Donde los dragones dominan

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Friderick era una ciudad extremadamente diferente a Sgrand. Mi ciudad natal era pequeña, algo rústica y simple, y, diría yo, monotona.

Friderick es gigante. Edificios y castillos estaban unidos de tal forma que parecían que siempre hubieran estado allí ambos; apartamentos donde vivían cientos de personas eran comunes en su totalidad; casi no había negocios pequeños y, en su lugar, había localidades llamadas "supermercados" en donde casi todo se podía conseguir. Los autos abundaban aquí, y la vegetación es muy variada, de cactuses a robles. No había animales más allá de perros y gatos, me parecía, y, lo que más me impacto, es que hubiese gente abandonada, solitaria, sin hogar, viviendo allí, y siendo ignorada totalmente. Me sentía mal por ellos, pero mi padre no me dio oportunidad de poderles siquiera motivar, darles unas palabras.

El recorrido entre el aeropuerto y mi nuevo hogar fue algo largo, unos 20 minutos. Una vez llegado al departamento 3C, donde viviríamos, mi padre me dijo que tomase un cuarto como recamara, el que quisiera. Apresuradamente entré y elegí; el mío tenía una cama individual, un buro y un closet pequeño. Faltaban objetos, obviamente, pero pronto llegarían y los acomodaría como yo quisiera. Una vez elegido mi cuarto, decidí ver el resto de mi hogar. No estaba nada mal, tenía una sala decente, una linda cocina y poseía dos baños, uno con regadera y el otro con una tina. No había nada más.

Tendría dos días para acoplarme a la ciudad, puesto que las clases en la Gran Secundaria Estatal de Sir Yangdo ya iban a empezar. El uniforme estaba decente, nada por lo que maravillarse, al igual que los libros de texto. Después de acomodar la mochila con los útiles escolares y libros, decidí ver quienes eran mis vecinos. Salí, no sin antes avisarle a mi padre, el cual me lo permitió.

El primer apartamente al que fui era el 3B. Toqué la puerta tres veces. Nada. Me fijé en la hora. 12:47 p.m. Toqué de nuevo. Nada. Creí que no estaban, y fui al siguiente apartamento: 3A. Toqué y una mujer, sonaba como una joven, habló que ya venía. Esperé, pensando que sería una niña de mi edad, y al final me abrió una mujer de 26 años con solo una toalla encima.

-Uh, ¿qué quieres, niñito?- me dijo en un tono agresivo.

-Solamente quería ver quienes eran mis vecinos.- Respondí con algo de miedo.

-Esto no es un buen momento. Si quieres estar con chamacos, ve al 3F. Allí hay muchos.

Y dicho esto cerró la puerta instantaneamente. Obedecí a lo que dijo, y fui al 3F. Antes que llegara al lugar, vi a un grupo de tres jovenes saliendo de allí, corriendo de un cuarto sujeto. Casi se lanzan sobre mi, pero logré esquivarlos y, al hacerlo, todos se detuvieron. Me rodearon y me empezé a sentir incómodo, cuando el más grande habló.

-Oigan, creo que hay que darle su espacio.

-Sí, creo que sí.

Se separaron y me dieron oportunidad de moverme.

-¿Y tú quién eres?

-Uh, Alexandro. ¿Y ustedes?

El menor de ellos habló.

-Yo soy Gerard, él es Jonah, el grandote es Ryan y ella es Hilde. Gusto en conocerte, Alexandro. ¿Te perdiste o acabas de mudarte?

-S-Sí, me acabo de mudar aquí, en el 3C.

-Te fregaste. Dicen las leyendas que en el 3C, había una bruja que se podía convertir en insecto, y que ocupaba de la sangre de-

-Gerard, no espantes al pobrecito. Vamos, es su primer día aquí, hay que mostrarle el lugar - dijo Jonah.

Dicho esto, me empezaron a dar un tour por el lugar.

 El edificio en sí tenía habitantes relativamente normales y, siento decirlo, muy estereotípicos: la viejita que es amable con todos, Gertrude; la otra viejita que casi todos creen es bruja, Nami; alguien que tiene dinero para salir casi todos los días pero tiene una gran deuda con el dueño del complejo, un joven llamado Darius; la señora que se queja de todo y hace nada, Katarina; y los niños traviesos, que resultaron ser Ryan, Gerard, Hilde y Jonah, de 13, 16, 11 y 14 años de edad, respectivamente. Al final del día, fui a su apartamento a cenar, no sin antes avisarle a mi padre dónde andaría. 

Su apartamento no estaba nada mal, pero era algo pequeño para ellos tres. Jonah, Ryan y Gerard dormían en el mismo cuarto, mientras Hilde dormía con sus padres en una cama aparte. Se veían que eran algo pobres y, sin embargo, son algunas de las personas más amigables que he tenido la dicha de conocer. La cena fue pescado con arroz (algo raro para mi, pero me dio igual en ese momento), y al finalizar vimos una película, la de "Pequeños Héroes". Estaba algo cliché y tenía más romance del esperado, pero igual no estaba nada mal. Al final, me despedí de ellos y les pregunté a qué escuela iban.

-Hilde va al Colegio Infantil Sir Friderick, mientras que nosotros dos (Ryan y Jonah) vamos a la Secundaria Técnica de Walforde, y Gerard va en el Colegio de Ciencias y Humanidades Sir Yangdo. ¿Y tú?

Con algo de verguenza, al ir en una diferente escuela, logré decir:

-Gran Secundaria Estatal de Sir Yangdo.

-Oh, yo fuí allí - rápidamente dijo Gerard. - Es una buena secundaria en toda honestidad; solamente no te metas en lios y todo saldrá bien. ¿Primer día, no? Bueno, solamente te puedo decir que te hagas amigo de los profesores; valdrá la pena hacerlo, Alexandro.

Con esto, me pude calmar y me retiré.

-Ah, casi lo olvido. Alexandro, yo ya no lo necesito. Tómalo.

Me dió una pequeña medalla.

-Lo sé, es raro que apenas y te conozca y ya te empieze a dar regalos. Sin embargo, creo yo trae poderes más allá de los normales. Me la dió una ex-novia que tuve allí en Sir Yangdo, y siempre me ha ido bien en lo que me he propuesto hacer. No sé si sea suerte, o simplemente sea así de genial, pero creo que es hora de pasarla a otra persona; yo ya le saqué todo el provecho. Después de todo, estos hermanitos que tengo no creen en nada de eso... y aparte la inscripción se les hace muy, um, afeminada.

Dudaba de ello, así que los tres lo confirmaron. Aun así, teniendo dudas sobre si sería buena idea tenerlo, lo tomé. La medalla era negra, con algunos detalles en dorado. Al frente, había una escena... medieval, me parecía: era un caballero (dorado) peleando con un dragon y se podía ver una montaña y la Luna en el fondo de la imagen. Me fijé si tenía una inscripción atrás, o algún compartimiento para una foto. Ciertamente, poseía una inscripción:

No temáis hoy,

tu no te irás astral.

La oscuridad

No te dominará.

"Qué cliché y afeminado suena", pensé en su momento. Sin embargo, me lo quedé, en parte porque era un poquito creyente de esas cosas paranormales, y también por respeto a Gerard.

-Gracias. Bueno, creo que nos veremos... mañana, por la tarde. 

Me despedí de ellos, y me retiré a mi hogar. Mi padre ya estaba durmiendo, así que fuí a mi recamara y me acosté en mi cama. Me levanté, casi olvidando tener que acomodar mis útiles escolares y uniforme para ir mañana. La medalla ya tenía una correa, así que simplemente me la puse en mi cuello y, con ello, me dormí. Solamente me podía imaginar cómo sería la secundaria y si, quizás, estaba Katherine.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2015 ⏰

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