Fantasía sobre dos ruedas.

5.6K 119 6
                                    

Espero atentamente algún taxi que pueda llevarme a casa.

Hace frío por lo que me abrazo tratando de darme calor, froto mis manos y muevo mis piernas.

¿Un poco de calor es demasiado pedir?

Miro la hora en el reloj de mi muñeca que da exactamente las 20:27 de la noche.

La calle está desértica y por lo visto ni un alma en pena se atreverá a pasar por aquí, ya está oscureciendo y decido caminar hasta mi casa, no me queda de otra.

Eso me pasa por vivir en un pueblito, y tu esperando un taxi.

Me reprocho, y emprendo mi caminata. Mi casa está cómo a media hora de aquí.

Son las vacaciones de verano, todos en el pueblo se han ido de vacaciones, incluyendo a mi familia, yo aquí soy la única tonta que se quiso quedar a trabajar en mi nuevo emprendimiento.

El ruido de una moto a la distancia me hizo darme vuelta y buscarla con la mirada.

Al parecer después de todo no soy la única.

La moto pasa lentamente por mi lado  y de reojo alcanzo a ver a un chico, fue rápido, llevaba el casco puesto y unas botas de cuero a juego con su chaqueta del mismo material y color.

Para mi sorpresa, un poco más allá, la moto se detuvo lentamente frente a una tiendita, el chico bajó y pude notar lo alto que era, reviso por el vidrio de la tienda buscando supongo al vendedor.

Cuando llegué hasta a él, no pude evitar hablarle.

—Es verano, ¿si sabes que todos en este pueblo se han ido de vacaciones?

El misterioso chico se volteo hacia mí, se quitó el casco y lo dejó sobre su moto para voltearse a verme.

Santos melones, pero que bueno está.

Su cabello castaño caía por su frente en pequeñas ondas desordenadas, sus preciosos ojos cafés me escudriñaron de arriba a bajo y sus abultados labios esbozaron una pequeña sonrisa ladeada.

—¿Entonces tu que haces aquí?

Santas voces celestiales.

Su voz era profunda y poseía un lindo y sexy acento británico.

Me aclare la garganta despertando de mis pensamientos.

—Yo vivo aquí.

—¿Sola?

—Por ahora sí.

—¿Por ahora?

—Mi familia también está de vacaciones y vivo con ella.

—¿Ellos se fueron de vacaciones y tu te quedaste sola en medio de un pueblito desierto?

Asentí con la cabeza, tratando de no golpearme o golpearlo por recordarmelo.

—¿Siempre eres tan preguntón? —solté en modo acusador.

—Solo cuando algo me interesa—contestó, en un tono bastante serio e inusual.

¿Eso significa que le intereso? o tal vez le interese el pueblo.

Entre tanto me di cuenta de lo boba que me había quedado pensando idioteces.

—¿Y tú que haces en un pueblo como éste, solo y afuera de una tienda que obviamente está cerrada?

—El dueño es mi tío, me pidió que cuidara y manteniera el lugar mientras el no está.

Deliciosas fantasías-Louis Partridge y tu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora