Versión XI

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⇋ Recuerdos borrados ⇌ 

Laurel

La mañana era perfecta, observo todos los árboles, uno por uno, respirando hondo y en tranquilidad.

De pronto escuchó un "crack" de cuando se maja una rama y se parte. El sonido no es singular, lo escuché durante mucho tiempo, todo el que estuve perdido, tal vez sea por eso que me tense al escucharlo, me trae malos recuerdos, por eso sentí que se me hacía un hueco en el estómago, por eso me tiemblan un poco las manos, y tengo una sensación extraña.

Mis ojos se dirigen a todas direcciones, buscando el animal que hizo la rama tronar, mientras me levanto lenta y cuidadosamente, intentando no llamar la atención del animal además de querer resguardarme dentro de la casa, sin embargo no encuentro el tal animal que ha creado mi imaginación para tranquilizarme, y tampoco encuentro la puerta por lo que mis ojos se despegan del panorama, pues mis manos aunque tantean no encuentran la puerta.

Miro la puerta y la encuentro cerrada, lo cual hace que mi ceño se arrugue por que estoy seguro que la había dejado abierta, intento empujarla pero está bien cerrada, escucho un segundo "crack" que me termina de volver loco, escucho mi corazón latiendo en mi garganta y oídos, la boca se me seca completamente, vuelvo a mirar al horizonte, entonces entiendo por qué mis instintos me decían que debía meterme rápido a la casa.

Mis ojos le dan razón a mis instintos cuando ven a varias personas vestidas completamente de negro, tenía su cara escondida detrás de una especie de manta, y en sus manos traían unos objetos largos como palos pero no los identifiqué bien, estaban por todas partes, y corrían hacia mí, mi pobre corazón se me iba a salir, intentando golpear la puerta para que Loto me abra la puerta pero no logro tocar la madera, pues siento un fuerte golpe en la cabeza, que me dejó inconsciente, pero antes de ver todo negro, veo a Loto abrir la puerta, y detrás de ella aparece otra persona que le pone un pañuelo en la nariz y boca.

                                   ◇◆◇

No sé cuanto tiempo pasó desde el golpe tan  brusco que uno de esos hombres me dio, pero cuando empiezo a recobrar la conciencia, primeramente percibo un olor extraño, tal vez no desagradable, pero si uno que nunca había olido antes, el olor subía por mi nariz y sentía que me llegaba hasta el cerebro. Mis ojos están muy sensibles y la luz tan potente que me apunta directamente a la cara no ayuda a la recuperación de mi vista, mis manos están detrás de mí espalda y algo metálico las retiene. Mi vista se dirige a mis pies, estos están llenos de barro y hojas, al igual que parte de mis piernas, el piso también tiene algo de barro, pero no creo que haga mucha diferencia, pues apesar de que es de azulejo, está mugriento. Al frente de mi hay una mesa, y me tienen en un pequeño cuarto, con un espejo al frente de donde me tienen sentado.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me desperté y me fijé en mi alrededor, pero el hecho que nadie venga a verme, que nadie a cruzado esa puerta, y que la única persona que he visto sea mi propio reflejo, cada vez me inquieta más. ¿No sería lo normal que apenas me desperté alguien venga a hacerme preguntas? Por lo menos a golpearme, pero nada pasa, debe ser alguna especie de tortura, para ver hasta donde llega mi cordura, o solamente se olvidaron de que me tenían aquí.

Sin embargo, al parecer no estaba completamente consciente de lo que estaba pasando, pues empecé a recordar otros hechos antes de que me perdiera en el bosque, por lo que entendí porqué no venían por mí, pues ahora tengo una idea de quiénes son, y porqué estoy ahí en ese momento, el cuerpo se me llena de rabia, el pecho me sube y baja por mi respiración acelerada.

ㅡ¡Ya me tienen aquí, carepichas!

Les grito con furia, intentando arrancarme las esposas de un tirón, y moviendome resistiendo a las esposas.

El medio de la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora