versión I

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La novia perdida

ㅡ¡Rita! ¡Rita! ¡Rita!

Gritaba el hombre desde lo alto, estaba desesperado, su pecho bajaba y subía en una angustia creciente. Ella no pudo más que quedarse quieta esperando que no la viera. Se había asustado por el comportamiento del hombre. Pero por su mala suerte el hombre empezó a mirar en todas direcciones buscando a la tal Rita, dando con la mujer al otro lado del río.

El hombre cayó sobre sus rodillas al ver a la mujer, y empezó a llorar. Mientras ella no entendía que era lo que estaba pasando, entonces siguió callada observando lo que pasaba. El hombre se levanta entre sollozos y pasos torpes, para dirigirse a el puente que unía la parte más alta con la más baja y llana. Iba bien agarrado de los lados del puente porque su vista estaba completamente nublada por sus ojos cristalizados.

ㅡAy Dios mío, gracias.

Repetía y volvía a repetir, una y otra vez mientras que cruzaba el río. Ella estaba petrificada ¿qué se suponía que tenía que hacer? Pero cuando el hombre llegó a su lado del río se sintió atacada, y buscó algo con qué defenderse, encontró un palo grueso y lo levantó con ambas manos firmemente señalando al hombre.

ㅡNo se mueva. ㅡDijo con voz dura, tenía miedo, pero no lo suficiente como para dejarlo ver.ㅡNo se mueva que lo mato.ㅡAmenazó sin piedad, el hombre levantó sus manos enseñándole las palmas.ㅡNo me muevo.ㅡDijo el hombre aguantando el llanto, intentado calmarse.ㅡQuítese el bolso y tírelo hacia mí.ㅡLe ordenó ella determinante, él con obediencia tira el bolso en sus pies.ㅡ¿Quién es usted? ¿Y por qué está aquí? ㅡLe pregunta ella aun apuntándole con el palo. El hombre pareció romperse en mil pedazos. ㅡ¿N-no se acuerda de mí?ㅡDice con voz temblorosa, y con ganas de volver a llorar. Pero ella lo único que hace es negar. ㅡRita, llevo buscándola por cinco años . . . ¿Y no se acuerda de mí? ㅡDice dolido, el hombre frunce el ceño.ㅡ¿Qué?ㅡDijo ella suavemente, ¿tenía un pasado?ㅡExplíquese.ㅡDijo ella determinante.ㅡNos casamos Rita, vinimos a pasar la luna de miel por estos lados, venimos de campamento, pero se me perdió.ㅡEl hombre se sentó en el suelo, llorando nuevamente. En ese momento ella entendió que no venía a herirla y bajó el palo.

ㅡ¿Seguro que soy yo la persona que busca?

Le preguntó mientras recogió el bolso del piso para ver que había. En el bolso traía una clase de cuadritos de hojas de plátano, y se mantenían cerradas por un pabilo, también traía varias fotos, y en todas estaba el hombre esta vez vestido de traje y a ella vestida con hermoso vestido blanco. En una a parecían abrazados, en otras besándose, y en una estaban ambos frente a frente y tomados de las manos. Ella estaba impactada, se veía muy diferente, estaba maquillada y tenía varias joyas. Un sentimiento de tristeza la invadió, pero ¿por qué? No recordaba nada de eso, ¿será porque ahí se veía muy feliz? Y ahora no sabía por qué había llegado ahí, completamente sola, y sin recordar nada de antes de vivir en medio de la nada.

Entonces miró al hombre porque había dejado de hacer ruidos de estar en pena, ahora estaba acostado con un brazo tapándose los ojos y con la otra en el estómago. Ella se acercó a él en busca de respuestas.

ㅡ¿Ella soy yo? ㅡLe pregunta poniendo la foto a la altura de los ojos. El hombre quita descubre sus ojos y se endereza resignado. ㅡSí, y él soy yo, somos nosotros en nuestra boda.ㅡExplicó él ya más tranquilo. Ella analizó la situación, él había perdido a su esposa, pero ella no lo recordaba. Puso su mano en el hombro de su nuevo compañero. ㅡPerdón, pero no recuerdo nada. No soy su esposa. ㅡExplicó ella pacientemente. Él la miró y sonrió triste, sabía que ella tenía razón.ㅡBueno, ¿en dónde está viviendo?ㅡPreguntó él solamente para asegurarse de que estuviera bien.ㅡSe llega a mi casa por ese camino.ㅡDice ella señalando por donde se llegaba a su casa.ㅡ¿Vive sola?ㅡPreguntó el algo preocupado.ㅡSí.ㅡRespondió de lo más tranquila, los niveles de preocupación de él disminuyeron cuando notó que ella no estaba en ningún peligro, ella ya había aprendido a cuidarse sola por el largo tiempo en que se había quedado ahí.ㅡ¿Puedo contarle nuestra historia? Tal vez así recuerde. ㅡLe propuso él esperando que aceptara, ella dudó unos segundos, pero al final la curiosidad le ganó.ㅡEstá bien.

El medio de la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora