Capítulo 5. El gran escape.

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Ya solo faltaban 3 días para que las clases empezaran, tanto en Hogwarts como en Beauxbatons. Lily se encontraba en su habitación, maquinando lo que haría para no tener que ir a Beauxbatons, aún no tenía claro el plan, pero poco a poco tomaba forma en su cabeza.

Seguía ensimismada, cuando escuchó unas voces en la parte de a abajo de la casa, podría reconocer esa voz que se le unía a la de su padre dónde sea. Salió de su habitación y caminó despacio por el pasillo, sentándose en el primer escalón y mirando a través de la baranda a los dos magos que hablaban desde la sala. Albus usaba su típica túnica celeste pálido y su padre un traje negro, también muy típico de él.

- Entonces está decidido que Lily irá a Beauxbatons? -preguntó Dumbledore, viendo a Snape que bebía un café y leía distraidamente el profeta de aquel día.

- Sí, más que decidido.

- Es una lástima, sé que te dije que lo pensaras pero voy a extrañar mucho a Lily este año -dijo el mago, mirando por encima de su hombro.

Lily se escondió rápidamente, creyendo que la había visto.

- Yo igual, pero no puedo arriesgarme a perderla, cada vez está más cerca de Potter y...

- Severus, creo que tenemos compañía -Dijo Albus, haciendole una señal con los ojos para que mirara hacia las escaleras, donde Lily volvía a esconderse-. ¿No piensas venir a saludarme, zanahoria?

Lily resopló, la habían descubierto. Se levantó y bajó las escaleras sin mucho ánimo. Albus sabía todo y en ningún momento abogó para que Severus no tomase esa decisión, se sentía traicionada.

- Buenos días -murmuró cuando estuvo en la sala, frente a los magos.

- ¿Pasa algo, Lily? -preguntó Severus, dejando el diario a un lado.

Lily cerró los ojos y suspiró, si descargaba su enojo hacia Albus su padre se daría cuenta que realmente no había aceptado ir a Beauxbatons y era lo menos que quería.

- No, no pasa nada -sonrió, acercándose a Albus para abrazarlo-. Lo sabías y no dijiste nada, muy mal viejito -Le susurró en el oído antes de soltarlo.

- Prefiero el término abuelo -murmuró Dumbledore, mirando la punta de su barba.

Severus no entendió nada pero lo dejó pasar.

- Lily, puedes salir a jugar si gustas, Albus y yo tenemos temas de los cuales hablar.

- Pero... estoy castigada ¿Lo recuerdas?

- ¿No quieres salir?

- No, no, olvida lo que dije. Diviértanse hablando de política y esas cosas que vuelven locos a los viejos -dijo rápidamente la pelirroja, corriendo hacia el armario para tomar su cardigan de colores-. Quiero decir, ¿Jóvenes adultos de mediana edad? -Trató de arreglar su comentario, pues Severus le había lanzado una mirada de "No tientes a tu suerte". Era genial como Lily podía leer ese inexpresivo rostro-. ¡Nos vemos!

- ¡Regresa para el almuerzo! -gritó Severus, mientras Lily salía-. Ahora sí... ¿En qué cabeza contratas a Gilderoy Lockhart?-reclamó Severus a Albus.

-

Lily bajó la colina hacia el callejón Diagon casi dando saltitos, no sabía qué haría, pero estaba emocionada de poder salir por su cuenta después de tanto tiempo. De buenas a primeras lo primero que hizo Lily fue buscar en sus bolsillos algo de dinero y algunos artículos para bromas. Encontró dos bombas fetidas, un pequeño frasco de cristal con un poquito de polvos pica pica y 3 galeones. Ya con eso la rompía.

Caminó entre las tiendas, buscando algo que hacer, no quería meterse en problemas ese día porque si su padre se llegaba a enterar podría poner en peligro la operación "Viajar en el vagón del equipaje a Hogwarts" Sí, estaba pensando en un mejor nombre... y un mejor plan. Entró a La Heladería de Florean Fortescue, viendo que aún habían estudiantes de hogwarts buscando sus útiles y paseando. Se topó con un par de alumnos de quinto que la felicitaron por su gran azaña del curso pasado, la pelirroja solo agradeció y se ruborizó. Cuando estaba por pedir su helado, se percató de que había un chico mirando los helados en la vitrina delante del mostrados, sin saber cuál escoger. Vestía ropa muggle y miraba confundido las monedas en sus manos.

Los Mellizos Potter y la cámara de los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora