Lo siento Candy

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Albert se acerca a los jovenes, con una hermosa y cuativadora sonrisa que ilumina todo. Se le veía tan apuesto que las tres jovenes no podía dejar de mirarlo aunque quisieran.

- La Tia Elroy desea hablar conmigo, por favor esperame Candy. No te vayas sola.

- No te preocupes tio,-sonrisa picara- yo la llevaré.

- Albert, Archie por favor, solo Albert.
Gracias por tu oferta pero me gustaría acompañarla. Estas de acuerdo Candy?

-Sí, Albert. Te espero -lo mira con ternura y le ofrece una dulce sonrisa-

-Gracias, Candy.

Por favor, no la dejes sola Archie.
-Tranquilo, no lo haré.

Despacho de la tía Elroy.

-Estoy feliz de tenerte entre nosotros, ocupando el lugar que te corresponde, pero hay algo de lo que quiero hablar.

- Te escucho tía

-Se me ha informado que vives con Candy. ¿Es eso cierto?

- Sí tia, la conocí tiempo atrás pero no le revele mi identidad. Cuando me trajeron al Santa Juana, ella estaba ahí por sus prácticas profesionales. Cuando me dieron de alta me ofreció un lugar donde vivir.

Albert relata a su tía todo lo que Candy y el doctor Martín hicieron por él. La mujer se conmueve hasta las lagrimas

- Entonces...Candy

- Si tía. Estoy aquí gracias a ella.

-oh, debo agradecerle, y disculparme por...-voz entrecortada-

-Tía, tranquila por favor.

-Por favor llamala.

-Sí, tia.

TOC,TOC,TOC

-Adelante

-Disculpe, ¿me ha llamado señora?

-Así es, toma asiento por favor. William me ha hablado sobre la ayuda que le brindaste y es mi deseo expresarte mi gratitud.

- No es necesario, el me salvó la vida años atrás, no podía abandonarlo.

- Sé que la " guardianship" dejó de renovarse hace años y en tu caso ya no es necesaria, pero se te considerara miembro de esta familia y las puertas de esta casa estan abiertas para ti. Podrías mudarte con nosotros.

- Es muy generosa su oferta, pero debo rechazarla, le agradezco a la familia Ardlay todo lo que han hecho por mí y si puedo ser de ayuda cuente conmigo.

- Tomate tu tiempo para pensarlo, también...deseo...pedirte que ...perdones...-sollozos-

- No, por favor, no lo mencione. No hay nada que perdonar y no hablemos más de ese asunto. Por favor.
-dice giñando el ojo y una tierna sonrisa-.

La señora no pudo evitar sentirse conmovida ante la noble respuesta de la joven.

CONTINUARÁ...

Yo te voy a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora