanza tan alta como el, era la primera vez que me enfrentaría a el y su lanza siempre había comentado que quería ser lancero pero nunca lo había visto prácticar con ella se veía imponente.

Angi continuo —con armadura azuuuuuul el retador.....—

Algunos espectadores murmuraron confundimos  —¿quien es ese?—

Entre a la arena pero parecía insignificante comparado con Fernán.

Angi prosiguió con la explicación de las reglas, apesar que esta pelea sea de practica no se contengan yo la detendré si se sale de control, aquel que ya no pueda continuar se declarara perdedor pero si el retador llega a sostener el combate por enzima de 5 minutos se declarara ganador, y por ninguna circunstancia externa el combate no se detendrá.
—Comiencen!— grito Angi con alegría inmediatamente después de terminar la explicación.

—Que!!!!— Dije asombrado esperaba una cuenta regresiva.

Mientras tanto Fernán decía apretando su lanza —no me contendre como en otras ocasiones—

Abalanzándose sobre mi rápidamente ataco con su liviana lanza, cubri el primer ataque pero era muy diferente a otras batallas este venia com una fuerza devastadora que al cubrirlo la lanza se doblo como si fuese hule senti el impacto tan fuerte como si hubiera penetrado mi defensa tanto que me empujó y saco de equilibrio Fernán vio un hueco en mi defensa que alejo ese gran palo para volver a atacar este iba a mi pecho  con mas fuerza que el anterior sabría que no lo podría detenerlo, intente esquivar pero aun así me alcanzo me golpeo el hombro derecho abollado mi armadura giro la lanza a través de su cuerpo para cambiar de dirección y encestó otro golpe de mi lado izquierdo este me hizo girar dando la espalda,
—esto es enserio— replicó Fernan no des la espalda no lo hagas tan fácil

tome de nuevo la pose de guardia ese ultimo golpe doblo mucho una parte de la armadura del brazo izquierdo, decidí quitarme la protección dejando  mi brazo al descubierto.
—Continuemos — dije aunque parecía más un quejido

Fernán siguió atacando no me dejaba descansar lazo una ves mas esa jabalina con su fuerza devastadora apoyando todo su peso en ella, roso por una parte del casco desgarrandolo  hasta quedar abierto ese rose fue tan fuerte que me dio con el viento en la mejilla izquierda y alcanzó a cortar una parte de esta, comencé a sangrar un poco lo suficiente para que escurriera hasta mi brazo y manchara el pañuelo azul, convirtiéndo una parte en rojo todos veían atonitos y nadie detenía el combate Angi solo se limitaba a observar Tranquilamente

Fernán lentamente jalo su lanza que estaba atorada en mi casco provocando que me acercara a el de forma torpe, este combate era enserio pensé nuevamente, no sabía si le había ofendido de alguna manera, me atacaba como si me intentara matar al estar a menos de un metro de el me quite el casco para liberarme,

—que te pasa, casi me matas—le dije furioso

el solo se limito a desprender el casco de su lanza, pero no dijo nada.

—Me rindo!!!— dije en voz alta.

Angi con su mirada fría replicó —no esta permitido continúen.—

Pensé No puedo rendirme ni atacar,  podría morir si alguno de esos ataques me daba de lleno.

Pasmado por el miedo Fernán se dispuso a atacar nuevamente tomo su lanza la retiro lo mas que pudo para dar mayor potencia con todo el miedo de mi corazón empuñe mi espada con ambas manos tome mi coraje mientras llegaba el golpe de la lanza con tanta fuerza y velocidad que venia la coloque frente a mi la espada desvíe el ataque un poco pero quebró una parte de la espada que empuñaba, impacto mi brazo derecho gracias al desvío que pude hacer pero mi brazo quedo con una herida de gravedad sangraba demasiado y a nadie parecía importarle, mi furia se incrementaba no sabia si fuese por el dolor o por saber que a nadie le importaba lo que me sucediera  estaba seguro que no habían pasado ni dos minutos y ya tenia una herida de gravedad.

Fernán en puño su lanza nuevamente hacia atrás para tomar fuerza yo con este coraje solo espere el ataque final con calma e ira. Observe en cámara lenta como se acercaba ese empalamiento hacía mi pecho podría sentir casi la herida pero en un instante a verle tan cerca, mi cuerpo reacciono tan rápido que esa espada resquebrajada que poseía me ayudo a desviar el ataque; eso sorprendió a muchos pero lo que vendría a continuación los impactaría más, después de desviar el ataque me pose rápidamente a un costado de la jabalina y  con todas mis fuerzas empuñe fuertemente la espada y golpe esa arma que me causo tanto daño volaron dos pedazos una de la lanza y otra de mi espada a Fernán se sorprendió pero no fue suficiente tomo la bara con sus manos como si se tratase de una espada yo esquivando esos ataques torpes pero fuertes ya que había peliado así antes con el, los esquivaba con Fluidez cuando ya estaba cercas de el y era mi turno para contraatacar empueñe lo que quedaba de la espalda que parecía que era solo la empuñadura sabía que el no podría esquivarlo a esta distancia pero el era más rápido que yo, talvez fue una descarga de adrenalina o el hecho que yo sangraba sea cual fuera no pude evitar el fuerte golpe que recibí de su codo en el rostro, vi al imponente Fernán tan enorme frente a mi con ese palo astillado apuntando  al centro de mi cuerpo ese era el fin del combate pensé.

Mientras caía en picada ese trozo de jabalina apareció de la nada Angi entre los dos dando un sablazo fugas cortando así lo que quedaba de la jabalina.

— suficiente!,  tu has ganado ahora ayúdame a levantarlo Fernán— mientras lanzaba una mirada de reproche a Fernan.

Me levantaron y me llevaron a la habitación de la enfermería, ya se me hacía tan familiar ese lugar,

al recostarme en la cama Fernán dijo —disculpa me emocione—

yo solo sonrei —esta bien iré con ustedes al pueblo.

El Sable Caído Donde viven las historias. Descúbrelo ahora