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DESPUÉS DE QUE DELORES SE VA, recojo mi maletín y me dirijo a la puerta. A

mi encuentro con el skywriter. Todavía tengo que averiguar cómo conseguir que

Dak vaya al techo. Hablando de Dak…

¿Quieres pasar por su oficina por el camino? ¿Ver cómo la buena Hermana y

ella se llevan?

La puerta está abierta. Apoyo las manos en el marco y me inclinó. ¿Puedes

verla a través de los globos? Sentada en su escritorio, con las manos dobladas en la

parte de arriba, una sonrisa pegada a la cara mientras asiente obedientemente a lo

que está diciendo la hermana Beatrice.

—Señoritas. ¿Cómo están pasando esta tarde?

Dak se vuelve hacia mí. Y su voz es tirante. —Jamie. Ahí estás. Estaba

pensando en ti.—por la forma en que sus manos de aprietan juntas, parece que

estaba pensando en estrangularme—. Mientras la hermana Beatrice aquí me

contaba la fascinante historia de las casas de cristal. Y cómo aquellos de nosotros

que vivimos en ellas no debemos tirar piedras.

Ella sigue sonriendo. Pero sus ojos dicen otra cosa totalmente.

Es un poco espeluznante.

¿Viste en Masacre en Texas cuando el viejo sonríe justo antes de rajar la

garganta de la chica? Sí, es algo como eso.

La Hermana Beatrice mira el techo—. Somos todos imperfectos a los ojos del

Señor. Dakota, ¿puedo usar tu baño, querida? La naturaleza está llamando.


—Por supuesto, hermana. — Se levantan, y Dak abre la puerta del baño

contiguo.

Y en cuanto la puerta se cierra, la sonriente Kate dice adiós. Y la rabiosa

Dak toma su lugar. Ella marcha hacia mí.

Y los globos corren por sus vidas.

—Voy a preguntar esto una vez, y si me mientes, te juro que voy a dejar que

Delores te envenene.

—De acuerdo.

—¿Es una verdadera monja? O ¿Alguna actriz que contrataste?

Me río. No pensé eso. —No, ella es real.

Dak no está complacida. —¡Dios, Jamie! ¿Una monja? ¿Una maldita monja?

enredadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora