Los colores del amor

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-Hablo la señora y preguntó por ti, le dije que tu pariente sigue con problemas de salud.

-Gracias Juanita

- Y qué traes mi'ja ?

- Es cansancio solamente.

- No será mal de amores, ese condenado chamaco solo te hace sufrir, cuidate escuchame. Cuantas muchachas no terminan embarazadas y abandonadas. Si tu mamita viviera quisiera verte formar una familia, no crees.
Ayer lo vi en el auto con la tal Daisy, más engreida que la señorita Eliza.

-Basta!, Juanita. Tú no lo conoces!, no tienes derecho a juzgarlo -se quiebra su voz y no puede detener las lagrimas que caen cual cascada por sus mejillas-.
Iré al supermercado.Me llevaré a Jhon y a Louis para que traigan las cosas. Yo regresare más tarde o quizá no llegue. Por cierto, tienes tus papeles en orden. Han estado deportando mucha gente a latinoamerica.

-Dorothy no me asustes-se persina- el guapote de George dijo que todo estaba en regla, pero por si acaso no voy asomar ni la nariz.

Dorothy va con los muchachos para surtir la despensa, ellos se regresan y ella decide realizar sus compras personales. En uno de los pasillos siente una especie de mareo pero se da animo, al tratar de tomar una caja de cereal su mano choca con la de un caballero.

-Dorothy, cómo estás?

- Bien doctor Miller. Gracias.

- Michael por favor, y Neal? Sigue con sus terapias?

-Sí, muchas gracias.

-Perdón te sientes bien, luces pálida.

-No es nada gracias.

-Solo me faltan dos articulos más. Si gustas te llevo.

-Gracias es usted muy amable.

En el automovil la conversación es fluida sobre cosas triviales. De pronto Michael se pone serio.

- Yo sé que no es mi asunto, pero creo que Neal es muy afortunado al encontrar un amor sincero como el tuyo, pero...

- No diga más por favor.

-Otro en su lugar renunciaría a todo por el ser amado

-Usted es un idealista -hay cierta molestia en su tono al hablar- Muchas gracias por traerme. Ya estoy cerca, caminaré un poco me hará bien.

-Disculpa por favor. -Ante la actitud de la joven, Michael detiene el auto-

Los días pasan uno tras otro, con sus alegrías e infortunios, pero las manecillas del reloj no se detienen jamás.

-Hoy tampoco viene el doctor Miller por ti.

-No, le asignaron cubrir urgencias en el turno nocturno esta semana.
-Celular timbrando, videollamada de Albert- es Albert!

-Contestale, yo también quiero saludarlo.

-Hola Candy-con esa sonrisa tan linda y franca, el corazón de Candy late con fuerza y siente que amenaza con salirse de su pecho, no atina a decir palabra, el doctor Martin toma el celular-

-Que gusto verte! Cómo has estado?

-Muy bien doctor, terminamos en Madison, wisconsin, nos iremos a Saint Paul, Minesota.

Candy logra integrarse a la conversación,después de terminar la llamada pasan por un restaurante de hamburguesas y el doctor Martin y Candy deciden cenar ahí.

-El amor es un sentimiento maravilloso Candy. Cuando conocí a mi difunta esposa-hay un tono melancólico en su voz-...ella era el sol que iluminaba mis días...no tuvimos la dicha de tener hijos, pero fueron años maravillosos. Algún día nos reuniremos en el más allá. Gracias Candy por motivarme a dejar la bebida, sin ella me sentía perdido pero ahora creo que desde donde esté, si pudiera verme estaría orgullosa.

- Las fotografias de su sala, es ella?

- Sí, mi dulce amor.
El amor tiene muchos colores y formas, pero el verdadero amor eleva e inspira a ser mejor Candy. El doctor es buena persona pero no logra llegar a tu corazón.

- Tengo que seguir adelante, hay sueños que no se hacen realidad.

-No te precipites. Todo llega en el momento justo.

En otro punto de la ciudad Michael llega a casa y encuentra a su prima Sharon en la sala frente al televisor, la mesa de centro está ocupada con alimentos diversos, una película romántica se proyecta en la pantalla y Sharon es un mar de lagrimas.
Él deposita sus cosas en la mesa, se acerca a su prima y la abraza.

- Qué sucede?

- Neal -solloza-...y... Daisy-el llanto no la deja continuar-...ya son novios...- libera el llanto que trataba de ahogar-

- Infeliz, desgraciado...-Sharon lo ve sorprendida Michael era normalmente una persona muy calmada-

-Gracias primo, pero no le guardes rencor, era de esperarse.. Ella es talla cinco y sobresale donde quiera que pone un pie es el centro de atención y yo...

- No digas eso, ni te autocompadezcas ser talla nueve no es algo de que avergonzarse, eres una joven sana y muy bonita. El físico no lo es todo. La belleza está en el corazón. Ese infeliz...-aprieta los puños, su mandibula se ha contraído-

-No, lo odies nunca me dio esperanzas, a veces me parecía que Daisy no era su tipo de chica y por eso alimente la esperanza.

- Encontrarás a alguien mejor, ya lo veras.

-El viernes organizaron una salida al cine, irás con nosotros? -Comenta tratando de que su primo olvide lo que le acaba de confiar-.

-Puedo llevar a alguien más?

-Seguro.

En el departamento de soltero de Neal.

- Gracias por entenderme, conservare mi puesto en la constructora es un buen arreglo. Mi padre me ha regresado las tarjetas y depositara las comisiones que me debía.

- Me alegro por ti.- Ella está seria, enojada consigo misma por permitir que la trate así, se siente usada, pero tampoco quiere alejarse de él-

- Quita esa cara, mi hermosa niña, ella no significa nada. Siempre estaré contigo.

- A escondidas?...-hace una mueca y sus manos en puño, trata de disimular  la amargura que siente-

- Lo importante es no separarnos.

Mientras tanto en su habitación Eliza no puede borrar de su mente la imagen de Tom.

-Ay, me choca! Con su sonrisita burlona, galan de pueblo. No puedo quitarmelo del pensamiento... Es fuerte, varonil, tan seguro de si mismo, sus labios son hermosos, sus manos... reacciona, reacciona.- señala a su reflejo en el espejo-. No se por qué me provoca emociones que ningún otro ha despertado en mí. Los que me gustan siempre se fijan en Candy.

Se levanta de su asiento histérica.

-Te detesto Candice White!
Anthony, Terruce y ahora Michael, que le ven a esa huerfana infeliz.Hasta el tarado de Neal intentó acercarse a ella, menos mal que desistió de esa tontería. Jamás permitiré que esa sea parte de la familia.
No entiendo a los hombres, los que se fijan en mí son unos simplones sin caracter o unos viejos rabo verde.
-Aaaay! -patalea en su cama, como niña berrinchuda-.

CONTINUARÁ...

Yo te voy a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora