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Jamie Dornan es un ganador. Guapo y arrogante, hace tratos de negocios multimillonarios y seduce a las más hermosas mujeres de Nueva York con sólo una sonrisa. Tiene amigos leales y una familia indulgente. ¿Entonces por qué ha estado encerrado en su departamento con las persianas cerradas por siete días, miserable y deprimido? Él te dirá que tiene gripe. Pero todos sabemos que eso no es realmente cierto.
Dakota Johnson es brillante, hermosa y ambiciosa. Se rehúsa a dejar que nada, ni nadie, estropee su camino al éxito. Cuando Dakota es contratada como la nueva socia de la firma de banca de inversiones del padre de Jamie, cada aspecto de la vida del galante mujeriego es lanzado en picada. La competencia profesional que ella provoca es desconcertante, la atracción de él hacia ella distrae, su fracaso en atraerla a su cama es desesperante. Entonces, justo cuando Jamie está en la cúspide de tener todo lo que quiere, su abrumadora confianza amenaza con arruinarlo todo. ¿Será capaz de desenmarañar sus sentimientos de lujuria y cariño, frustración y plenitud? ¿Se mostrará a la altura del más importante desafío de su vida? ¿Podrá Jamie Dornan ganar en el amor? Enredados no es la novela romántica de tu madre. Es una escandalosa, apasionada e ingeniosa historia de un hombre que sabe mucho de mujeres... sólo que no tanto como él cree que sabe. Conforme cuenta su historia, Jamie aprende que la única cosa que nunca quiso en la vida, es la única sin la que no puede vivir.
¿VES ESE BULTO SIN BAÑAR Y SIN AFEITAR EN EL SOFÁ? ¿El hombre con la sucia camiseta gris y pantalones rotos? Ese soy yo, Jamie Dornan. No suelo ser así. Es decir, ese no soy yo en realidad. En la vida real, estoy arreglado, mi barbilla está afeitada, y mi cabello negro está peinado hacia atrás en los lados de un modo que me han dicho me hace ver peligroso pero profesional. Mis trajes son hechos a medida. Uso zapatos de vestir que cuestan más que tu renta. ¿Mi departamento? Sí, en el que estoy ahora mismo. Las cortinas están cerradas, y los muebles brillan con un tinte azulado por la televisión. Las mesas y el piso están cubiertos con botellas de cerveza, cajas de pizza y botes vacíos de helado. Este no es mi verdadero departamento. En el que suelo vivir está impecable; tengo una chica que viene dos veces a la semana. Y tiene cada comodidad moderna, cada juguete de niño-grande que puedas imaginar: sonido envolvente, altavoces satelitales y una gran pantalla de plasma que haría que cualquier hombre cayera de rodillas pidiendo más. La decoración es moderna, un montón de acero inoxidable negro, y cualquiera que entra sabe que ahí vive un hombre. Entonces, como decía… lo que ven ahora mismo no es mi verdadero yo. Tengo un refriado. Influenza. Página 7 ¿Has notado que algunas de las peores enfermedades en la historia tienen un nombre lírico? Palabras como malaria, diarrea, cólera. ¿Crees que hacen eso a propósito? ¿Para que sea un modo amigable de decir que te sientes como algo que ha salido del trasero de un perro? Influenza. Tiene un agradable timbre al decirlo, si lo dices lo suficiente. Al menos estoy bastante seguro que eso es lo que tengo. Es por eso que he estado refugiado en mi departamento los últimos siete días. Es por eso que apagué mi teléfono, es por eso que sólo me he parado del sofá para usar el baño o traer la comida que ordeno del chico de las entregas. ¿Cuánto dura el resfrío de todos modos? ¿Diez días? ¿Un mes? El mío comenzó hace una semana. Mi alarma sonó a las cinco de la mañana, como siempre. Pero en lugar de levantarme de la cama para ir a la oficina en donde soy una estrella, lancé el reloj al otro lado de la habitación, rompiéndolo como el día del juicio final. Era molesto de todos modos. Estúpido reloj. Estúpido pitido. Me di la vuelta y me volví a dormir. Cuando finalmente arrastré mi trasero fuera de la cama, me sentía débil y con náuseas. Mi pecho dolía; mi cabeza también. ¿Lo ves?... un resfrío, ¿cierto? Ya no pude dormir, así que me planté aquí, en mi confiable sofá. Era tan cómodo que decidí quedarme justo ahí. Toda la semana. Mirando los grandes éxitos de Will Ferrell en la televisión. Anchorman: La Leyenda de Ron Burgundy está justo ahora. La he visto tres veces hoy, pero todavía no me he reído. Ni una vez. Quizás la cuarta vez sea la vencida, ¿eh? Ahora hay un golpeteo en mi puerta. Página 8 Maldito portero. ¿Para qué demonios está aquí? Lo va a lamentar cuando reciba mi propina de Navidad este año, puedes apostar tu trasero. Ignoró el golpeteo, aunque vuelve a sonar. Y de nuevo. —¡James! ¡James, sé que estás ahí! ¡Abre la maldita puerta! Oh no. Es La Perra. También conocida como mi hermana, Alexandra. Cuando digo la palabra perra la digo del modo más cariñoso posible, lo juro. Pero es lo que ella es. Exigente, obstinada, implacable. Voy a matar a mi portero. —Si no abres esta puerta, Jamie, voy a llamar a la policía para que la tire abajo. ¡Lo juro por Dios! ¿Ves a lo que me refiero? Agarro la almohada que ha estado en mi regazo desde que el resfrío comenzó. Entierro la cara en ella e inhalo profundo. Huele a vainilla y lavanda. Fresco, limpio y adictivo. —¡Jamie! ¿Me escuchas? Pongo la almohada sobre mi cabeza. No porque huele a… ella… sino para bloquear el golpeteo que continua en mi puerta. —¡Estoy sacando mi teléfono! ¡Estoy marcando! —la voz de Alexandra es aguda por la advertencia, y sé que no está jugando. Suspiro profundamente y me obligo a mí mismo a pararme del sofá. La caminata a la puerta lleva tiempo; cada paso de mis piernas tiesas y doloridas es un esfuerzo.

enredadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora