VIII- Perdido y encontrado.

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Junmyeon alza la mano y con el dorso se limpia el sudor que cae por su cara. Ok, promete nunca más pensar que el trabajo del campo es insignificante. Aunque sí puede jurar que todo es parte de un complot universal: el sol que te cocina vivo, el tenedor de jardinería que detecta cuánta roca o raíz hay bajo el suelo y la frustración de ver que, al final, solo la mala hierba crece bien. ¡Dios!

Es mejor una retirada a tiempo que morir en el campo de batalla.

Como todo un profesional agrícola pone en su hombro la herramienta de trabajo y va perfilando sus pasos hacia el granero. Tiene cosas que hacer allí antes de regresar a casa pero, al menos, estará a la sombra.

¡Maldición, necesita un baño! La imagen de la hermosa tina que tiene en su enorme baño en casa de su padre se hace trizas cuando ve la montaña de maderas que se propuso cortar hoy. Quiere llorar, incluso hace un puchero. Es la ley del vago: tomar primero las ramas más delgadas y menos pesadas para el día a día y ya se verá mañana.

Pues el "mañana" es ahora y a Junmyeon le toca cortar la leña en fragmentos pequeños y manejables. ¡Perfecto! Sobre un montón de heno Junmyeon clava el tenedor de jardinería y cuelga sobre él su camisa mojada para que le dé el aire.

Una hora después, sudado hasta las plantas de los pies, debe reconocer que ha sido mucho mejor que una sesión de gimnasio en el centro de la ciudad. Cada uno de sus músculos está activo y se siente de maravillas aunque está cansado. Con una rodilla en tierra, amarra fuerte un hatillo con una docena de trozos de madera que llevará a la casa central y que debe cubrirles, como mínimo, dos o tres días. Recoge la camisa al pasar y se dirige a la entrada del granero.

El hato de madera cae al suelo.
Junmyeon mira fijamente la entrada de la edificación.

Apoyado contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados, está Chanyeol. La única persona que ciertamente no esperó ver ese día. Y justo porque no lo tenía previsto, tampoco encuentra una respuesta rápida para manejar la situación, situación delicada si toma en cuenta el enojo que sale a raudales de los ojos del hombre que lo mira furioso.

¿Cuál sería una buena e inteligente salida a todo esto? Junmyeon da un paso atrás, luego otro y otro, para finalmente salir corriendo en dirección contraria al hombre.

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BaekHyun y JongIn se miraron extrañados. Ver su cena interrumpida no estaba en sus planes y mucho menos cuando el que tocaba a la puerta parecía ser el dueño del edificio, de Corea del Sur y del Universo.

El pelirosa abrió la puerta curioso, siempre seguido de cerca por su novio.

-Buenas noches. Disculpa la descortesía... pero me urge hablar contigo.

BaekHyun reconoció a ese hombre. Y sí, quiso cerrar la puerta en su cara para que se vaya a la mierda. A él no le importaba nada de lo que pudiera "urjirle" a este tipo. Era cierto, ¿no? ¿A él no le importaba?

Pero era la mirada del hombre la que no le dejaba darle un portazo en las narices. Estaba ansioso, enojado, preocupado... Chanyeol, recordó que ese fue el nombre por el que se le llamó ese día, tenía una relación con su hermano y estaba preocupado. Ok. BaekHyun sintió una picazón extraña en su pecho.

-Pasa.-

JongIn lo invitó adentro, tomó la mano de Baek y dejó espacio para que el hombre entrara.

-Lo siento mucho.- dijo Chanyeol al notar en la mesa la cena lista sin servir todavía.

A grandes rasgos, expuso los motivos de su visita. El señor Kim siguió los pasos de su hijo mayor y lo encontró desnudo en su cama, hubo una situación muy fea en su apartamento y Junmyeon salió corriendo a la residencia paterna para minimizar los daños. Eso fue hace una semana y no ha habido señales de vida desde entonces.

Hyung. La entrega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora