Inés y Flor tuvieron una mala idea. Tan acosadas como estaban por los deseos desde que se juntaron, el apuro les hizo buscar métodos pocos recomendables para conseguirse un macho cada una.
Fue Flor la que casi llevó a rastras a Inés a ese encuentro sexual fortuito. Uno era un viejo y el otro, un gordo. Aunque no fuesen atractivos, Flor insistía en que una pija era una pija y que no estaban como para andar perdiendo el tiempo. Ella quería sexo esa misma noche.
En un lugar oscuro y abandonado, que daba cierta privacidad por no pasar nadie y por no verse nada en esa espesa negrura, Flor se fue con el viejo e Inés con el gordo.
No se molestaron ni en bajarles la bombacha. Se las corrieron a un costado y les metieron la chota. El gordo se movía como un conejo, pese a su delicada condición física. El viejo cogía con suavidad el culo de Flor, quizás más por el desgaste de la edad que por ternura. Las vergas entraban y salían del culo de las sissys.
El gordo en éxtasis eyaculó, llenándole el culo de leche a Inés, porque no estaban usando preservativo. A pesar de quedarse un momento tras ella, le preguntó al viejo:
-¿Intercambiamos?
Y el viejo dijo que sí.
Al sacar la poronga del culo de Flor, el agujero le quedó dilatado por la enorme cosa que salió de ahí. Entonces, Flor se fue con el gordo y el gordó, listo de nuevo, le hundió la pija hasta el fondo, de una.
Inés levantó el culito, para ofrecerse al viejo, quien se la ensartó sin piedad. La verga enorme llevaba al extremo, estirando su orto de novata. Le dolía, pero el viejo era amable con ella y no quería que se detenga.
-¡Vamos, papi! ¡Así! ¡Así!
Ambos culos recibieron su leche al mismo tiempo, bajo capricho de Flor. Fueron inundadas por dentro con los fluidos sexuales de dos machos y recordaron su condición de hembras cuando ellos se fueron y las dejaron así.
Pero como todavía ellas no habían tenido un orgasmo, al llegar a casa se pusieron una delante de la otra, bien pegaditas, a masturbarse. También frotaron sus penes femeninos entre ellos y esto hizo que alcanzaran el éxtasis juntas. Se salpicaron de semen mutuamente, mientras respiraban agitadas. Y entonces se dieron un beso tierno.
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Sissy x 2
Random¿Qué puede ser mejor que la historia de una sissy? ¡La historia de dos sissys! Éste es un conjunto de historias cortas y cargadas de erotismo (sólo para adultos).