El hacker arruinó la reputación de todos, pero el vengador acabará con la vida de cada uno de los abusivos que atormentaron a un chico inocente durante años. Se metieron con Luis y ahora, deben pagar.
Pero Sofía y Carla Herrera no dejarán que eso su...
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❝ME AGARRÓ LA MANO, ME EMPUJÓ, ME QUITÓ LAS PALABRAS DIRECTAMENTE DE LA BOCA❞
ADVERTENCIA: este capítulo cuenta con escenas de abuso y violencia que pueden resultar muy fuertes para el lector.
Perdonar es algo que todos podemos hacer, pero superar es lo realmente difícil. Si no me creen pregúntenle a cualquiera que conozcan.
Carla podía perdonar el hecho de que Raúl se haya acostado con su hermana, pero poder mirarlo sin pensar en ello era lo que realmente le complicaba. No podía quitar de su cabeza la imagen de Sofía bajando las escaleras de la casa de los León, usando la ropa de Raúl y con su mirada confundida, ese día la miraba como si no tuviera nada que hacer ahí.
La joven Herrera sentía cosas muy fuertes por el hacker, jamás había querido a alguien con esa intensidad en toda su vida y sabía que no debía precipitarse porque sólo tenía 17 años, pero nadie dijo que era una regla no enamorarse cuando eres joven.
Y era gracias a todo eso que sentía que estaba dispuesta a superar todas y cada una de las cosas que Raúl hizo para estar con él. Se dio cuenta de que lo estaba cuando lo besó en aquel baño del colegio Nacional.
El castaño seguía aferrado a ella como si su vida dependiera de ello, llevaban al menos cinco minutos ahí abrazados, deseando que ese momento jamás se acabara.
—¿Podemos nada más quedarnos así por el resto de nuestros días?— Le susurro él, muy bajito. Carla solo suspiró
—Créeme, nada me gustaría más ahora que eso, pero la vida no es tan fácil— Ella lo tomó de las mejillas y compartieron una dulce mirada.
—Entonces ven a casa, quédate conmigo y estemos juntos, como era antes...
Ven a casa.
Esa era una oferta muy tentadora, quedarse con él y pasar el rato junto a Gerry podría ser una experiencia linda, tal vez se sentiría más cómoda que en casa de los Betancourt y es que en la casa de sus amigos todo era perfecto, pero la presencia de Ignacio la seguía haciendo sentir incómoda e insegura.
