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—Llegaste —le da una sonrisa de esperanza —. ¿Cómo está él?

Yuta niega con la cabeza —Está mal, siendo sincero la verdad no sé si dure más tiempo.

Nakamoto había llegado de nuevo a Osaka, vive en una casa grande cerca de una montaña. A él le gusta mucho la naturaleza, respirar ese aire fresco sin el humo de los carros y todas esas fábricas.

—Ya veo —el chico se balanceaba sobre sus talones —. ¿Estás cansado? ¡¿Quieres té?! —lo decía emocionado.

—La verdad ahora solo quiero una siesta y luego un baño. No estoy tan cansado, pero de que me hace falta, me hace falta.

—Si quieres voy preparando el baño, para que es...

Interrumpe —No es necesario, Taeyong. Déjalo así, yo lo haré. Ve a dormir tú también, que parece que lo necesitas igual. Mira esas ojeras —las apuntó. Taeyong se sintió algo avergonzado.

—Tienes razón, pero tú no te quedas atrás, eh.

Dio una media sonrisa —Los dos estamos igual.

Taeyong se fue de la sala y Yuta se dirigió a su cuarto, para dormir una rica siesta. Cerró las cortinas, apagó las luces, se puso una pijama más cómoda y se recostó en su cama.

Dios, cuanto te extrañaba.

Dijo en su mente refiriéndose a su cama y cerró sus ojos observando las sensaciones hasta quedarse dormido. Dos horas después algo lo despertó, era un pajarito tocando en su ventana. Le encantó esa siesta, pero de igual manera maldijo al pájaro, pues ya no pudo volver a reconciliar el sueño, así que se levantó y fue a preparar el baño. Usó aromatizantes y velas para poder relajar mejor sus músculos y él mismo.

(...)

—Ahora que los dos estamos más tranquilos, cuéntame más sobre el híbrido —Taeyong dejaba la comida sobre la mesa mientras se sentaba.

Pasó sus manos por su cabello, dispuesto a hablar —Jaemin es un caso especial, no comprendo el por qué está vivo, no lo entiendo.  

—¿Crees que a él lo hayas hecho diferente? —Yuta arqueó una ceja.

—No, imposible, a todos los hago igual solo cambio el género y diseño.

—Pero... tal vez haya habido un error, pudiste haberte equivocado o al...

—No, yo sé lo que hago —lo interrumpió y tomó una cucharada de arroz para llevarla a su boca.

—Podría ayudarla  —Taeyong con cabeza baja y algo de miedo lo dijo.

—¿Qué?

—A Onda —subió la vista encontrándose con la mirada intensa de Yuta. Yuta tan solo tragó saliva.

—N-no, no voy a experimentar con Jaemin.

—Es que... Yuta sé que yo no los creo, pero estoy presente en cada pedido que recibes, me encargo de las personalidades realmente. Algo siento dentro de mí... —se tocó el pecho — que podría ayudarla.

—No, Taeyong.

—Sólo digo que Jaemin es un caso diferente y no es normal que siga vivo. 

—Ya no quiero hablar de eso. ¿Bien? —Yuta cerró sus ojos frustrado.

Taeyong hizo una mueca y todo quedó en silencio. Pero una jovencita de cabello corto rosado, que batalló algo en levantarse por lo cansada que está, los estaba escuchando a través de la entrada del comedor.

—Él, ayudarme —sonrió.

¿Me Quieres? | RenMin | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora