"Quiero ser tu esclavo"

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Husk le había tomado cariño a ese chiquillo extrovertido que siempre le jugaba bromas. Cuando se conocieron, aún ellos dos no estaban saliendo, de echo Alastor afirmaba no ser amigo del rubio. Pero este le seguía fielmente a todos lados y a pesar de que al castaño le molestaba la presencia de todo mundo, el rubio no le molestaba en absoluto. Husk sabía que entre ellos dos había una extraña conexión y quería darles un empujón y se presentó la oportunidad perfecta—Deben verme en el show de esta noche—Anthony les entrego dos entradas para su presentación. Resulta que el rubio era un reconocido bailarín de alta categoría en los clubes más codiciados de la ciudad. Era bailarín de pole dance y por lo que decían los rumores, era uno de los mejores del rubro.

-Claro que iremos ¿Cierto Alastor?- le sonrió al castaño, aceptando por los dos. Los ojos azulinos de Anthony brillaron de emoción.

-Bien, los espero. Me iré a arreglar—les lanzo un beso en el aire y se fue dando pequeños saltos de alegría. Alastor miro a su amigo con el semblante molesto, preguntándole porque había aceptado.

-No seas amargado, la pasaremos bien—reía por aquella situación. Acordaron encontrarse fuera del club, en la noche. Ya pasadas unas horas, Alastor estaba en la entrada, esperando. Vestía una camisa inmaculada de color nieve. Pantalones negros que marcaban sus piernas y zapatos del mismo tono ónix. Sintió su celular vibrar en su bolsillo. Vio y era un mensaje de Husk diciendo “que no podría asistir” el castaño apretó los dientes de la rabia que sentía. Él muy maldito lo había abandonado a su suerte en aquel sucio lugar. Iba a retirarse cuando Anthony salió por la puerta principal y se le iluminó el rostro al ver a Alastor. Lo tomo del brazo y lo arrastró hasta la mesa más cerca del escenario. Le pidió un trago al bartender—no tengo dinero—dijo el castaño. Pero Anthony le guiño el ojo, respondiéndole que iba de parte de la casa. Se fue tras bambalinas, no sin antes decirle que disfrutará del show. Pronto las luces se apagaron y solo se veían las luces rosadas que adornaban el escenario. Apareció Anthony, vistiendo una falda de cuerina rosada, con un corazón osado al medio. Botas gigantes que moldeaban aquellas delgadas y flexibles piernas. Su cuerpo estaba cubierto de brillantina, haciéndolo etéreo, angelical, sensual. Su cabello rebelde resplandecía bajo la luz de los focos y sus ojos resaltaban con aquel maquillaje. Alastor se quedó de una pieza al verlo. Su corazón se volvió loco y sus mejillas se sonrojaron ¿Qué le estaba pasando? No pudo procesarlo, la música empezó a sonar fuerte por los parlantes. Anthony dio un giro experto en el tubo, hasta quedar de frente y cantar las primeras estrofas de la canción. El castaño no sabía que cantaba, de echo no sabia nada de Anthony. Esto le despertó la curiosidad, se acomodó en la silla y puso toda su atención en el show que se desarrollaba al frente de él.

Quiero ser tu esclavo

Quiero ser tu amo

Quiero hacer tu corazón latir

Y acelerar como montañas rusas

Levantó una de sus piernas grácilmente, demostrando su flexibilidad y dejando ver un poco de su ropa interior de encaje. El público vitoreo ansioso, queriendo ver más. Con la fuerza de sus tríceps levantó sus piernas, mostrando sus ágiles movimientos, mientras cantaba cada estrofa, mirando a un punto en específico. Alastor, quien le devolvía la mirada se estaba emocionado, su cuerpo se revolvía incómodo en el asiento ¿Cómo era posible que una persona tan correcta, como él. Quien había sido enseñado en las más estrictas reglas, se estuviera excitando por un espectáculo como este?

Quiero ser un buen chico

Quiero ser un gángster

Porque tú puedes ser la Bella

"El ángel volvió al cielo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora