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—¿Por qué Yuta está enojado, Taeyong? —la chica de cabello rosado preguntaba algo débil mientras el mayor se encargaba de arroparla, se iría a dormir pronto.

—Él no está enojado. ¿Qué te hizo creer que está enojado? —le dijo suavemente —. Solo algo cansado como todos lo hacemos. ¿Estás cómoda? —la chica de cabello rosado asintió.

—Nos quedamos en la página en donde el principito encuentra al zorro —la joven sonrió.  

—Gracias por recordarme, Onda —Taeyong le sobó la cabecita a la chica, sacó el libro de El Principito y siguió leyendo en donde anteriormente se habían quedado. 

Aunque El Principito no sea un libro dirigido a los niños o adolescentes, a Onda le encanta la historia, aunque todavía no puede llegar a comprender algunas partes. Tan solo tiene 15 años. Ella sabe que si llega a vivir más podrá lograr comprender toda la novela. Solo desea crecer y ser más fuerte y ser feliz junto a Taeyong y Yuta. Eso desea cada día. Cada noche le pedía a Dios que le cumpliera ese deseo. Onda comenzó a sentir algo de sueño. Taeyong al verla bostezar cerró el libro, le dio un beso de buenas noches y se retiró de la habitación. A punto de cerrar la puerta susurró un "Te quiero" y la cerró.

—Taeyong —apareció Yuta a sus espaldas.

—¡Ay, me asustaste! —gritó bajo y se tocó el pecho.

—Ven conmigo —Yuta lo tomó del brazo y lo llevó al sótano en donde tiene las cosas necesarias para crear a los Hybrid Child, para hacer a los androides —. ¡Toma esto! —le aventó un libro.

Taeyong lo atrapó y comenzó a hojear.

—¿Brujería? —arqueó una ceja mirando a Yuta. Después lo miró con desdén y procedió a hablar —. ¡¿Crees que embrujamos a Jaemin?! 

—Pudiste haber dicho algo o yo puede haber hecho algo mal y le cayó una maldición como dice en el libro. 

—Esto... es estúpido —dejó el libro en la mesa —. No existe manera en la que hayamos hecho eso. Algo pasó, sí. Tal vez lo hicimos inmortal o es diferente... ¡No sé! Sabes que sólo pueden vivir 30 años y unos cuantos más si lo cuidas bien, pero ¡Jaemin! ¡Dios, lo dejaron abandonado! Yo pienso que deberías traerlo, creo que puede ayudarla —cruzó sus brazos con seguridad.

—¡Y volvemos a eso! ¡Carajo, dije que no! No voy a experimentar con Jaemin. Obviamente tengo curiosidad del por qué está vivo por más tiempo o no se deterioro al ser abandonado y sé que puede ser algo nuevo para mejorarlos, pero... 

—¡¿Pero qué?! —interrumpió —. Siempre le sacas un pero a las cosas. Onda está cada vez más enferma. No sé en qué momento decidiste comenzar a hacer más híbridos si a la que tienes está mal y no hemos podido curarla. Solo piensas en avanzar y avanzar y no piensas en lo que tienes y haz logrado. 

—¡Estoy pensando en Jaemin! 

—Por eso te digo que lo traigas. No soportaré si Onda un día de estos... ella... tú sabes—bajó la mirada y lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. No podía soportar perder a alguien más. Yuta en ese momento su corazón y coraje se calmaron —. No perderé a ella igual —subió su mirada y subió las escaleras para dirigirse a su habitación.

—¡Carajo! —patea un mueble y pasa su mano por su cabello algo frustrado —. ¿Qué hago?, ¿qué hago?, ¿qué hago? —cerró los ojos y dio un suspiro.

(...)

—Ya hay tarea —dijo Renjun mientras entraba a la habitación de ambos mostrándole unos libros que traía en mano. Venía de la escuela. Jaemin todavía no estaba en condiciones de ir.

—¡Noo! Aunque no me molesta hacer tarea, es castrante —hace puchero.

—Yo te ayudaré, ¿si? ¿Estás mejor ahora? ¿Ya no te dolió la cabeza? —Jaemin negó con su cabecita —. Me alegro por eso.

Renjun fue acercándose hacia Jaemin. El corazón de Jaemin latía demasiado rápido, está sentado con sus piernas cruzadas y una manta cubriéndolo, Renjun se sentó a su lado.

—Tenemos matemáticas y coreano. También hacer un collage con la historia de Corea. Es interesante, ¿no crees? La guerra... aunque murieron muchas personas inocentes.

—Lo es. Mucha gente sufrió ahí. No solo hombres sino mujeres por igual. 

—Jaemin... —llamó Renjun. 

—¿Si?

—¿Tú qué tanto sabes de los Hybrid Child? —el tema anterior lo dejó de lado —. Eres uno... ¿No te estoy cuidando bien y por eso te enfermaste? Dime, para así mejorar mis cuidados. ¡¿Necesitas más amor?! —el chino lo tomó de sus hombros sacudiéndolo para que le respondiera. 

Jaemin abrió su boca dispuesto a hablar, pero se quedó congelado, las palabras no salieron. De pronto Renjun lo abrazó tomándolo de la nuca. Jaemin tenía su mirada perdida, sus brazos no respondieron al abrazo, estaban todavía sueltos tocando la cama. Sus mejillas se tornaron rosas y sus ojos brillaban.

—No quiero perderte. No ahora —unos sollozos por parte de Ren se escuchaban —. Te quiero, Jaemin. Ayúdame a cuidarte. Ayúdame a protegerte —se aferró más a él, ya a tal punto que al que lo recibía, le dolía un poco. Pero no decía nada, estaba atónico.

Se separaron y Renjun lo tomó de la mejilla acariciándolo, los ojos de Renjun soltaban unas cuantas lágrimas. Jaemin levantó su brazo y las limpió. Renjun sonrió ante su gesto y tomó la mano de Jaemin. 

—Eres perfecto cuidándome, Junnie  —ama cuando Jaemin lo llama así —. Estoy bien, mejoraré y seguiré a tu lado muchos años más. No te dejaré.

—Más te vale —sonó algo amenazante.

Ambos se sonrieron y Renjun entró a la cama de Jaemin abrazándolo por la cintura. Se quedarían dormidos y abrazados un rato.

¿Me Quieres? | RenMin | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora