I- Encuentro.

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(Este libro es la continuación de Hyung, la espera que está publicado en mi perfil)

Junmyeon colocó las dos manos en el muro de ladrillos y, metiendo la cabeza por entre los brazos, se inclinó profundo y vomitó. ¡Dios! ¿Había algún tipo de dimensión mágica en su estómago que, después de beber una botella de Makkoli, le hacía vomitar tres? ¿Por qué sabía tan amargo? Su garganta quemaba. "¿Y qué quieres, imbécil? ¡Son tus bilis!"

Abrió más los pies, sentía venir las náuseas en olas desde su interior y bajo ningún concepto podía olvidar que sus zapatos de diseñador costaban el triple del salario estándar de los empleados públicos de Corea. No, se puede estar malditamente borracho, pero hay que tener un límite.

Un nuevo vómito le hizo tambalearse. Se inclinó más. Se pasara la mano por el estómago como siempre lo hacía su nana, su nana amada, pero con eso solo lograría extrañarla más y él era un hombre... "¡un hombre, carajo!" Una nueva arqueada lo hizo marearse. 

Necesitaba llegar al auto. Estaba en el estacionamiento al otro lado de la calle. Su costosísimo auto exportado que desentonaba con la chatarra local allí parqueada. ¡Uf, en estas condiciones no podía manejar! Accidente seguro. Escándalo matutino en toda la prensa. Su padre pidiendo su sangre. Tendría que llamar a un conductor que lo llevara a casa. ¡Un taxi, ni loco! Jamás de los jamases iba a dejar su auto en aquel barrio de mala muerte donde se escondió para beber hasta el desmayo y olvidar...

Junmyeon deseaba olvidar.

Sin embargo, su mente le hacía ver una y otra vez la misma escena. A través del cristal de aquel barcito de cuarta, observó a su hermano, su hermanito, lucir la sonrisa más sincera y hermosa del mundo mientras miraba embobado a su novio completamente feliz. Podía morderse las orejas de lo grande que era esa sonrisa. El brillo del amor en los ojos de BaekHyun lo cegó y sacó fuera sus podridas entrañas.

Y desde ese momento perdió la paz.

Esa luz a la que no puede aspirar lo persigue, lo acosa, lo violenta y él solo quiere esconderse para que su fulgor no lo queme con deseos antinaturales, con ansias impuras e impropias de un hombre. 

Hoy vio, con sus propios ojos, que las personas que ama son felices, y está muy contento por ellos... pero, entonces, ¿por qué su corazón llora lágrimas de sangre?

Junmyeon quiere vomitar y sacar todo lo que tiene en el estómago... para volver a llenarlo con Makkoli y crear un ciclo de autodestrucción. Se ríe. O al menos eso cree. Se escucha más como un alarido. Intenta mantenerse de pie. La pared de ladrillos da vueltas. De pronto ve el cielo oscuro salpicado de estrellas. Su mente le da la respuesta: va a caer al piso cual largo es. ¡Uf, ese piso asqueroso! Orina, vómito y no se sabe cuántas cosas más han de popular en ese callejón de mala muerte. ¡Su traje de diseñador! ¡Qué horror!

-Wow, wow, princesa, calma.-

La voz profunda le llega desde sus espaldas. Y, aunque sigue viendo el cielo estrellado, no recibe el golpe que esperaba a causa de la caída. Un segundo después, comprende que alguien lo sostiene desde atrás. Unos brazos con algún que otro músculo bien definido no lo deja llegar al piso.

Ah, un caballero de brillante armadura que ha salvado a su traje de diseñador. Vamos a ver cuánto le pide a cambio el caballero. Los héroes modernos también comen y pagan renta. Otra risa brota de él. Esta es más como una convulsión. 

Grandes manos lo toman por los brazos y tratan de hacerlo mantener un equilibrio que está muy lejos de su condición en este momento. Es como un baile ridículo, él se va de lado y el tipo intenta enderezarlo.

Hyung. La entrega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora