Una vez durante una Luna azul

No digas que no vale la pena intentarlo

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Luna se encontraba nerviosa al entrar a la tienda de música en el centro comercial Royal Woods. Antes había comprado boletos para conciertos, discos de música, e incluso algunas playeras promocionales para Lincoln y Ronnie Anne de Smooch, pero esta vez no se trataba de negocios.

Subió despacio las escaleras que conducían a la oficina. La puerta se encontraba medio abierta y el interior tenía varias cajas de cartón con algunos documentos dentro de ellas.

-¡Pasa amor, no te fijes en el desorden!- dijo Duncan emergiendo detrás de una pila de viejos panfletos de una presentación musical patrocinada por el centro comercial.

-Estamos sacando cosas que ya no sirven y son basura.-

-¿Es mal momento?-

-Para nada, es hora de mi descanso y solo estaba moviendo esto para separar lo que será desechado. Solo estaba esperándote.-

La joven sonrió. Se tomó del brazo del chico y ambos caminaron hacia la sección de comida del centro comercial. Ella pensaba que comerían tacos como la última vez, más el seguir caminando por la sección de comida la hizo notar que no irían a un restaurante de comida rápida.

Duncan se detuvo con Luna en un restaurante anaranjado con negro que tenía un enorme logo en llamas minimalistas que se leía Aerohot.

-El mejor lugar de alitas picantes de todo el centro comercial. Reservé para los dos.-

Al ver que una amable mesera les pedía que la siguiesen a una mesa alta logró hacer que el nerviosismo de Luna creciese, ya que el lugar parecía caro... ¿Y si se dividían la cuenta y no tenía suficiente para pagar? ¿Tenía su cartera con ella? ¿Y si el picante de las alitas le hacía eructar, o que los mocos salieran por su nariz? Su mente era un enorme maraña de pensamientos que no le permitió saber si la salsa BBQ era la que había ordenado Duncan o la Cajun de mango.

-Es... nunca había venido aquí.- dijo ella logrando armar una oración.

-Las alitas son deliciosas. Yo invito, nada de preocupaciones Luna- Duncan respondió tocando apenas los dedos de Luna quien comenzó a relajarse poco a poco.

-Hoy quiero hablar de nosotros. Olvida por ahora todo lo que ocurrió.-

-Incluido el... ¿Beso? –

-Excepto el beso.-

Ambos rieron.

-No es un secreto que me gustas Luna Loud, eres encantadora. ¿Quisieras salir conmigo?-

-Estamos saliendo ¿Esto es una cita no es cierto?-

-Es una invitación a comer. Una cita sería más de ir a lugares para rockear.-

-¿Entonces me estás diciendo mentiras doctor D?- Sonrió Luna sintiéndose un poco más cómoda.

-¡Entonces que esto sea una cita con invitación a comer incluida!- respondió Duncan mientras la mesera les traía un enorme plato lleno de alitas con una salsa que les daba un color anaranjado brillante.

-Bueno D. me halagas y tu también me gustas, es solo que...-

-¿Es por el concierto?-

-No. Hay muchas cosas que quiero poner en orden y además quiero conocerte más. Lo que quiero decir, es que no quiero precipitarme.-

Las palabras que salían de los labios de Luna la hacían odiarse. Sentía que si era más específica habría una posibilidad de perderlo, pero tenía que ser honesta y eso ayudaría a demoler la duda que recorría su cabeza: ¿Se estaba aprovechando de ella?

Duncan la escuchó sin dejar de mirarla a los ojos.

-De acuerdo amor. Respeto tu decisión.- Respondió tomando una alita entre sus manos.

-¿No estás molesto?-

-No. Todo lo contrario. Se necesita mucho para ser honesto Luna y si es así como te sientes yo no tengo porque enojarme. Anda come una.-

Luna tomó una de las alitas y la mordisqueó. El picante era bastante bueno, el ardor en sus labios pronto pasó a su lengua, estaban lo suficientemente deliciosas para bajar el sabor amargo de sus propias palabras.

El platón de alitas se iba haciendo cada vez más pequeño, Duncan comentaba historias de su banda y ciertas fans que los persiguieron por un estacionamiento durante una hora y Luna respondía con anécdotas de su familia como aquella donde todos ellos participaron en una feria.

-¡Doctor D. no esperaba encontrarte aquí!- dijo una voz detrás de Duncan.

Un sujeto bajito con una camisa hawaiana azul, pantaloncillos cortos color caqui y zapatos deportivos palmeó la espalda del chico.

-¡Avery...! No... no esperaba verte-

-Supongo que el mundo es un pañuelo, pero es una suerte que lo haya hecho. ¿Tienes a mi banda lista?-

-Estoy con alguien importante y bueno, no es mi hora de hacer negocios, ya sabes...-

-D. voy a tomar eso como un no. Considera nuestro acuerdo como terminado y tus privilegios negados. –

-¡¿Oye amigo cuál es el problema?!- gritó Luna con la boca llena de salsa.

-Uno que no debe preocuparte. Lamento el arruinarte la cita.- Respondió el hombre bajito saliendo del establecimiento.

-¿Quién era ese tipo Duncan?-

-Se llama Avery. El dueño de un club nocturno llamado Hexagon. Necesitaba una banda pero las que yo contrato todas están ocupadas.-

-¿A qué se refería con eso de privilegios?-

Duncan dio un largo suspiro.

-El club es muy exclusivo. Muchos de sus clientes son estirados de mucha pasta, pero, también van patrocinadores de varias disciplinas en Royal Woods, música entre ellos.-

Duncan mordía el hueso de una alita con menos ánimos que antes.

-Mis privilegios eran el poder entrar a ese club y conocerlos pero ya no será posible.-

Luna miró el platón y después a Duncan quien ya no mordía el hueso.

-Yo puedo tocar.-

El chico la miró serio y después bufó una risa apagada.

-Es un club nocturno Luna, la entrada a menores está prohibida.-

-¡Puedo conseguirme algo para ayudarte, por favor solo déjame intentarlo!-

-Quiere una banda registrada, no una solista.-

-¡Regístrame a mí, a ti y a alguien más como Silver Stars! Dices que conoces a varios músicos ¿Cierto?-

-¿Qué hay de Chunk y Tabby?-

Luna pensó un momento.

-Será una pequeña mentira blanca. Como pago por todo lo que has hecho por nosotros te dejaré registrar y usar nuestro nombre... solo no se lo digas a Chunk y Tabby, será nuestro secreto.-

-Es demasiado Luna Loud... no puedo...-

Duncan miró a los ojos a la chica y esbozo una sonrisa pequeña al ver que ella parecía no querer aceptar un no por respuesta.

-Muy bien y será la última vez que me entrometa. Se supone que esto sería una cena y no una discusión de negocios.-

-¡No lo son D. solo es una forma de agradecerte!-

Luna tomó otra alita y comenzó a devorarla mientras pensaba en un plan para que todo lo que había planteado funcionase. Era una buena oportunidad de conocer mejor al chico y además ella podría ayudarlo. Duncan por su parte miraba detenidamente a Luna mientras su pequeña sonrisa iba creciendo.