Primer Suspiro

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No recuerdo mi nombre. Eso es lo de menos. Llámenme Alexandro por ahora.

Nací en algún punto entre 1990 y 1991, creo. Mi madre era una persona hermosa, que me trataba de una forma especial y única. Recuerdo poder confiar en ella para todo, y que era muy empática, como si también ella hubiese pasado por lo mismo. La última vez que la pude ver, tenía el pelo castaño, piel blanca y... es todo lo que puedo recordar de ella. Honestamente, la olvidé, supongo que por causa de mi padre, que contrastaba tanto con ella que se me hacía increíble.

Me acuerdo de su nombre, Pe-dro, dos sílabas que siempre odiaré por el resto de mi vida. Solamente tengo una memoria linda de él, cuando tenía tres o cuatro años, y me abrazó, levantó y me dijo, claramente, "tengo muchas esperanzas en tí, mi pequeñin. No me decepciones."

En ese momento, creía que era totalmente cierto y que realmente quería que fuese el mejor, pero luego me dí cuenta que todo era mentira. Lo único que recuerdo de él, aparte de eso, fue el uso exagerado y brutal de su cinto, siempre golpeándome por cometer el más mínimo error sin siquiera escucharme. Tenía siempre una botella consigo, supongo que cerveza, y bebía constantemente de ella. En el día, mientras estaba afuera de mi casa, él trabajaba, no sé cómo pero trabajaba y traía dinero suficiente para una casa decente mientras era un borracho. En la noche, solamente me preguntaba cosas y me golpeaba de no ser perfecto.

Todo parecía perdido. Sin embargo, creo que mi tía fue la que me salvó después de todo. Un día que la visité, me llevó a una pequeña cabaña en un bosque y me dejó allí, en un armario, diciéndome: -"Quédate aquí. No hagas ningún ruido. Tendrás un gran premio si lo haces."-

-"¿Cuál, tía? ¿Un pastelito?"

-"Sí. Ahora quédate allí."

Pasó un largo tiempo. ¿Unas tres horas, quizás? Me sentía verdaderamente triste y desolado; creía que me habían abandonado y me puse a llorar como nunca lo había ni lo he realizado, y después de llorar durante un buen rato, decidí salir del cuarto y explorar la casita en la que me habían abandonado.

La cabaña no estaba en mal estado; de hecho, estaba mejor que la casa de mi primo Alan (¿o era Alex como yo?). Tenía un baño, una bonita sala con varios muebles de madera y un sofá cómodo, y había otros cuartos, ciertamente, pero decidí que me quedaría en ese lugar. Encontré que la casa tenía electricidad, y había una TV vieja con señal de cable. Felizmente, decidí ver algo de Nickelodeon durante un rato.

Se sentía solo el lugar, pero estaba feliz y todavía no tenía hambre ni sed. De pronto, alguién tocó a la puerta. Me sentí sorprendido, pero como el niño inocente que era, sin fijarme quién era, abrí la puerta, pensando que era mi tía o madre.

Para sorpresa mía, era una niña de mi edad.

Ella era especial. Tenía un pelo castaño oscuro, ojos cafés y con pestañas medianas, labios pequeños, una nariz pequeña, piel blanca y, en ese entonces, de 1 metro de altura. A pesar de ser un niño de corta edad, entendí, en ese momento, lo que las personas llamaban "amor a primera vista". Hubiera querido besarla en ese momento, dejarla entrar, casarme con ella y dedicarle hasta mi último suspiro a su corazón. Pero, la vida no siempre resulta en como uno quisiera.

-"Uh...mmm... h-hola", me dijo ella, tímidamente, de una forma que se me hizo tan adorable que simplemente alimentó mis deseos de amarla toda mi vida. Sin embargo, tenía que mantener mi postura y no parecer un idiota enamorado. Lo intenté.

-Hola. ¿Cómo estas?

-...

-¿Pasa algo?

-S-s-s-sí, eh, ando perdida. ¿Me llevas a la feria?

Lo había olvidado. Hoy era el día en que se hacía la Feria Anual de Sgrand. Me sentí tonto por olvidarlo, y pensé, por un momento, que mi tía me había olvidado solamente para quedarse ella con todos los premios. Lo bueno es que sabía dónde quedaba este lugar.

-Sí, ahorita vamos. ¿Cuál es tu nombre?

-...

Supongo que es algo tímida y reservada... y aun así, a pesar de yo ser muy abierto y energético, me gusta su personalidad.

Ultimo suspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora