CAPÍTULO 4.

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Psicología y recuerdos que ahogan.

MARINA.

Al día siguiente Hyung es el que me sobra un espacio a su lado. Hablamos y comemos, en eso Neithan me pide que lo acompañe afuera porque quiere hablar.

—¿Montas la escena de celos y luego nada? ¿Ni siquiera me vas a responder? —se molesta.

—No me gusta la tecnología, no soy de responder, llamar y todas esas cosas.

Se me queda mirando, esperando a que siga hablando.

—No fueron celos —miento—, solo no tenía donde sentarme porque no me dejaron espacio.

—El resto del mundo no opina lo mismo, y ya nos pusiste en evidencia, nadie se le sienta encima a un mejor amigo —me regaña.

—Sí, si es gey. —Me mira mal.

—¿Te cojo aquí mismo o vas a dejar de decir tonterías? —se acerca y no doy un solo paso atrás «Debería».

—¿Me estás retando? Porque me fascinan los retos. —Le robo un beso y regreso al comedor, él entra enseguida. No había nadie afuera así que todo bien.

Terminamos de comer, y no me mira, yo tampoco lo miro.

A la salida no voy con ellos, me desvío a las papas para llevárselas a mis progenitores, y ellos me apapachan agradeciéndole al cielo por tenerme.

Duermo unas horas antes de salir y de nuevo le pago a Kasandra para no hacer nada; a lo cual me mira de la peor forma posible, pero afortunadamente me deja en paz.

—¿Podemos hablar? —le pregunto a Faith cuando la encuentro sola en el camerino, ella asiente y me acerco a sentarme a su lado.

—¿Podrías ser mi psicóloga? —le pregunto.

Quiero tratarme, y quiero una respuesta para eso que experimento solo con Neithan y...

—Me falta un poco para terminar —contesta sin dejar de arreglarse.

La vanidad nos surge como una necesidad para tapar el hecho de la agonía en la que vivimos.

—No importa, es que creo que se me va a hacer fácil hablar con alguien que conozco, he ido a psicólogos y termino quedándome callada porque no puedo confiar en cualquiera, ni en la primera cita ni en ninguna, pero hablar contigo resulta fácil —le explico.

Me mira fijamente dándome toda su atención, dejando todo de lado.

—¿Sobre qué me vas a hablar? —consulta interesada.

—Sobre mí, estoy muy jodida.

No me va a poder dar respuestas si no pongo de mi parte, si no soy completamente sincera, y es por eso que desde ahora solo diré todo como lo siento.

—¿Me explicas? Así podemos charlar a profundidad. —Adopta un aura profesional sin dejar de verse confiable.

—Bien... —entrelazo los dedos—. Me violaron cuando tenía cinco o cuatro, no me acuerdo de mi edad con exactitud.

No se impresiona, se mantiene serena, lo cual es bueno ya que estaba un poco nerviosa de decirlo por la reacción que pudiera tener, normalmente es un tema que escandaliza, y por el cual te señalan, te hacen la débil, te ponen como víctima y puede que lo haya sido, sí, lo fui, pero ya no lo soy y no necesito que me hagan sentir así de nuevo.

—Deduje que fue eso —coge mi mano izquierda—, ¿Cómo lo recuerdas? Cuéntame todo con detalles si quieres, recuerda que no te voy a juzgar, estoy para ayudarte.

PERPETUO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora