Los Mellizos Potter y la cámara de los secretos

Capítulo 9. La novatada.

Las semanas pasaban y las clases seguían siendo igual de pesadas para todos. McGonagall con sus clases que cada día eran más complicadas y con las cientos de tareas que enviaba, Sprout tomando lecciones en cada clase y poniéndose de un humor muy especial cuando alguien no hacía algo bien y lastimaba a alguna planta, Snape siendo Snape y Lockhart... ni siquiera sé por donde empezar.

El mago en cada clase era un completo desastre, siempre que hablaba de él mismo no había ningún problema, Lily incluso podía aprovechar esas horas para leer sin interrupciones, porque cuando Lockhart hablaba de él mismo se parecía mucho a un profesor latino al que le preguntan por qué se divorció de su esposa. No paraba. Pero cuando se empeñaba en tratar de enseñar algo, el señor no tenía remedio y de alguna forma siempre conseguía incendiar la clases... como en esa ocasión que llevó unos huevos de Ashwinders.

- ¿Alguien me puede decir qué es lo que tengo aquí? -preguntó, sosteniendo uno de los rojizos huevos en su mano.

Todos se echaron hacia adelante, entusiasmados de por fin ver algo nuevo en esa clase, observando detenidamente lo que Lockhart enseñaba con tanto orgullo. Lily levantó su mano, Lockhart quiso ignorarla porque aquella niña era un libro andante y no tan amable y dulce como la querida señorita Granger, que siempre terminaba sus oraciones con un "Lo dice usted en su libro..." música para sus oídos. Pero al ver que nadie más lo sabía le dio la palabra.

- Son huevos Ashwinders, señor. Son serpientes de un color verdoso, los huevos se empollan en fuego mágico y cuando nacen solo tienen una hora para buscar un lugar donde poner más huevos porque morirán después de esa hora. No son muy útiles como serpientes pero los huevos pueden usarse para pociones y remedios... No debería sostenerlo de esa forma, son muy frágiles y...

- Sí, sí ya la escuchamos señorita Snape. 5 puntos para Gryffindor -Lockhart se veía irritado porque no sabía lo de que solo vivían por una hora-. Y ahora, veremos a estos pequeños nacer -dijo, mientras se acercaba a la chimenea a su espalda, colocando los 5 huevos en esta y prendiendo fuego con su varita.

- Eso no es buena idea... -murmuró Lily.

- Señorita Snape, la última vez que revisé los horarios yo era el profesor de esta clase -Dijo Lockhart en voz alta, tratando de avergonzar a Lily.

Lily alzó una ceja y se cruzó de brazos. Quería responder pero el tiempo le daría la razón y cuando eso ocurra se reiría en la cara de ese pretencioso.

- Hey... yo sí quiero saber por qué es mala idea -dijo Harry en voz baja, porque si algo iba a salir mal quería estar preparado para correr y que Lockhart no lo agarre de su puerquito.

- Cuando esas cosas nacen, buscan rápidamente dónde hacer sus nidos y si no las atrapa con tiempo podrían incendiar el castillo.

- ¡Silencio! Están naciendo -Dijo Lockhart.

Todos dejaron rápidamente sus asientos, acercándose para ver cómo esas pequeñas serpientes rompían el cascarón y entre las llamas nacían. Todos menos Lily, Harry y Ron, estos dos últimos alertados previamente por Lily y sabiendo lo inútil de su profesor, prefirieron no correr riesgos.

El desastre se desató unos minutos después, cuando la primera serpiente (luego de orientarse y dar su primer respiro del fuego mágico) reptó fuera de las llamas, cubierta de cenizas y un poco de fuego mágico en su escamoso lomo. Todos los niños se echaron hacia atrás cuando esta subió al escritorio de Lockhart y prendió en fuego los papeles que este tenía encima. El fuego en la serpiente se apagó y esta abandonó el salón dejando un rastro de cenizas a quién sabe donde, sus cuatro hermanos se apresuraron a seguirla. El escritorio seguía en llamas mientras Lockhart trataba de apagarlas con fallidos hechizos de agua. Todos corrieron fuera, menos Lily que se detuvo para apagar las llamas con un aguamenti muy bien puesto en práctica, sin olvidarse de también mojar al profesor como una pequeña venganza.